EFE
El Consejo de Europa abrió hoy su III cumbre en Varsovia con el objetivo de ratificar tres nuevas convenciones -contra el terrorismo, la corrupción y el tráfico de seres humanos- y marcar las líneas futuras de la mayor, más antigua y también de más difícil manejo entre las instituciones europeas.
Los jefes de Estado o de gobierno -o, en su lugar, los ministros de Exteriores- de los 46 Estados miembro iniciaron sus sesiones bajo el título de "unidad europea, valores europeos" y con el desafío de dar cohesión y eficacia al Consejo, garante del respeto de los derechos humanos en Europa.
"Debemos velar por la eficacia y el control jurídico de los valores que defendemos", dijo el titular de Asuntos Exteriores francés, Michel Barnier, representante de uno de los diez países que fundaron la organización, en 1949, sobre las cenizas de la II Guerra Mundial, como recordaron varios de los oradores.
Francia confía en el futuro de la organización, que entretanto engloba a casi todo el continente, pero cree que es necesario un acercamiento al ciudadano, puesto que "no debemos cometer el error de construir una Europa para los ciudadanos, pero sin ellos", añadió Barnier.
El ministro francés fue uno de los responsables de Exteriores que acudió a la cita de Varsovia en lugar del jefe de Estado de su país, debido a que el presidente Jacques Chirac se encuentra concentrado en el proceso de ratificación del Tratado constitucional de la UE, que será sometido a un referéndum en Francia el 29 de mayo.
También disculparon su ausencia el presidente ruso, Vladimir Putin; el primer ministro británico, Tony Blair; el jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, entre los representantes de los grandes países de la UE.
El núcleo duro de representación presidencial vino del antiguo bloque del Este, incorporado al Consejo en la última década y media, entre los cuales hubo una clara llamada de ayuda a los socios occidentales en apoyo a sus respectivos procesos democráticos.
Polonia sabe "por experiencia y tradición" la importancia de la ayuda de los países plenamente democráticos en su proceso, dijo el presidente del país y anfitrión de la cumbre, Alexander Kwasniewski, quien se refirió al papel del fallecido Papa Juan Pablo II en el camino del pueblo polaco hasta la democracia.
El Consejo de Europa debe apoyar y ayudar las ansias democráticas de la población "ahí donde se encuentren", afirmó el jefe de Estado polaco, para pasarle el relevo al de Ucrania, Víktor Yuschenko.
Éste, tras agradecer en nombre de los "millones de ucranianos" el apoyo tanto polaco como del resto del mundo democrático a la "revolución naranja", hizo hincapié en que la nueva Europa que ahora se construye debe asentarse sobre las bases de la igualdad de condiciones para todos sus miembros.