La nena atacada por un perro regresó por fin a su hogar
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Pamela Romero está de nuevo en casa. Aún sin poder hablar, con sus manitas y sus ojos expresivos saluda a todos quienes la visitan en su casa de San José de Rincón, por cuyas calles tranquilas ya salió a dar un paseo para disfrutar del sol de invierno.
Sus padres, Juan Romero y Valeria Aranda -ambos de 24 años-, no pueden creer que a un mes y medio de aquel terrible episodio hoy su hija esté sobre una bicicleta. La pequeña, de sólo 5 años, había sido atacada por un ejemplar de Bull Terrier, cuando jugaba con otros niños en el patio de una casaquinta vecina. Las mordidas del perro le causaron gravísimas lesiones, principalmente en el rostro, que la pusieron al borde de la muerte.
Los médicos del hospital de niños Dr. Orlando Alassia de nuestra ciudad la atendieron en esos críticos momentos, y luego de dos semanas Pamela fue derivaba al hospital Garrahan de Buenos Aires en una condición estable.
Allí hace unos 15 ó 20 días le practicaron una extensa intervención quirúrgica "que duró como 16 horas", recordó el papá de la nena. "Fue interminable y mi vida entera se me cruzó por la cabeza en esas horas", rememoró Juan al dialogar con El Litoral.
El caso de Pamela estuvo a cargo del equipo médico del Area de Plástica y Quemado, cuyo jefe es el destacado profesional Pedro Dogliotti. El especialista explicó que "era un caso muy complejo", ya que la niña entró con el rostro desfigurado, y faltante de tejido por debajo del ojo, parte de la nariz y de la boca de la hemicara izquierda.
Se procedió a trasladarle tejido de la espalda y del antebrazo a la cara, mediante una técnica microquirúrgica que incluyó la unión de ese tejido con los del rostro. El Dr. Dogliotti se mostró muy conforme con la rápida recuperación de la niña.
La intervención quirúrgica fue encabezada por los médicos Juan Carlos Rodríguez y Gloria Manacero, especialistas en microcirugía y cirugía plástica infantil, respectivamente.
Ahora Pamela sigue alimentándose por sonda y respirando a través de una traqueotomía, y deberá ser sometida a nuevas cirugías dentro de un mes. "Resta abrirle la boca un poco más, sacarle la traqueotomía, acomodarle los tejidos e intentar salvarle la vista del ojo izquierdo que está muy afectado", señaló el profesional, quien mencionó que lo importante es "reconstruirle estéticamente el rostro para que pueda llevar una vida normal".
Anticipó que a futuro, la pequeña deberá someterse a otras operaciones "para ir reacomodándole los tejidos" a medida que su crecimiento así lo requiera.
Los padres de la niña se mostraron profundamente agradecidos con los médicos de ambos hospitales por la atención que dispensaron a su hija, y también con el dueño del perro que la atacó. "Se hizo cargo de todos los gastos y no se separa de nosotros, está en todo momento y hasta nos fue a buscar a Buenos Aires", comentaron.
Desde aquel día, la tragedia entró al hogar de los Romero, y después de largas horas de terapia intensiva y quirófanos, rememoran ese episodio con un poco más de calma. "Estuve con mi hija en todo momento, en todas las curaciones, y llegué a pensar que se iba a quedar sin cara", recordó Juan.
Con otros 3 hijos más que mantener, Juan agradeció que el dueño del perro se esté ocupando de su familia. "Vivimos de las changas que hago, y hace un mes y medio que no me puedo ocupar de otra cosa que no sea mi hija".
"Pame" como la llaman en su casa no se escapa al cuidado de sus hermanas de 10 y 2 años, que la vigilan constantemente y juegan con ella. "A la otra hermanita, de 4 años, le cuesta más verla así y la tuvimos que llevar a la casa de los abuelos", contó Valeria.
Ahora los Romero miran la vida de su hija con renovadas esperanzas. "En el Garrahan hemos visto casos similares, no tan graves como el de Pamela, pero recuerdo, por ejemplo, un chico que fue mordido en la cara y no le quedó ni una cicatriz".
El ánimo de Pamela está "bien", dice su mamá, por ahí decae un poco, después se levanta y anda en bicicleta. "Salvó su vida, y eso es lo que importa", dijo Juan, después de haber elevado tantas plegarias al cielo.