AFP
Roma se prepara para recibir a medio millón de peregrinos y a delegaciones oficiales del mundo entero, especialmente de Alemania, tierra natal del Papa, para la misa que marcará el inicio del pontificado de Benedicto XVI.
Como ocurrió en los funerales de Juan Pablo II, las autoridades municipales han elaborado un dispositivo especial de seguridad y de transporte para que la ciudad no se colapse.
"Roma se prepara con serenidad para otra prueba extraordinaria. Una vez más, contamos con el civismo y la gran generosidad de los ciudadanos", explicó el alcalde de la capital italiana, Walter Veltroni.
Según los cálculos de las autoridades locales, medio millón de peregrinos, 100.000 de ellos alemanes, llegarán a la ciudad eterna para asistir a la primera misa del nuevo Papa: el alemán Joseph Ratzinger, de 78 años elegido el martes pasado después de un breve Cónclave de 24 horas y que tomó el nombre de Benedicto XVI.
Entre las personalidades esperadas, destaca la importante delegación de Alemania, el país natal del nuevo Papa, encabezada por el canciller Gerhard Schroeder y el presidente Horst Koehler y que también incluirá al hermano mayor del Pontífice, Georg Ratzinger.
También viajarán a Roma los reyes de España, Juan Carlos y Sofía, y los presidentes colombiano Alvaro Uribe, paraguayo, Nicanor Duarte, y salvadoreño, Elías Antonio Saca, además de Jeb Bush, gobernador de Florida y hermano del presidente estadounidense, George W. Bush.
Como había prometido, el presidente argentino Néstor Kirchner, que no participó en los funerales de Juan Pablo II, acudirá a Roma en un intento de normalizar sus relaciones con el Vaticano, enturbiadas por la exoneración por parte del gobierno del obispo castrense Antonio Baseotto que realizó duras declaraciones contra un ministro.
No obstante, la presencia de delegaciones oficiales será mucho menor que durante los funerales de Juan Pablo II. Todos ellos serán recibidos por el nuevo Papa tras la ceremonia.
Esta misa marcará oficialmente el inicio del pontificado de Benedicto XVI que recibirá en la ceremonia dos de los signos visibles de un Papa: el palio o larga estola que se usa en las celebraciones y su propio anillo del Pescador, que representa a San Pedro echando las redes.
Los responsables de seguridad no descartan que Benedicto XVI decida sorprender a los fieles paseando entre la multitud después de la misa que se celebrará mañana en la plaza de San Pedro.
Después de la experiencia de los funerales de Juan Pablo II, el pasado 8 de abril, las autoridades romanas han organizado un dispositivo de seguridad idéntico en aeropuertos, estaciones de tren y autobús.
El espacio aéreo sobre la capital permanecerá cerrado desde el domingo al amanecer hasta primera hora de la tarde y el aeropuerto civil y militar de Ciampino no recibirá vuelos regulares ni el sábado ni el domingo para recibir a los aviones oficiales.
"Trabajamos para que el nivel de eficacia se mantenga. Para la ciudad es un motivo de gran orgullo", aseguró el alcalde.
Como ocurrió en los funerales de Juan Pablo II, los fieles y ciudadanos de Roma podrán presenciar la misa en pantallas gigantes instaladas en diversos puntos de la ciudad.
Por último, se prevé que los fieles aprovechen también su presencia en el Vaticano para acercarse hasta la tumba del fallecido Juan Pablo II, en la cripta de la basílica de San Pedro, que ha sido visitada por miles de peregrinos en los últimos días.
El cardenal español Julián Herranz, prefecto del Consejo Pontifico para los Textos Legislativos, considera que la cuestión de los divorciados católicos casados de nuevo deberá ser "necesariamente" abordada por la Iglesia en un futuro para dar una respuesta a las expectativas de los creyentes.
En una entrevista que hoy publica el diario romano La Republica, el cardenal Herranz define como un tema "delicado" la exclusión de la administración de los sacramentos que las reglas vaticanas imponen a los divorciados que se casan de nuevo por el rito civil.
Un avión radar Awacs, cazas y helicópteros patrullarán el cielo de la ciudad de Roma. En total, 7.000 agentes de las fuerzas de seguridad serán movilizados y 2.000 voluntarios ayudarán a conducir a los peregrinos hasta la plaza de San Pedro, repartirán agua y servirán de intérpretes. Ocho puestos médicos, 60 ambulancias, un centenar de médicos, entre 200 y 300 enfermeras a los que se sumarán 500 voluntarios se ocuparán exclusivamente de las urgencias sanitarias.
Georg Ratzinger, hermano mayor del Papa Benedicto XVI, llegó hoy al mediodía a Roma para participar en la misa de entronización del pontífice el domingo, informó la prensa local.
Ratzinger, que tiene 81 años y también es sacerdote, fue aplaudido por numerosos pasajeros a su llegada a Roma, donde fue recibido por Ingrid Stampa, ama de llaves del nuevo Papa, y por el Nuncio Apostólico Alain Paul Lebeaupin.
Como se recordará, el día en que se conoció la noticia del nombramiento de Benedicto XVI su hermano se desmayó frente a su televisor, en Alemania.
Benedicto XVI desilusionó hoy a los cientos de periodistas hispanos presentes en la audiencia a los medios de comunicación que han seguido la muerte de Juan Pablo II y su elección, al hablar en italiano, alemán, francés e inglés, pero no en español, la lengua que habla la mitad de los católicos de la Tierra.
Los cientos de periodistas españoles y latinoamericanos presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano expresaron su desilusión y tristeza, aunque se mostraron convencidos de que Benedicto XVI tendrá que hablar en español inmediatamente, tal vez mañana, durante la misa solemne de inicio de Pontificado, o como muy tarde el miércoles.
Y es que ese día es el tradicional de las audiencias públicas del Pontífice, a la que acuden peregrinos de todo el mundo, entre ellos miles de españoles y latinoamericanos.