Confusión y rebelión en Pentecostés laborable

La confusión fue la gran protagonista hoy, el primer lunes de Pentecostés laborable en Francia con una actividad notablemente reducida, que confirmó la rebelión contra el establecimiento de una jornada de trabajo no remunerado para financiar un plan de ayuda a ancianos y minusválidos.

La llamada "jornada de solidaridad", adoptada por ley, fue impulsada por el gobierno conservador de Jean-Pierre Raffarin, a raíz de su criticada gestión de la canícula de 2003, que mató a casi 15.000 personas, en su mayoría ancianos.

Las convocatorias de huelga en los transportes urbanos de 89 ciudades de todo el país se tradujeron en una circulación casi nula de colectivos, tranvías o metros en Estrasburgo, Lille o Burdeos, mientras que la situación era cercana a la normalidad en otras como París: sólo en tres de las 14 líneas de metro había menos frecuencia de convoyes y en dos de las seis de trenes de cercanías.

Las huelgas de los controladores aéreos y de otros colectivos en los aeropuertos acarrearon anulaciones de vuelos (se tenía noticia de siete cancelados con España por la mañana) y muchos retrasos, sobre todo para los aviones con salida desde París, Marsella o Niza.

Las convocatorias de paro contra esta jornada de trabajo no remunerado afectaba a otros servicios públicos como la enseñanza, correos (uno de cada tres empleados en huelga), la administración (sólo la mitad de los funcionarios en el Ministerio de Sanidad, por ejemplo) pero también a grandes empresas del sector privado que habían decidido trabajar normalmente, como Total, PSA o Carrefour.

Otras, en previsión del caos que se ha confirmado, habían optado por mantener cerradas sus puertas y descontar a sus asalariados un día libre, y algunas (como TF1, Shell o Merck) les dieron fiesta sin ninguna contrapartida.

El hecho es que desde primeras horas de la mañana la circulación dentro de las ciudades era muy inferior a la de un día laborable normal, aunque superior a la de un festivo, y el ministro de Sanidad, Philippe Douste-Blazy, admitió "momentos un poco difíciles" en la aplicación del carácter laborable de la jornada.