Los principales líderes mundiales, casi sin excepción, expresaron emoción y tristeza después de la muerte del Papa Juan Pablo II, artesano de la paz y la reconciliación, y reconocido en forma unánime por su coraje y su determinación.
Uno de los primeros en reaccionar, el mismo sábado, fue el presidente estadounidense George W. Bush, quien destacó el papel del Sumo Pontífice en la lucha contra el comunismo. "La Iglesia católica perdió a su pastor y el mundo a un defensor de la libertad humana", destacó.
"Profundamente triste", el secretario general de la ONU, Kofi Annan, alabó la memoria de un "infatigable abogado de la paz".
El presidente ruso Vladimir Putin saludó "una figura excepcional de nuestro tiempo, a la cual está asociada una era entera".
El primer ministro israelí Ariel Sharon saludó la memoria del fallecido Papa Juan Pablo II, a quien llamó "hombre de paz", y presentó sus condolencias a los cristianos de todo el mundo.
"En nombre del pueblo de Israel, quiero expresar mi pena y (...) y sumarme al duelo de millones de cristianos", declaró Sharon al iniciarse la reunión de gabinete. "Era un hombre de paz, un amigo del pueblo judío, que reconocía su singularidad y que obró por la reconciliación de los pueblos", añadió.
Sharon recordó que el Vaticano, bajo Juan Pablo II, estableció relaciones diplomáticas con Israel en diciembre de 1993.
El presidente francés Jacques Chirac evocó un "Sumo Pontífice excepcional" que "no cesó de mostrar a todos los hombres y a todos los pueblos el camino de la concordia, de la solidaridad y de la libertad".
La reina Isabel II de Inglaterra expresó su "profunda tristeza" y el primer ministro Tony Blair lamentó la pérdida de "un hombre notable".
El gobierno chino presentó oficialmente sus condolencias por la muerte del Papa Juan Pablo II, con el deseo de que las relaciones entre Pekín y el Vaticano mejoren bajo el próximo pontificado. China y el Vaticano no sostienen relaciones diplomáticas desde hace medio siglo, pues la Santa Sede reconoce a Taiwan.
El premio Nobel de la Paz y jefe histórico del sindicato Solidaridad, Lech Walesa, consideró que el pontificado del Papa Juan Pablo II puso fin "a una época de reparto" de Europa y abrió la vía a la Unión Europea ampliada. "Queda ahora por saber cómo utilizaremos esta gran obra para no desaprovecharla", agregó. Walesa se convirtió una persona cercana a Juan Pablo II luego del nacimiento del sindicato Solidaridad en agosto de 1980.
EFE