Dos personajes antagónicos
El dramaturgo argentino Roberto Cossa tiene el particular don de crear personajes reconocibles a primera vista. Así sucedió en "La Nona" o "Los compadritos", por citar sólo dos ejemplos de la totalidad de su obra dramática. Es el caso también de "Yepeto" porque vuelve a rescatar en la figura del protagonista a uno de esos personajes con los que todos se han tropezado alguna vez.
En oportunidad del estreno de este montaje el año pasado, sosteníamos en nuestras páginas que el protagonista es un culto profesor de literatura, enamorado de una de sus alumnas. Su oponente es el novio de ella, un joven dedicado al mundo del deporte, un poco tosco pero de buenos sentimientos. Se enciende entonces la chispa del enfrentamiento, con un permanente juego de contrarios. Habrá un impacto mutuo y modificación del carácter y hasta de la vida de ambos. En otros términos, es una comedia virada al drama con inteligentes diálogos de efecto inmediato y con personajes protagónicos en estado de antagonismo existencial.
La pieza de Cossa es síntesis perfecta al dibujar el esquema de encuentro, choque, asperezas y progresivo descubrimiento de esos dos personajes con marcadas diferencias. El texto permite reflexionar asimismo sobre la miseria y el orgullo humano en el contexto de un tiempo injusto.
La puesta en escena de Rubén Clavenzani se carga de una energía especial porque el director plasma con agudo sentido teatral la relación entre los dos personajes. Moviliza permanentemente a los actores y logra un muy buen trabajo, porque sabe estructurar los mecanismos necesarios para que las acciones propuestas por el autor, que incluyen un esforzado accionar físico, se definan con claridad.
Clavenzani enriquece los elementos que tiene el texto cossiano, los hace incluso más teatrales y menos literarios. Acentúa todos los miedos que padecen los personajes: a la responsabilidad, al amor e incluso al sexo. El director se apoya para el logro de su trabajo en los actores. Quique Mailler es el perfecto profesor, a partir de una interpretación precisa en la que se destaca el buen manejo de la voz. Es bienvenido el debut de Leandro "Coco" González en un rol protagónico de responsabilidad, que el actor resuelve con indisimulable entrega. La famosa escena del desnudo está estéticamente bien cuidada. Es correcta la escenografía de Alfredo Godoy Wilson y suma aciertos la música original de Luis Barbiero.
El espectáculo cuenta con escenografía de Alfredo Godoy Willson, música original de Luis Barbiero interpretada por David Coudenhove (violín), Tito Caramagna (bandoneón), Leo González (guitarra), Celina Federik (piano) y Fernando Silva (contrabajo). La planta de iluminación es de Agustín Clavenzani, las fotografías pertenecen a Vicente Vicentín y el diseño gráfico es de Mauricio Milano. El equipo de producción está integrado por Virginia Portero, Cintia Gómez y Natalia Sivulsky y como asistente técnico se desempeña Francisco Clavenzani. La dirección general y puesta en escena son de Rubén Clavenzani.
Roberto Schneider