Nosotros: NOS-02
Nosotros
Sergio Torres: el drama en medio del éxito
En la calle ya se escucha el trabajo número 15 del Grupo Cali, que es un boom. En la cima del éxito, Sergio Torres vive el drama de la muerte de su esposa.


El mismo tipo que desde hace 15 años le canta en Santa Fe al amor, a la chica sexi, a las chicas malas, a las lindas historias con los que todos soñamos sonreír alguna vez... está triste. Es que no hay mayor reflejo del alma de una persona que sus propios ojos. Y los de este tipo que está frente al grabador y frente a mí, están tristes.

Es que la noticia que recibió Sergio Torres, la voz del cada vez más exitoso Grupo Cali, ese domingo 25 de agosto sigue doliendo. Ese día, en un accidente automovilístico, perdió la vida "Moni", su esposa.

Acompañado por su amigo y peluquero -en ese orden- Walter Guillén, el "Negro" aceptó charlar un rato con NOSOTROS. Porque fue eso, una charla. Por más que luego se le dio forma de entrevista periodística.

-No sé por dónde arrancar...

-Preguntá lo que quieras, compadre. Para eso vine, porque ustedes estuvieron siempre y porque vos me conocés mucho.

-¿Qué pensás de lo que pasó?

-Pienso que la vida está llena de pruebas y ésta que me está tocando superar es, lejos, la más jodida de todas. En la Biblia se explica que el hombre debe ser como la vara de mimbre: doblarse pero no quebrarse. Siempre elegí esas palabras y las repito ahora más que nunca: puedo doblarme, pero nunca quebrarme. Es que soy el sostén de la casa, siento que soy el parante que va de lado a lado en el techo. Si yo me quiebro, se cae todo.

-Es difícil separar las aguas. Porque cuando decís "se cae todo" es indudable que primero está la familia, pero también está tu gente, el Grupo Cali, los seguidores.

-En parte, por esto que voy a explicar te agradezco que me busques para hacer una nota, ahora que vino la malaria. Anunciaron que a fin de año me retiraba, porque no tenía más ganas. Les digo a todos los que gustan de Cali que voy a cantar hasta que Dios diga basta, o hasta que me dé cuenta de que estoy dando lástima con la garganta. Pero además siento que desde allá arriba alguien me lo pide.

-¿Cómo se llevaba tu esposa con el Sergio Torres cantante?

-Mi primer oyente era mi esposa.

-¿Qué tema te pedía en especial?

-El de Montaner, "Bésame" (allí sólo empieza a tararear "bésame en la boca..."). A cada rato repetía "Vos lo podés cantar bien, dale". Y cuando después todos lo aprobaban, los productores y el público, solamente agregaba un "íMamá sabe!". Yo notaba en los ojos de mi esposa que se embobaba cuando cantaba sólo para ella.

-¿Qué anécdota recordás de los inicios de Cali?

-La incomodidad. Porque viajábamos en una sola camioneta todos amontonados y hoy se puede viajar realmente cómodo.

-Claro, ahora son "profesionales".

-Los músicos siempre nos ponemos incómodos por algo cuando viajamos. La gente te exige todos los días un poco más. Antes, tocar era un hobby. Hoy uno es más profesional. Es que cantamos para vivir también. Por eso cuidamos mucho todo: vestuario, sonido, iluminación, horarios.

-Nombrame a alguien e imaginemos que en esa persona estás agradeciendo a todos los que estuvieron a tu lado.

-En una canción digo que "en las buenas y en las malas, en las penas y alegrías, los amigos de verdad". Fueron muchos los que estuvieron ahí, festejaron y lloraron conmigo. Esa persona que me pedís es Darío Zanco, como persona, ser humano, y en el plano número uno como músico. Es un amigo, un hermano, un padre. Lo estimo, lo quiero, lo amo.

-Ya sé que te quedaste corto...

-Los gestos fueron incalculables. Todos los jugadores de Colón... La última llamada fue la del Chino Aquino. Lo entiendo mucho. Aquí fui uno de sus primeros amigos cuando llegó a Colón. El le decía "Mami" a mi mujer, porque ella le lavaba la ropa y limpiaba su casa. Todo a cambio de nada. Por el valor de la amistad. El "Chino" me dijo dos palabras y se lloró todo... Los privados de la libertad me mandaron cartas y grabaciones. Es increíble, tremendo lo de la gente. Será cierto, entonces, que se cosecha lo que se siembra. Es que siempre fui "el Negro Torres", el de la villa, que nunca se olvidó de sus comienzos.

El final de muchos sueños


-¿Con qué soñaban como pareja?

-Siempre pensábamos en la comodidad de los 5 hijos. La idea era vender la casa para irnos cerca de la ciudad. Nunca soñamos cosas alucinantes, a lo grande. Es que éramos una pareja de perfil bajo. Vivíamos el día. El día que nos preparaba Dios. Siempre decíamos "Si Dios quiere". Porque Dios para cada uno tiene preparado un día. Soñábamos con ver a nuestros hijos bien, sin que tengan que pasar por las necesidades que pasamos nosotros.

-¿Quién te dio la noticia que nunca hubieras querido escuchar?

-Habíamos tocado en Buenos Aires, viernes y sábado. Veníamos por Barranquitas cuando sonó el celular de Darío. Era las 11.20 de ese domingo. Quedás lona, te lo aseguro. Además, la desesperación: no sabía si iba sola, si se había matado alguno de mis hijos, fue terrible. Era la hora en que llevaba a los chiquitos a San Cristóbal a jugar al fútbol.

-¿Qué recordás ahora?

-Soy una persona muy fría y tengo mucho conocimiento de la palabra de Dios. Me extravié 5 minutos, nada más, donde no sabía si bajarme del micro para buscar una respuesta. Allí me preparé para llegar a casa sabiendo el cuadro con el cual me iba a encontrar: los dos más grandes, los tres más chiquititos.

-¿Qué hiciste?

-Bajé como un soldado del micro. Le pedí a Dios las palabras correctas de la terrible realidad que estábamos viviendo e íbamos a vivir. Les dije que necesitaba soldados al lado mío.

-Con este drama familiar en medio del éxito profesional: ¿podés dar fe de que la felicidad total no existe?

-Yo le vivo diciendo a Darío: "La felicidad no es completa, compadre". Pensar que uno se enloquece porque no puede pagar el gas, la luz, cuando te duele la cabeza o una uña. ¿Y con esto, qué hago entonces..?

Capitán de la familia


-¿Y el amor, Sergio?

-Qué linda pregunta. Te voy a contar algo: 20 años estuvimos juntos. Nos sonábamos la nariz juntos, en el mismo pañuelo. Mi mamá era muy amiga de quien es mi suegra, Mirta. Entonces, en la rutina diaria no me di cuenta de que amaba tanto a mi mujer. Es que uno no para: todos los días la peleás, la encontrás, buscás excusas. Pero de algunas cosas no te das cuenta.

-¿Cómo era ella?

-Siempre le dije a mis amigos que yo sin ella no hubiera tenido nada. Nunca hubiera logrado cosas. Estaba detrás mío, me hacía quedar bien siempre. No se olvidaba de nada. Me agendaba todo, me elegía ropa, perfumes, todo. Sin ella, nunca hubiera sido nada. Ahora lo tengo que hacer mejor, porque si no es como que tiro todo por la borda. Te juro que a la persona del mundo que más me odie, no le desearía todo esto.

-¿Cuál es el peor momento?

-Me pongo muy mal cuando se apaga la luz. Llevo la bandera, soy el capitán de mi familia y no tengo tiempo para estar mal. No quiero que me vean mal, menos mis hijos. No puedo enredarme en la telaraña de mis palabras. Se apaga la luz y no encuentro explicaciones. La voy a llorar de por vida. En mis hijos, voy encontrando todos los días partecitas de mi mujer.

-¿Te quedó pendiente llevarla a algún lugar o hacer un viaje?

-(se ríe antes de responder)... Nooo, la gorda quería ir a Alto Verde, a pescar mojarritas. Walter la conoce.

-¿Qué te cocinaba tu mujer cuando te daba los gustos?

-Guiso y huevos fritos, como nadie. Encima cocinaba para un regimiento.

-Te veo por afuera mejor de lo que pensaba, "Negro".

-¿Sabés que todavía no pude volver a cantar totalmente suelto? El show y las canciones me chocaron. Volví en Vera, un jueves, a los diez días del accidente. Nunca canté con un nudo en la garganta. Está lastimada el alma y eso afecta todo.

-¿Lloraste mucho?

-Sí, pero más que Dios nunca nadie me vio llorar a mi esposa.

-Ojalá esta nota sirva a modo de desahogo o agradecimiento, como habíamos acordado cuando hablamos, Sergio.

-Con palabras no voy a poder devolver todo lo que me dieron. A los fans club de Cali, a los privados de la libertad, al plantel de Colón, a la gente de Unión, al "Chino" Aquino, el "Topo" Gigena y al zurdo Vásquez, que día por medio me llama a casa.

Cuando hay sol, todo bien: footing en la Costanera, algo de fútbol con el plantel de Sanjustino, el trabajo en el gimnasio. Así, el día se pasa volando para el "Negro" Torres.

Pero la voz de Cali le teme a la noche. Cuando se apaga la luz y llegan los recuerdos. Porque el tipo que siempre le cantó al amor de todos en Santa Fe, se quedó de golpe sin el propio. Porque hoy a Sergio Torres le falta "... esa negra linda, que lo volvió loco...". La misma "Moni" que lo sigue escuchando, amando y admirando desde el Cielo.

"Cinco razones para no entregarme"


La charla se pierde, entre un poco de agua mineral y gaseosas que gentilmente acercó la gente de El Vagón, justo enfrente de una de las entradas de nuestra casa. La sesión de fotos de la mano de "Lalo" Salva y la compañía inseparable de su peluquero y amigo que es Walter Guillen.

- ¿Qué pensás ahora de lo que pasó?

- Es tremendo el golpe. En un momento, pensé ¿por qué no me tocó a mí? No porque sea guapo, sino porque la mujer es mucho más útil para el hogar, tiene capacidad para hacer cosas de manera independiente. Pero el hombre no. De todos modos, no se me pasó por la cabeza largar todo o dejar de cantar. Además, quiero contar algo: "Tengo cinco razones para no aflojar ni entregarme". Y a esto el Sergio Torres padre de familia lo sabe perfectamente.

- ¿Y el "Negro" Torres cantante como está?

- Peleándola. Y no olvidando nada. Porque para mi esposa fui el mejor cantante. Y es por ello que tengo que cantar más fuerte y bonito que nunca. Desde que ella se fue, tengo allá arriba un Angel que me acompañará siempre.

- Me dijeron muchas veces los tipos que suben a un escenario que el canto o la letra que escuchamos es el reflejo de lo que ustedes viven

- No te mintieron

- Entonces debo preguntarte si tenemos que prepararnos para escuchar un Grupo Cali triste

- No creo que hagamos cosas premeditadas. Uno se tiene que preparar mentalmente para poder cantar. Esta es una prueba jodida para mí. Por los recuerdos, más que nada. Ojalá sea cierto eso que dicen de que el tiempo cura todas las heridas.

¿Sabían que cantó en Los Palmeras?


El anecdotario del "Negro" Sergio Torres es realmente muy rico, porque su amor por la música prendió de chico. Entre pregunta y pregunta, aparecen algunas "perlitas" que conocen sus fans y seguidores pero no todo el público que lo escucha como la voz del Grupo Cali:

-¿Con la garganta sos un privilegiado?

-Sin ninguna duda y se lo agradezco a Dios.

-¿Es pura naturaleza o hubo consultorio también?

-Te voy a contar una linda anécdota. Cuando tenía 16 años, canté en "Los Palmeras" casi un año. ¿No la tenías a ésa, no? (risas...).

-La verdad que no.

-Te sigo contando. Me llevaron para aprender vocalización con Félix Frutos, por decisión de Marcos Caminos. Yo vivía en Villa Hipódromo y recuerdo que había paro de colectivos. Caminaba de la villa donde vivía a la Costanera todos los días. Gracias a Dios, todo ese esfuerzo dio sus frutos.

-¿En qué te das cuenta que todo aquello te sirve hoy?

-En que subo al escenario, con conocimiento y sé muy bien lo que tengo que hacer. No es sólo subir y saber cantar. Imaginate que llegué a hacer ííí12 shows!!!. Sí, doce, aunque no lo crean. Fue un 21 de septiembre, donde arrancamos a las 7 de la tarde y terminamos al otro día a las 9 de la mañana. Para colmo el Día de la Primavera, esa vez, tocó lunes, con lo cual veníamos de estar viernes y sábado con todo.

-...Y la garganta sigue igual de fuerte.

-Soy, en ese aspecto, un privilegiado de Dios. Vos me conocés muy bien. ¿Cuántas veces estuve en "Café con Fútbol"? Todos saben que cuando el grupo hace playback, yo canto igual. Los representantes no lo entienden. Pero a mí me gusta cantar. Soy el "Negro" Torres cuando canto.

Darío Pignata