Contar y escuchar cuentos para acercar los niños al libro
Lorena Menaker
Desde el año pasado, se vienen instrumentando desde el Ministerio de Educación provincial (MEC) y nacional distintos programas tendientes a la promoción de la lectura. En este sentido, la jefatura de Educación Inicial del MEC desarrolla en su área el proyecto específico de Promoción de la Lectura en el Nivel Inicial.
En el marco de esta propuesta se realizan desde el año 2004 actividades de narración oral y talleres para docentes y padres en diferentes instituciones educativas, así como en el Hospital de Niños y la Casa Cuna.
Según explicó la jefa de Educación Inicial, Prof. Nancy Francalanza, esta propuesta de interacción lingüística "es otra forma importante de revalorizar la lectura, la narración, la creatividad, la escucha y el uso de la palabra como expresión de libertad". Agregó que es justamente al niño de edades muy tempranas "al que se le debe habilitar estos espacios, donde la oralidad -acompañada por una atmósfera apacible y de placer-, recobre el lugar legítimo que a veces no se promueve desde diferentes lugares porque discursos superficiales y masificados en los que no tienen cabida los valores esenciales, invaden la vida de los niños".
En una de las distintas instancias de la propuesta destinada al nivel inicial, la escritora y narradora Alicia Barberis estuvo presente en el Jardín de Infantes N° 73 Nélida Bonete, escuela Simón Bolívar y el Caf del barrio Centenario con un espectáculo de "Animación de la Lectura".
"Fui a contar cuentos a chicos de 3, 4 y 5 años y primer ciclo de la escuela primaria. El espectáculo tiene una estructura teatral, pero consiste fundamentalmente en narración oral", comentó la escritora. "La idea es hacer palpable la relación entre el cuento y el libro, es decir, que los chicos comprendan que los cuentos que se narran vienen de libros, para incentivar la lectura y el acercamiento a este tipo de actividades", agregó.
Barberis insiste en la importancia de este tipo de experiencias para los más pequeños: "Tenemos que recordar lo que a nosotros nos pasaba cuando éramos niños, el modo en que nos deslumbraban aquellas historias por la forma en que nos lo contaban".
Sostiene que la vivencia de que alguien nos cuente un cuento es "mágica", y más maravilloso aún para los niños "saber que ese cuento salió de un libro, que esa magia está contenida en un par de páginas".
La escritora comentó que viene trabajando desde hace años en talleres con chicos de distintas realidades sociales y económicas, incluso con los de una profunda marginalidad, quienes no tenían contacto con los libros: "Yo les contaba cuentos. Cuando terminaba les mostraba el libro de donde lo había sacado y todos se iban inmediatamente a buscarlo para mirarlo, aunque no tuvieran dibujos y aunque no supieran leer".
Esto es lo que le permitió a Barberis dimensionar la relevancia de este tipo de trabajo: "Yo pasé por distintas etapas en la narración: contar desde una perspectiva teatral (incorporando títeres, por ejemplo) a narrar con la palabra despojada, contar por contar sin relación con la literatura; con ese trabajo fui descubriendo lo importante que es relacionar el cuento con el libro".
Recalca la necesidad de la transferencia generacional de la lectura, y no sólo del modelo lector "del papá leyendo", sino del padre involucrado con el niño en el proceso de la lectura, "espacio que uno puede generar al apagar la televisión un rato, lo que no implica dejar de lado la computadora, el chat o la televisión, porque no se puede educar a un niño fuera de este contexto. Pero si generamos media hora por día apagando la televisión para contar cuentos o hacer una lectura grupal, generamos ese contacto afectivo que vincula de otra manera a los sujetos entre sí, y a ellos con el libro".
El año pasado se aprobó el proyecto de promoción de la lectura en el MEC, una de cuyas instancias se centra en la narración oral, marco en cual se realizaron las actividades con el nivel inicial.
Se prevé la continuidad de las actividades para el presente año con capacitación para los docentes en torno a la promoción de la lectura y de la narración oral.
En una nueva etapa se trabajaría específicamente con actividades para el nivel inicial en la Región IV de Educación, ampliándose el año próximo al resto de las regiones de la provincia.
"Si se cortara la luz, lo único que quedaría serían los libros y la narración oral". La escritora Alicia Barberis imagina una situación hipotética donde sólo quedase el recurso de la lectura y la oralidad como modos de transmisión del saber y de la historia.
"A los niños les interesa mucho conocer cómo era la vida antes, qué travesuras hacíamos nosotros cuando éramos chicos. Si como adultos tomamos estas demandas, vamos a colaborar en la posibilidad de que ellos puedan expresarse oralmente", sostiene Barberis.
Comentó que uno de los graves problemas que se reiteran en los talleres con adolescentes es la dificultad que tienen para expresarse oralmente: "Quieren contar algo y no tienen vocabulario, no tienen las palabras, no tienen las estructuras. Y yo te aseguro que el cuento da esas estructuras".
Lo dice por experiencia. En una escuela marginal, contó un cuento (en un taller) a una nena una sola vez; al año siguiente se encontró con la hermanita de la niña, quien le contó el cuento. "Sin haber hecho en esa actividad ningún tipo de análisis (trabajar con los chicos sobre los personajes, la estructura o el resumen de la historia), solamente con mi relato esa niña se lo contó a su hermana; y esta nena, para poder contármelo a mí, hizo una diversidad de operaciones mentales, como por ejemplo, determinar cuáles eran los personajes, cómo era la estructura, priorizar y jerarquizar información".
"En esto incide directamente el contar y escuchar cuentos: no sólo para acercarte al libro sino para hablar, expresarte e hilvanar un pensamiento", agregó.