Cuando los mundos chocan

Tom Cruise es un hombre común que defiende a su pequeña hija de la amenaza extraterrestre. Foto: Agencia EFE. 

Por Juan Ignacio Novak

La llegada de habitantes de otros planetas a la Tierra, es uno de los tópicos más recurrentes y a estas alturas podemos pensar que se trata de uno de los preferidos de Steven Spielberg. Un breve repaso por los avatares de su prolífica filmografía lo demuestra crecidamente.

Lo notable al presenciar esta versión de "Guerra de los mundos", es que nos encontramos ante una compleja evolución en las características que el cineasta norteamericano supo imprimir a sus criaturas espaciales. De la inocencia y bondad de los seres de aquellos filmes lacrimógenos como ET o Encuentros cercanos del tercer tipo, a la frialdad y ferocidad extremas de las criaturas de Guerra de los mundos hay un enorme abismo. La diferencia planteada es muy exacta: en las viejas películas de Spielberg, los extraterrestres eran "visitantes", en cambio en esta nueva propuesta pasan a ser, directamente, "invasores".

El creador de Jurassic Park retoma en esta ocasión la línea argumental del clásico de H.G. Wells, que supuso un auténtico hito en la literatura de ciencia ficción occidental -y que en los años treinta fue también llevado a la radio por Orson Welles en una de las más grandes genialidades mediáticas de la historia-. Aunque, con la gran capacidad que lo caracteriza, Spielberg adapta la historia con creatividad a los tiempos actuales.

Tomando como base la extraordinaria epopeya que debe encarar un trabajador común y corriente de Nueva Jersey para defender a su familia, Spielberg describe de manera brillante una invasión de los marcianos a la tierra para tomar posesión de nuestro planeta. Para esto se vale de un relato de gran intensidad dramática con una fuerza inusual para el género de ciencia ficción. La mayor parte de las secuencias son verdaderamente desgarradoras, y al mismo tiempo conmovedoras, y están perfectamente reflejadas las reacciones más instintivas del ser humano en su afán de supervivencia.

La historia también fue llevada al cine con anterioridad en la década del cincuenta, por un ignoto cineasta llamado Byron Haskin. Sin embargo, esta suerte de remake es sustancialmente superior, sobre todo por la enorme calidad técnica y estética que propone. Sin embargo, Spielberg toma muchos elementos de la antecesora, sobre todo para el diseño de las naves invasoras.

Las actuaciones están correctas y combinadas perfectamente con el tono trágico y amargo de la película. Tanto el protagonista Tom Cruise como la pequeña Dakota Fanning realizan composiciones muy equilibradas. Pero los quince minutos que cuentan con la presencia de Tim Robbins son lo mejor de la película, no sólo por su gran actuación, sino por las enormes dosis de suspenso contenidas en esas escenas.

Otro de los elementos que mejoran la película es la genuina belleza estética de los escenarios, aún cuando se muestran los campos destruidos y fulminados por el ataque alienígena. Esto se debe al notable trabajo de fotografía y construcción de planos, un aspecto que Spielberg suele privilegiar en todas sus producciones.

Mucho suspenso, acción y aventuras en una exacta dosificación, que demuestra el gran talento de Steven Spielberg para contar historias de alto vuelo. Guerra de los mundos es una de las películas de ciencia ficción más logradas de la última década.

Guerra de los mundos

(USA, 2005); dirección: Steven Spielberg; interpretes: Tom Cruise, Dakota Fanning, Miranda Otto, Justin Chatwin, Tim Robbins; guión: Josh Friedman y David Koepp; basado en la novela de H.G. Wells; producción: Kathleen Kennedy y Colin Wilson; música: John Williams; fotografía: Janusz Kaminski; montaje: Michael Kahn; diseño de producción: Rick Carter; vestuario: Joanna Johnston.

Calificación: Muy Buena.