Nancy Balza
Juan Carlos Liotta es médico psiquiatra y médico legista, y su opinión sobre los psicofármacos es precisa: "Son, ni más ni menos, que una excelente herramienta en manos del especialista", y la utiliza para diferenciar al "inescrupuloso", figura en la que engloba "al comerciante que vende sin recaudos y al médico que dispensa y prescribe de manera irresponsable".
En la edición de ayer, dábamos cuenta del aumento en la venta de remedios para la depresión y el insomnio, en base a datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, que se confirman también en esta ciudad.
También se incrementó la consulta a especialistas en salud mental (ver aparte), sea porque las obras sociales admiten esta práctica, porque la decisión de recibir atención genera menos prejuicio o porque cada vez se hace más necesario el auxilio de un profesional.
Sin embargo, la medicación tiene una función concreta. "Todos los psicofármacos se deben vender bajo la prescripción de doble receta, por vía de un especialista", afirmó Liotta, pero "es cuestión de andar de noche y ver los comercios que venden a los chicos fármacos de los más diversos".
Para el médico queda claro entonces que "es el psiquiatra quien debe recetar un psicofármaco", cuya indicación tampoco puede ser general ni arbitraria, sino después de evaluar al paciente y confirmar la necesidad de ese apoyo químico al que Liotta define como una "prótesis" que, si es posible y no se trata de afecciones más graves, puede ser retirada.
Para Liotta, es claro que aumentó la venta de psicofármacos, y con ello se favorecen los laboratorios internacionales y nacionales, "y no sería malo que hagan un buen negocio si se están empleando bien las cosas". En su análisis, la prescripción también aumentó "porque al psicofármaco lo prescribe cualquiera, hasta el farmacéutico que a veces lo vende sin receta cuando se trata de cuestiones más comunes". Pero aumentó además porque "hay más gente que accede a los términos de la salud mental. Porque hay mayor conciencia y se ha ido desvaneciendo el prejuicio en los médicos -que integra más al cuerpo y al alma- y en la población en general".
Los psicofármacos son "una herramienta preciosa que hay que usar en su medida justa y necesaria", insistió luego y a modo de ejemplo consideró el tema de los antidepresivos. "Son fármacos muy nobles diseñados en función del esquema neurológico, que actúan sobre receptores concretos". "En manos del especialista -explicó- hay diversos métodos para saber cuál es la molécula más apropiada".
En el caso de los ansiolíticos, cuya prescripción "también tiene que estar en manos de un experto", evaluó que "pueden crear adicción". "En general, bajan la ansiedad y la angustia, y tienen una duración media en el tiempo de acción. En algunos es más corta y en otros más larga. Los más riesgosos son los más cortos, porque para obtener los mismos efectos hay que consumir más".
Nuevamente aparece la figura del especialista para decidir. "En la práctica clínica encontramos que hubo automedicación, o prescripción trucha por vía del comercio o irresponsable por parte del clínico. Y encontramos pacientes que hace 25 años que toman el ansiolítico y están adictos, adheridos a ese psicofármaco".
El Colegio de Psicólogos relevó un incremento en la consulta del 18,24 % entre 2003 y 2004, de acuerdo con las obras sociales con las que trabaja la institución, que son alrededor de 13 ó 14. Sólo en el segundo semestre del año pasado hubo más de 6.000 consultas psicológicas.
En general, las obras sociales admiten que en los últimos años se incrementaron las consultas psicológicas y psiquiátricas, como también la cantidad de profesionales que se anotan en el listado de prestadores.
Desde una prepaga consultada por este diario, se informó que la mayoría de los diagnósticos coinciden en depresión y ansiedad. Una obra social gremial también consignó una mayor demanda por esa atención en los últimos tres o cuatro años, y señaló que hay menos prejuicios para asistir a una consulta con un especialista y menos temor a admitir que se necesita ayuda.
Desde otra prepaga se relevaron los últimos seis años para concluir en que hubo un incremento en prestación tanto de psicología como de psiquiatría. La patología que ha presentado una variación significativa en estos años ha sido los trastornos de ansiedad, incluyendo trastorno obsesivo compulsivo (TOC), ataques de pánico, crisis de angustia, trastornos de ansiedad generalizada, fobias específicas e inespecíficas. Se amplió la demanda de atención entre los hombres y, progresivamente, se incrementaron casos de TOC en mujeres y su manifestación a una edad más temprana.