Momias, reliquias, fórmulas mágicas y venenos son algunas de las inquietantes piezas que desde hoy se exhiben en el Antiguo Museo de Brujería, inaugurado en la localidad castellana de Segovia con el objetivo de mostrar una parte del oscuro mundo de la nigromancia.
El museo, ubicado en pleno corazón del centro histórico de Segovia (en el centro de España), muestra una colección de 300 piezas de brujería tradicional de la Europa mediterránea y central datadas entre los siglos XVI al XX, pertenecientes a un coleccionista italiano denominado "Signor Alessandro".
Hasta su llegada definitiva a Segovia, la exposición tuvo carácter itinerante y fue vista en medio centenar de ciudades en España, Italia, Portugal, Holanda y México con un gran éxito de público, según sus promotores.
Alessandro Alviani, responsable de la empresa Grupo Atrox, gestora de la colección, explicó que tras varios años de itinerancia se buscó "una capital que pudiera ser la sede definitiva para el museo, y elegimos Segovia tanto por su historia como por su indudable atractivo turístico".
La elección del edificio que alberga el museo "también ha sido la más correcta, ya que en su sótano se hallaba un antiguo asentamiento judío en el que había varios enterramientos de hombres y niños que huían de la persecución tras la expulsión decretada a finales del siglo XV", indicó.
La muestra tiene como eje argumental el diario del "Signor Alessandro", escrito entre 1930 y 1940, en el que iba relatando las curiosidades, rarezas y hallazgos que hoy forman parte de este museo y que han dado lugar a seis distintos apartados relacionados con el mundo de la magia y la brujería.
Ente las piezas más destacadas se encuentra la cabeza disecada del supuesto vampiro Oktavius Von Bergengruen, así como la legendaria "Piedra del Valle", una estalactita hallada en el noroeste de Italia en 1929, cuya forma se asemeja a la de un cráneo humano agarrada por una mano.
El museo cuenta con una pequeña colección de instrumentos de tortura utilizados por la Santa Inquisición para hacer confesar a los acusados de brujería o bien para ejecutar a aquellas personas condenadas por este delito.
Entre estos elementos se encuentran la "silla inquisidora" -un banco con púas de acero en su asiento en el que se sentaba a los acusados- y un "sambenito" del siglo XVI, túnica con la que se vestía a los reos cuando iban a ser ejecutados después de un auto de fe.
Además, el museo cuenta con una importante selección de venenos, alucinógenos y afrodisíacos utilizados por las brujas en la elaboración de pociones, compuestos en su mayoría por plantas como la mandrágora, la belladona, el cardamomo o la madreselva.
Alessandro Alviani aseguró que el objetivo de este nuevo museo es "mostrar los aspectos históricos y antropológicos de este mundo sin fomentar el aspecto morboso ni truculento". (EFE)