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La dignidad de Unión es lo primero que debe quedar al resguardo. La entrega, el amor propio y la capacidad que tuvo el equipo para sobreponerse a las dificultades -la de ir perdiendo y por culpa de un pésimo arbitraje, netamente perjudicial- fueron los argumentos que sostienen ese concepto. Se perdió. Y nada alcanza para borrar la tristeza de una derrota. Pero si Unión tenía que mostrar algo en este partido, lo dio y con creces, aun a pesar de los sobresaltos que viene soportando este equipo a partir de aquel encuentro con El Porvenir.
Me pregunto, a esta altura, si se puede decir que se perdió bien cuando Collado (el árbitro) cometió gruesos errores, como el de invalidar un gol legítimo a Gil (ahí Unión se ponía 2-1 arriba), convalidar un gol en clara posición adelantada a Poy (fue el 2-1 para Godoy Cruz), pitar reiteradamente en favor de Godoy Cruz, sobre todo en el primer tiempo, y hasta echar a Bazán Vera, aunque en este último aspecto es la palabra del jugador contra la del árbitro, porque es imposible determinar desde cualquier otro sector si realmente lo insultó.
Craviotto planificó bien el partido. En lo estratégico, saliendo rápidamente en contragolpe, cosa que consiguió y le sirvió para crear varias situaciones de gol. Le jugó de igual a igual a Godoy Cruz, aunque cometió errores que fueron determinantes, como la desconcentración de toda la defensa en la jugada del primer gol.
¿Se puede rescatar algo de una derrota?, claro que se puede. Craviotto, por ejemplo, se encontró con una imagen de Sartori que no había disfrutado en todo el torneo. Y sabe que puede confiar en Asef, o que Gil es una alternativa interesante (fue el mejor jugador de Unión, el más claro de todos). Y Craviotto también sabe que todavía tiene respuestas en el equipo. Que no se agotó la capacidad de lucha y que es posible aún pensar en que todo se puede revertir.
Antes del partido, escribíamos sobre la desorientación de Craviotto. Y aclarábamos que no se refería el término a lo que, puntualmente, se iba a dar en este partido. Sino a la "ligera confusión" en la que había entrado después de haber sufrido bajas fundamentales (la de Fontana), pérdida de nivel de varios jugadores (Rosales, Evangelisti, Sartor), sumado a la continua búsqueda que nunca terminó.
Craviotto empezó el torneo con una idea clara y lo terminó mal en los resultados (¿o acaso estos 21 puntos y la posición en mitad de tabla convencen a alguien?) y esperando que se empiecen a dar respuestas futbolísticas rápidas. ¿Habrá pensado algún hincha de Unión que iba a atajar Asef, o que iba a jugar Villalba, o que el mismo Casanova se iba a ganar un puesto, o que Flores sería el delantero titular o que se formaría un banco como el de ayer? Posiblemente, no. Estoy seguro de que no. Pero esta es la realidad. La del técnico y la de sus dilemas. Con la necesidad, diría la obligación, de que el diagnóstico a partir de hoy sea lo suficientemente claro y preciso para no cometer un solo error al momento de definir los refuerzos que llegarán para la próxima temporada.
Es probable que Craviotto esté convencido de recuperar a Mosset, de que Pagano es el "3" titular, de que Sartori tiene que ser el de ayer y no el de los primeros partidos, de que Gil le puede dar equilibrio y juego por derecha, de que Cavallo será solución en el medio de la cancha. Y quizás Craviotto tenga en claro algunas cosas que uno, desde afuera, no observa.
Nunca pensé que el partido de ayer era una medida de algo. Ni siquiera para definir la continuidad del técnico, porque es un tema que en Unión no se toca, más allá de que uno está seguro de que los dirigentes respaldan hasta un minuto antes de echar a un entrenador, como se le ocurría decir a Súper Manuel Corral.
Así como los dirigentes piensan "morir" con Craviotto, al técnico se lo ve muy firme y convencido. Ayer se fue mal por la derrota, pero en el fondo se llevó una imagen diferente. No habrá "shampoo", como el día posterior a la derrota con Ferro. Ni tampoco hubo gritos de disconformidad, como se dijo que se escucharon en el vestuario apenas terminó el partido en Tres Arroyos. Esto fue distinto. Unión supo jugarle de igual a igual al puntero. Y por momentos lo superó. Perdió por dos razones: el árbitro lo perjudicó y al final se cansó y no encontró los espacios que supo construir en otros momentos del partido. Pero la dignidad del equipo quedó a salvo, por más que sea muy difícil convencer al hincha de que algo positivo quedó tras la derrota, después de una campaña que no deja un solo aspecto positivo en el balance.
Godoy Cruz: Torrico; Vallés, Bordicio, Mosquera y Duarte; Pérez, Martina, Torresi y Villar; Poy y Giménez. A.S.: Ibáñez. Estuvo en el banco: Barrera.
DT: Juan Manuel Llop.
Domingo a las 21
Si bien hay que esperar lo que ocurra con Almagro en el partido de hoy con Juventud Antoniana y en el que debe jugar el martes -postergado- con El Porvenir, ya que todavía tiene chances de alcanzar a Godoy Cruz, la dirigencia de Unión solicitará que el partido con el equipo de José Ingenieros, por la última fecha del Apertura, se juegue el domingo que viene a las 21. Los directivos presentes fueron Jorge Molina y Miguel Ponce, máximos responsables del fútbol de Unión, en tanto que más de 50 hinchas le dieron color a la zona de plateas de un estadio Malvinas Argentinas que lució repleto de público.
Enrique Cruz (h) (Enviado especial)