Por Teresa Pandolfo
Esta semana, integrantes del gobierno mantuvieron reuniones de primer nivel en Buenos Aires. Primero fue con el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y luego con el propio presidente de la Nación, Néstor Kirchner, oportunidad en que Jorge Obeid trasladó la inquietud de la Bolsa de Comercio de Santa Fe sobre un conjunto de obras y emprendimiento que el Gran Santa Fe requiere para superar su situación de postración y/o retroceso.
Vayamos por parte. En el encuentro con Lavagna se plantearon cuestiones relacionadas con la administración, pero también temas vinculados con el sector productivo. Por un lado, la búsqueda de un criterio más permanente respecto de la distribución de la Cuota Hilton y, por el otro, conocer el alcance de la política de promoción de inversiones.
Dentro de este gran tema, se analizó la posibilidad de que la automotriz General Motors fabrique un nuevo modelo para la exportación y el mercado interno en el complejo de Alvear, en el Gran Rosario.
La compañía habla de una inversión de 1.000 millones de pesos y de la producción de unas 100.000 unidades para lo cual prevé, de llevarse adelante el proyecto, la incorporación de 1.000 puestos laborales.
Esta descripción se parecería demasiado a una novela rosa si no se consignara que, como contrapartida, la firma norteamericana busca un conjunto de medidas promocionales y, fundamentalmente, el financiamiento de 600 de los 1.000 millones de inversión, por parte de bancos locales, y una tasa subsidiada.
De no responder a esta demanda, el modelo se fabricará en otro país donde la compañía cuente con planta de producción.
Economía proyecta apoyar decididamente tres sectores industriales: automotor, biotecnología y la industria del software. Por lo tanto, a Lavagna le interesa la propuesta de un nuevo modelo en la Argentina.
Esta periodista no tiene todavía opinión formada sobre si el Estado argentino nuevamente debe subsidiar a GM. Lo hizo en oportunidad de su radicación y esa iniciativa fue entendida y apoyada: la empresa se localizaba en la provincia. Sin embargo, ahora habría que evaluar cuáles van a ser los otros beneficios concretos a obtener frente a este esfuerzo de financiamiento que saldrá del bolsillo de los argentinos.
Fue acertada la posición de la provincia de llevar adelante el análisis del tema con la Nación. La semana próxima habrá una reunión con el secretario de Industria del equipo de Lavagna. Posiblemente, sea esa área la que considere íntegramente el proyecto industrial. ¿Qué significa construir un nuevo modelo localmente? ¿En qué proporción las autopartes de ese vehículo serían de origen nacional? ¿Qué efecto tendría, entonces, sobre las autopartistas argentinas, muchas de las cuales están ubicadas en el territorio santafesino? Y así podríamos seguir interrogándonos sobre otros aspectos.
Negarse a una posibilidad o perder una oportunidad resulta desde todo punto de vista una tontería. Pero debe demostrarse que es una oportunidad y no sólo en función de nuevos puestos laborales de GM, porque se sabe que a veces éstos resultan temporarios.
Entonces, se podría decir que hasta ahora el criterio del gobierno ha sido acertado: la decisión en cuanto al financiamiento debe ser nacional y la negociación previa a esa determinación, llevarse a cabo en forma conjunta.
Actualmente, las posibilidades de la Argentina pasan por la especialización, el acceso a nichos en los que podamos ser competitivos y marcar una diferencia. En este orden de ideas, las Pymes -fundamentalmente tecnológicas- tienen mucho que aportar. Hacia dónde debe orientarse la promoción del Estado, es una decisión en la que Argentina no puede equivocarse.
Dirigentes de la Bolsa de Comercio de Santa Fe llevaron recientemente su inquietud al gobernador Jorge Obeid por el retroceso que muestra la ciudad, ante la falta de un proyecto productivo, o de un conjunto de iniciativas, que la coloquen en otro escenario para las inversiones.
No es la primera vez que la institución bursátil plantea la temática al gobierno de Obeid -antes lo había hecho con Carlos Reutemann- y ha sido la principal impulsora del proyecto de reconversión del puerto y su traslado a la red troncal del río Paraná.
Pero también para esta medida se necesita el concurso de la Nación: más calado y un paquete de obras que complementen el emprendimiento.
Al presidente se le mostró una cartografía satelital en la que se identificaron las obras requeridas: accesos, un segundo puente carretero Santa Fe-Santo Tomé; la construcción del aeropuerto, más la nueva circunvalación por el empalme San Carlos, hasta llegar a la ruta 70, entre otras.
Kirchner se interesó en el dossier preparado por la Bolsa de Comercio e inmediatamente indicó realizar una reunión para la semana próxima con el secretario de Obras Públicas de la Nación, José López, y el coordinador del Ministerio de Infraestructura Federal, Pablo Abal Medina.
Los gobiernos nacional y provincial deben comprender que Santa Fe requiere de una fuerte corriente de inversión pública para que pueda cambiar su situación. Ignacio Hintermeister, corresponsal en Buenos Aires de El Litoral , ha informado sobre la existencia, en el Gran Santa Fe, según datos del Indec, de más de 76.200 menores de 14 años ubicados bajo la línea de pobreza. Casi 32.000 de ellos, se encuentran en la indigencia.
De este estado de retroceso se sale con puestos de trabajo genuinos y para ello es necesaria la infraestructura que consoliden su posición estratégica de Santa Fe, como nodo de comunicaciones y transporte. Hace años que se reclama el calado a 28 pies hasta el puerto local y desde hace años, también, que se demanda continuar la hidrovía hacia el norte.
El desarrollo implica ideas, decisión política e inversión pública y privada. No entenderlo a tiempo sería ser cómplices de la caída, ya sin retorno, de la ciudad. La Bolsa ha concretado su propuesta; la bocha ahora la tiene el gobierno.