Entre la diplomacia y el uso la fuerza
Por Laura Osti
Silvia Broome (Nicole Kidman), una joven nacida en un país africano sumido en una guerra civil interminalbe, trabaja en la ONU como intérprete. Accidentalmente, en una ocasión, oye una conversación en la lengua de su país de origen (el imaginario Matobo), en la que dos personas hablan de un plan para asesinar al jefe de ese Estado, cuando venga a una importante reunión en la sede del organismo internacional, en la ciudad de Nueva York. Las palabras clave que escucha son: "El maestro no saldrá de la sala vivo". Pero un ruido la delata y a partir de ese momento, comenzará a ser perseguida por los conspiradores, a quienes ella ni siquiera ha podido ver.
Al hacer la denuncia, los organismos de seguridad sospechan de la joven y también comienzan a vigilarla. Sin embargo, los acontecimientos que se sucederán después le darán la razón, entonces los agentes, que no la dejan ni a sol ni a sombra, ahora se encargarán de protegerla, especialmente Tobin Keller (Sean Penn), quien se empieza a sentir comprometido personalmente en el caso.
Así, a medida que la trama de intriga y acción se va desarrollando, también se va develando el secreto que guarda Silvia: un pasado signado por la violencia y la muerte de casi todos los integrantes de su familia y vínculos afectivos con personas que todavía están (o ella cree que están) en su país natal. A su vez, Tobin siente el impulso de confiarle también sus penas a ella y así se establece una relación entre ambos que merodea el amor o sus prolegómenos.
Pero el eje en el que centra su planteo Pollack es cómo enfrentar a la violencia, cómo resolver el duelo provocado por las pérdidas afectivas que ella provoca y cómo seguir viviendo de ahí en más. Aquí, aparece la eterna disyuntiva entre la venganza y el perdón, por decirlo sólo en dos palabras. Y en un plano menos intimista, la difícil tarea de combinar la fuerza con la diplomacia.
La fórmula no es novedosa ni pretende indagar demasiado en cuestiones más profundas. Se trata de una película de acción, como tantas otras, que tiene, eso sí, un gran soporte en los dos actores protagonistas, ambos con el suficiente peso propio como para hacer interesante todo papel, aunque el guión (como en este caso) deje mucho que desear.
Y si bien no se puede decir que se trate de un filme atrapante ni imperdible, está hecho con oficio, lo que garantiza su eficacia.
"The interpreter", Reino Unido y USA, 2005. Dirección: Sydney Pollack. Elenco: Nicole Kidman, Sean Penn, Catherine Keener, Yvan Attal y otros. Guión: Charles Randolph, Scott Frank y Steven Zaillian; basado en un argumento de Martin Stellman y Brian Ward. Producción: Tim Bevan, Eric Fellner y Kevin Misher. Producción ejecutiva: Sydney Pollack, Anthony Minghella y G. Mac Brown. Música: James Newton Howard. Fotografía: Darius Khondji. Duración: 128 min.