Kevin Mitnik estuvo en la Argentina dando unas charlas. Para los especialistas el mítico hacker, que tuvo en vilo a la policía de los Estados Unidos durante varios años, se ha convertido en un gatito tímido que se limita a dar charlas por todo el mundo mientras convive con su pánico a volar.
A continuación se transcribe un perfil de su vida elaborado por Sarah Romero, publicado por La Flecha (www.lafecha.com).
Esta es su historia: Kevin David Mitnik, alias El Cóndor, nació el 6 de agosto de 1963 en Van Nuys, un pequeño pueblo al sur de California. Kevin no tuvo una infancia fácil. Sus padres se divorciaron, y el entorno en el que creció supuso una de las causas que le llevaron a encerrarse en casa y permanecer en soledad, momento (1970) en el que fue seducido por las mieles de la informática; en concreto, por el poder que entrevió que podía obtener a través de las redes telefónicas. De hecho, a pesar de que Kevin ha recibido calificativos tan diversos como hacker, cracker, pirata informático y otras palabras nada agradables que eludo mencionar, lo cierto es que en esencia, Mitnik siempre ha sido un phreaker; el mejor phreaker de la historia, según muchos.
Desde muy joven sintió curiosidad por los sistemas de comunicación electrónica, cultivando y desarrollando un deseo cuasi obsesivo por investigar, aprender y lograr objetivos aparentemente imposibles. En la adolescencia Mitnick ya se había convertido en todo un fenómeno. A los 16 años marca su primera línea tras la barrera del "lado oscuro", del que ya nunca se separaría: se saltó la seguridad del sistema administrativo de su colegio; sin embargo, no lo hizo para alterar las calificaciones escolares, como podría pensarse, sino "sólo para mirar".
De aquí en adelante comenzaría su andadura como delincuente. La fecha, 1981. Kevin y dos amigos suyos irrumpieron en las oficinas de Cosmos (Computer System for Mainframe Operations) de la compañía Pacific Bell -que era una base de datos utilizada por la mayor parte de las compañías telefónicas norteamericanas para controlar el registro de llamadas-. Una vez allí obtuvieron la lista de claves de seguridad, la combinación de las puertas de acceso de varias sucursales, y manuales del sistema Cosmos, entre otras cosas. De hecho, se comentó que lo sustraído por Mitnick y sus amigos tenía un valor equivalente a 200.000 dólares.
Usando ingeniería social utilizaron sus seudónimos y números de teléfono en uno de los escritorios de la habitación. Así, usaron el nombre falso de John Draper, quien era un programador informático muy conocido, y también un legendario phreaker conocido como Captain Crunch. Los números de teléfono fueron derivados a otras rutas. Sin embargo, esta actuación estaba lejos de considerarse un éxito. Un directivo de una compañía telefónica pronto descubrió estos números de teléfono y lo puso en conocimiento de la policía local que comenzó a investigar. Debido a que la novia de uno de sus amigos, intimidada por lo que pudiera pasar les delató a la policía, Mitnick fue condenado por una corte juvenil a tres meses de cárcel y a un año bajo libertad condicional, gracias a que todavía era menor de edad. Ese fue su primer paso por la cárcel, que no el último.
Una de las historias curiosas relacionada con esta etapa de Mitnick tiene que ver con el oficial encargado de su caso. Al cumplir los tres meses de prisión, lo primero que hizo Mitnick fue dejarle una "sorpresita" al susodicho. El oficial se encontró con que su teléfono había sido desconectado y todos sus datos de registro en la compañía telefónica habían sido borrados. A partir de aquí, todo sucedió con una celeridad inquietante.
Se comenta que Mitnik adoptó su alias o nombre de guerra (Cóndor) después de haber visto la película protagonizada por Robert Redford "Los tres días del Cóndor", ya que en cierto modo se sentía identificado con el protagonista. Redford encarnaba a un empleado de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) que se ve envuelto en un turbio asunto que continúa con una implacable persecución. Su nombre en clave es Cóndor y Redford utiliza su experiencia para manipular el sistema telefónico y evitar ser capturado.
Su siguiente arresto tuvo lugar poco después; en 1983, por un policía de la Universidad del Sur de California donde había tenido algunos problemas unos años antes. Mitnick fue capturado por usar un ordenador de la universidad para obtener acceso (ilegal) a la red ARPAnet (la predecesora de Internet). De hecho fue descubierto entrando en un ordenador del Pentágono a través de ARPAnet, y fue sentenciado a seis meses de cárcel en una prisión juvenil de California (California Youth Athorityïs Karl Holton Training School). Una vez puesto en libertad, obtuvo la licencia de X Hacker.
De 1987 a 1988 Kevin y su gran amigo, Lenny DiCicco, se enzarzaron en una lucha electrónica contínua contra los científicos del laboratorio de investigación digital de Palo Alto. Mitnick estaba obcecado en obtener una copia del prototipo del nuevo sistema operativo de seguridad llamado VMS y estuvo intentando conseguirlo obteniendo la entrada a la red corporativa de la empresa, conocida como Easynet.
Los ordenadores del laboratorio digital de Palo Alto parecían simples, por lo que cada noche y con inestimable persistencia, Mitnick y DiCicco lanzaban sus ataques desde una pequeña compañía californiana (Calabasas), donde DiCicco trabajaba de técnico de soporte. Aunque la empresa descubrió los ataques casi inmediatamente, no sabían de dónde venían. De hecho ni el propio FBI podía fiarse de los datos obtenidos de las compañías telefónicas ya que Mitnick se ocupaba de no dejar rastro alterando el programa encargado de rastrear la procedencia de las llamadas y desviando el rastro de su llamada a otros lugares.
Sin embargo, ya se encontraban sobre la pista de Mitnick, y este, atemorizado por la posibilidad de que le cogieran, traicionó a su compañero y trató de poner a los federales bajo la pista de DiCicco, haciendo llamadas anónimas al jefe de este que trabajaba en una compañía de software como técnico de soporte. Viendo la traición de Mitnick, DiCicco finalmente se lo confesó todo a su jefe que lo notificó al DEC (Digital Equiment Corporation ) y al FBI. Al poco, un equipo de agentes del departamento de seguridad telefónica logró apresarle. Era 1988.
Kevin fue acusado de fraude informático y por posesión ilegal de códigos de acceso de larga distancia. Se trataba de la quinta ocasión en que Mitnick había sido arrestado por un caso de crimen informático y el caso atrajo la atención de la toda la nación, gracias a una inusual táctica de la defensa. La defensa solicitaba un año de prisión y seis meses en un programa de rehabilitación para tratar su adicción a los ordenadores. Fue una extraña táctica de defensa, pero un juzgado federal, después de dudar, pensó que había algún tipo de relación psicológica entre la obsesión de Mitnick por entrar en los sistemas informáticos y la adicción a las drogas o a las tragamonedas y se le dio el visto bueno. Después del período carcelario y su temporada con psicólogos, donde le fue prohibido acercarse a un ordenador o un teléfono (llegó a perder 45 kilos de peso), Mitnick se marchó a Las Vegas y consiguió un empleo de programador informático de bajo nivel en una empresa de envío de listas de correo.
En septiembre de 1992 logró un trabajo en la construcción, pero lo agentes del FBI registraron su apartamento al igual que la casa y el lugar de trabajo de otro miembro de su grupo de phreakers. Dos meses después un juzgado federal pidió el arresto de Mitnick por haber violado los términos de su libertad en 1989. Cuando fueron a detenerle, Mitnick había desaparecido sin dejar rastro alguno convirtiéndose ya en un hacker prófugo.
Una de las tesis que se barajan reflexionando sobre el eco que tuvo Mitnick en la sociedad y entre los propios hackers fue que la seguridad informática de aquella época era tierra de nadie; la informática apenas había despertado y los conocimientos informáticos de usuarios y técnicos no representan el abismo actual.