Los universitarios tardan más de lo esperado en recibirse
De la redacción de El Litoral
De acuerdo con los datos de 2003 de la Secretaría de Políticas Universitarias de Educación, los universitarios argentinos tardan en promedio un 57 por ciento más de lo pensado en completar sus carreras.
El informe publicado por el diario Clarín, señala que en el peor de los casos están los ingenieros agrónomos que tardan un 80 por ciento más de lo esperado.
Hay situaciones más extremas, aunque no constituyan la generalidad. En la Facultad de Medicina de Tucumán, recientemente se recibió un estudiante que ingresó en 1954 y tardó medio siglo en completar la carrera.
La tendencia a prolongar los estudios y pasar períodos de tiempo sabáticos se da muy frecuentemente. El 22,7 por ciento de los universitarios pasó todo el 2003 sin aprobar ninguna materia, de acuerdo a las cifras del Ministerio de Educación.
La tendencia marca que 2 de cada 10 alumnos no aprueba materias en un año. La Ley de Educación Superior, en su artículo 50, establece que un alumno mantiene la regularidad cuando aprueba dos materias por año. Pero el mismo polémico artículo da carta libre a las facultades con más de 50.000 alumnos.
En la explicación surge que los estudiantes universitarios son part-time. "Tenemos un estudiante que no se dedica exclusivamente a estudiar. En los últimos censos se les pregunta si trabajan y la mayoría responde que sí. Eso hace que se produzca un atraso lógico", dijo a Clarín, Marta Kisilevsky, de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación.
También hay otros factores que influyen, como por ejemplo la organización curricular, "con carreras excesivamente largas" y correlativas que provocan cuellos de botella, enumera Kisilevsky. En otros casos, la demora está dada por la exigente tesis o trabajo final que deben realizar los estudiantes para recibirse en determinadas carreras.
El costo de sostener estudiantes de largo aliento -se estima que por alumno se invierte $ 1.730 anuales- es un problema que se suma al alto porcentaje de deserción (entran 10 alumnos y 8 no se reciben). Por eso entre las soluciones figuran promover cambios y acortamiento de carreras y dar más becas para terminar con la necesidad de trabajar.
Por otro lado, hay una buena noticia. La cantidad total de alumnos universitarios creció un 20 por ciento desde 1999 hasta hoy. Así figura en el Anuario de Estadísticas Universitarias 1999-2003 elaborado por el Departamento de Investigaciones e Información Estadística de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación.
Además, revela que hoy en la Argentina existen 100 universidades, entre facultades nacionales, privadas, extranjeras, provinciales o institutos universitarios. Y que sobre los 1.243.368 estudiantes que había en 1999, hoy estudian 1.493.556 personas.
En estos complicados cinco años, el aumento en la cantidad de alumnos universitarios se registró tanto en las universidades estatales (a un promedio del 4.8% anual) como en las privadas (con un 4% anual), "pero en estas últimas se registró un descenso en 2002 causado por el estallido de la crisis, que llevó a muchos alumnos de vuelta al sistema público", explicó Kisilevsky.
Ubicadas con poca democracia geográfica, la mayoría de las universidades se concentra en la Ciudad de Buenos Aires (el 36,4%, con 185.043 alumnos), mientras que Tierra del Fuego, Santa Cruz, Jujuy y Catamarca oscilan, apenas, entre el 0,1 y 0,3% del alumnado.
Pese a datos que indicarían que la mitad de los inscriptos abandona en primer año, llama la atención que aumentó el número de graduados que pasó de 50.000 en 1999 a 74.000 en 2003: 56.441 de públicas y 18.357 de privadas. El número de egresados aumentó 11,7% cada año en las públicas y del 7.3% anual en las privadas.
Los grupos de carreras
que más crecieron entre 1999 y 2003 fueron las humanísticas (Artes, Educación, Filosofía, Historia, Letras, Psicología), en 10,3% anual. También subieron las llamadas "básicas" (Física, Química, Biología y Matemáticas), con un 7,5% anual. Para sorpresa de muchos, Matemáticas parece ser la estrella del período. Las ciencias de la salud y las aplicadas (Ingeniería, Arquitectura) tuvieron un incremento del 3.1 anual. Y las sociales (Derecho, Economía, Política, Sociología), un promedio del 4.3% anual.