En un partido disputado en la agradable tarde de la víspera en la capital neuquina, el Seleccionado de la Unión Santafesina de Rugby venció a su par de la Unión del Alto Valle por 17 a 13, consagrándose campeón del
Lo hará junto a las Uniones que actualmente son las más poderosas del espectro nacional: Tucumán, Cuyo, Buenos Aires, Córdoba, Salta, Rosario y Mar del Plata, que ayer logró mantener la categoría.
Desde el inicio quedó en claro que el representativo de la región que aglutina a las instituciones de Río Negro y Neuquén sería un adversario de real fuste, que además estaba ante un posibilidad histórica, ya que nunca antes el rugby de esa región argentina poseyó semejante oportunidad.
Por ello no extrañó el mejor comienzo de los locales, quienes lograron predominar sobre todo desde el punto de vista territorial; a lo que podría sumarse cierta supremacía en el control de la pelota.
Sin embargo, en una de las primeras situaciones de las que dispuso, Santa Fe rubricó a través del potente Ignacio Alejandro Haeffelli una jugada de buena confección, que con el posterior goal de Gonzalo Moleón estableció el 7 a 0 parcial.
Esto no hizo más que insinuar un reacomodamiento visitante, lo que direccionó al trámite hacia un marcado equilibrio. De tal forma que tampoco asombró el segundo ensayo "celeste", ni el posterior drop de Gregorio Favre, que estiraron las diferencias de la etapa a un nítido 17 a 7, ya que los anfitriones habían descontado a través de su único try convertido.
Como era previsible, el equipo valletano denotó una reacción sustentada con mayor ímpetu que argumentos, la que desde el principio fue controlada por la solvente defensa santafesina.
Aún en medio de la dificultad impuesta por el hecho de tener que jugar con un hombre menos durante diez minutos, debido al
A todo esto los neuquinos-rionegrinos descontaron merced a dos penales consecutivos, que lógicamente estrecharon el marcador al 17 a 13 que, a la postre, sería definitivo.
En los momentos de mayor apremio, Santa Fe revalidó su entereza, aguantando estoicamente el aluvión de su bravío adversario. Sobre todo en los casi siete minutos de descuento otorgados por el referee porteño.
Luego, con el pitazo final, sólo hubo margen para el festejo pletórico de los integrantes de un grupo que sin lugar a dudas merecía alcanzar un objetivo tan importante.
Por la coherencia impuesta a lo largo de un proceso que lleva varias temporadas; por la entrega denotada por el plantel y sus conductores; y por la humildad con la que afrontaron la difícil misión de efectuarle a la Unión Santafesina de Rugby, el regalo más preciado en el año de su cincuentenario: ascender a la categoría principal del rugby argentino.
El match se disputó en el Neuquén Rugby Club, ante un muy buen marco de público, con el referato del porteño Leonardo Borghi.
En medio del festejo, el titular de la Unión Santafesina de Rugby,
Con la distensión que otorga el reparador baño previo al tercer tiempo final, tras el desgaste que provoca el stress de la conducción (casi a la par de sus dirigidos),
Iniciando el análisis de la final, expresó: "Hemos logrado un objetivo que buscamos con mucho esfuerzo, aunque no de la manera deseada, porque no logramos desplegar nuestro juego. Sin embargo, lo hicimos con la satisfacción de que se alcanzó en base a un sacrificio enorme".
Luego, señaló que "Sabíamos que había que desactivar a un equipo que estaba motivadísimo, ya que tenía ante sí una ocasión histórica. Logramos controlarlos, pese a que ellos arrancaron mejor; luego, a partir de los tries, todo entró en un marcado equilibrio. Lamentablemente, las imperfecciones conspiraron con nuestra posibilidad de haber podido definir el partido mucho antes".
Después, enfatizó orgulloso que "el equipo mostró un tackling
excelente y tuvo muchísima actitud y orden, elementos que sin dudas resultaron clave en los momentos más difíciles".
Cuando la conversación atravesó este feliz presente para imaginar el futuro,
Para el cierre, señala "el reconocimiento para quienes tanto dieron por el fortalecimiento del grupo. Partiendo de los jugadores, que son los grandes protagonistas, y en especial, de aquellos que pese a que jugaron muy poco, o bien quedaron marginados del torneo, jamás dejaron de apoyarnos."
Luego nombra a "Rolando Martin, cuyo desinteresado aporte resultó vital, desde el punto de vista que se lo analice. También para los restantes entrenadores (Raúl De Biaggio y Héctor Salva) y para Juan Pablo Poletti, que tanto entregó cuando desempeñó esa función el año pasado".
Finalmente, agradeció "a los colabores, partiendo del Dr. Rolando Echagüe, quien cumplió en forma impecable una misión (manager) que a veces no es valorada convenientemente".
César Miño