Gustavo Fernando Castex (*)
El origen del Ejército Argentino se remonta a fines del siglo XVIII, con la formación del Cuerpo de Blandengues de la Frontera. Más tarde, la 1ra. invasión inglesa, que culminó con la ocupación de Buenos Aires por el término de 46 días, puso en evidencia las falencias de las organizaciones militares del virreinato.
El 6 de setiembre de 1806, don Santiago de Liniers, como consecuencia de permanecer vigente la amenaza británica, en su carácter de Capitán General del Río de la Plata, organizó los primeros cuerpos armados, apoyados en aquellos ciudadanos, improvisados militares. La necesidad hizo, pues, militares a quienes nunca pensaron serlo. Comerciantes como Saavedra, Matheu, Díaz Vélez, abogados como Belgrano y Chiclana o empleados como French. Engrosaron la fila de ese novel ejército, ya sea como jefes o integrantes de cuerpos tales como Patricios Blandengues, Arribeños o Voluntarios de la Unión.
En mayo de 1810, ante la noticia del avance francés sobre España, el pueblo de Buenos Aires comenzó a sentir cierta agitación. Por ello, el virrey Cisneros convocó el 20 de mayo a los comandantes de los distintos cuerpos militares, para reclamarles su respaldo. El jefe de Patricios, en nombre de todos, tomó la palabra y expresó a Cisneros la negativa a sostenerlo por considerar que ya no poseía la autoridad con que había sido investido. Sin apoyo militar ni popular, Cisneros no tuvo otra alternativa que convocar a un Cabildo Abierto, cuya consecuencia fue la designación de una Junta de Gobierno el 25 de Mayo.
Entre sus primeras actividades, formó un sistema para la defensa, ante la evidencia de que el poder español no iba a permitir que esta llama de libertad se extendiera por el resto del virreinato.
Fue entonces que, el 29 de mayo de 1810, se emitió un bando que disponía la organización y preparación de los cuerpos militares de Buenos Aires. Ésta es la razón por la que dicha fecha es celebrada como día del Ejército Argentino.
Así nació nuestro Ejército, con la Patria misma, para transformar en realidad un ideal, para ejecutar una decisión, para concretar una vocación nacional que, trascendiendo los intereses sectoriales o individuales, consolidara al país como un destino común. A partir de entonces, todas las penurias y las glorias de la Nación son también las penurias y las glorias de sus hijos en armas.
La historia militar argentina muestra al Ejército cumpliendo acabadamente con la misión de "defender los intereses supremos de la Nación", en condiciones generalmente duras y difíciles, donde siempre quedaron reflejados la valentía y el coraje del Soldado Argentino, como testimonio imborrable de su accionar.
El Ejército Argentino contribuyó en forma importante a lo largo de su historia no sólo a la defensa y consolidación territorial, sino también al desarrollo de la Nación y, por ende, al bienestar de sus habitantes.
Es sabido que la Defensa Nacional no es patrimonio de las Fuerzas Armadas. Es un deber de toda la ciudadanía. En ese contexto, las Fuerzas Armadas y, por ende, el Ejército, deben asegurar la libertad de acción de las decisiones que, en procura de los objetivos nacionales, adopte el poder político.
El Ejército Argentino se encuentra en permanente evolución, buscando ofrecer a la Nación un elemento ágil, versátil, potente, eficiente y adecuado a las necesidades de su defensa.
Patria y libertad son términos que, iluminados por la luz de la fe, definen y sintetizan el mandato y la misión histórica del Ejército. Son valores que conforman el contenido ético de su tradición y que encuadran la continuidad de su acción pasada, presente y futura.
Los valores hacen a la ética profesional militar y son reglas esenciales que deben gobernar la conducta del hombre militar, se aplican de igual forma en la paz como en la guerra y deben ser de cumplimiento tanto para la institución como un todo, como para el soldado individualmente considerado.
Promueven el entendimiento de los soldados entre sí y de éstos con el resto de la Nación hacia aquello que están comprometidos a seguir.
Por lo tanto, aunque otros valores personales o creencias religiosas puedan variar de hombre a hombre, esos valores centrales de la ética del Ejército forman el basamento de la profesión y son entendidos y aceptados en todos los niveles del mismo.
La adhesión a los valores permanentes sustentados por el Ejército, la fe en Dios, el amor a la Patria y la pasión por la libertad representan la primera definición vocacional del hombre de armas.
La fe en Dios señala la supremacía de lo espiritual, el amor a la Patria impulsa a los mayores sacrificios y la pasión por la libertad hacen del Ejército en lo interno uno de los más firmes defensores de una auténtica democracia representativa, como sistema político compatible con la dignidad de los ciudadanos.
Al haberse celebrado ayer un nuevo aniversario de su creación, los hombres y mujeres del Ejército Argentino, representado en esta querida ciudad de Santa Fe por toda su guarnición militar, quiere compartir con sus habitantes la alegría y el orgullo de pertenecer a una institución que ha sido pilar fundamental en la conformación de nuestra nacionalidad.
Que este nuevo aniversario permita fortalecer los lazos que nos unen, habiendo dejado atrás divisiones sectoriales que tanto mal le hacen a la República, ya que en los momentos difíciles es cuando debemos estrechar filas.
En la unión está nuestra fortaleza y sólo la cohesión con desprendimiento y patriotismo permitirá construir el país de nuestras sanas y legítimas aspiraciones.