Instituciones
Formar "jóvenes para los demás"
Colegio Nuestra Señora del Calvario Hace ya cien años que un grupo de religiosas francesas, pertenecientes a la Congregación Nuestra Señora del Calvario, llegó a Santa Fe con los objetivos propios de su carisma: educar y evangelizar. Hoy, el colegio que fundaron y que aún sostienen, sigue creciendo y formando "jóvenes para los demás". textos de Revista Nosotros.

A principios de siglo XX un grupo de familias francesas se establecieron en nuestra ciudad para trabajar en el Ferrocarril Francés. Fue entonces cuando estos inmigrantes se encontraron con la necesidad de educar a sus hijas. El director del Colegio La Salle de aquel entonces, el Hermano Xelofón, fue el encargado de llevar esta inquietud hasta Europa, a la Congregación Nuestra Señora del Calvario, fundada en 1833 por el Beato Pedro Bonhomme en Francia. Sin dudarlo, las hermanas calvarianas, emprendieron un largo viaje desde el viejo continente y llegaron a Santa Fe con los objetivos propios de su carisma: educar y evangelizar.

Hace ya cien años que María Santa Inés, Paulina María, Luisa Regis, Elisa, Teresa de Jesús y Arsenia María desembarcaron, se instalaron en estas tierras y comenzaron a organizar su misión educativa y pastoral. Desde entonces el colegio, que lleva el mismo nombre de la congregación, no dejo en ningún momento de crecer y de ser participe activo de nuestra historia.

Una comunidad educativa de fe

El objetivo institucional que se plantean los calvarianos es construir una comunidad educativa de fe, a partir de una propuesta que se sustenta en el carisma de la congregación y con el objetivo de que sus integrantes realicen su proyecto de vida en una dimensión comunitaria.

Así lo plantean los docentes de la institución Mercedes Raviolo, Mariela Maidana, Claudia Pascualón, Adriana Truchet, Amalia Recaman, Rubí Fiorino, Javier de los Reyes, María Salomé Somaglia y Susana Cantero que charlaron con Nosotros y nos acercaron a la historia y la vida del colegio.

Ellos sostienen que se busca en todo momento formar "un joven para los demás" autónomo, simple, austero, reflexivo, crítico, esforzado y solidario. Un alumno que sea responsable en el uso de los bienes, "siempre decimos que estamos en una situación económica de privilegio, entonces la responsabilidad es mayor. En ese sentido vamos a contrapelo de la época".

Una escuela con las puertas abiertas

Uno de los propósitos de la institución es tener las puertas abiertas, por eso se intenta siempre participar en lo que sucede en Santa Fe y mirar también a los más necesitados.

En orden a este objetivo, se llevan adelante talleres de aprendizaje de servicio desde séptimo año. En ellos las alumnas tienen un primer acercamiento a los más necesitados. En estos espacios también se leen documentos de la Doctrina Social de la Iglesia. Se ve la parte teórica de formación y después el gesto concreto. En este momento, por ejemplo se está preparando un encuentro con abuelos que viven en hogares de ancianos.

En segundo año de Polimodal las estudiantes salen más y viven distintas experiencias: van a barrios carenciados y trabajan en guarderías, en centros de acción familiar, en hogares y en el Hospital de Niños.

No es casual que estos proyectos conformen un espacio obligatorio en el Polimodal. "Cómo pinta todo en la sociedad, a los 16 años las chicas están muy centradas en ellas mismas y en sus intereses. La idea es que salgan un poco y vean lo que hay alrededor", explican las autoridades.

Lo importante, destacan, es que la escuela centraliza todas estas acciones en un objetivo: que sus alumnos "aprendan a servir". Este aprendizaje no sólo se da en el aula, sino que se logra mirando la realidad. Esta tarea tiene que ver con la esencia de las hermanas calvarianas y con las opciones que realizan.

Adaptarse a los tiempos

Los docentes marcan como una característica del colegio que este siempre fue adaptándose a las épocas. Si bien mantiene lo que es central, se abre a los tiempos y a las demandas sociales. Esto se da en cosas externas, como el uniforme; y también en aspectos mucho más profundos como las opciones que se toman desde los espacios curriculares. Muchas veces, rescatan, se va a contramano de la época. "La realidad histórica demanda informatica, inglés, francés pero nosotros tenemos las opciones de idiomas recién desde cuarto año de EGB y no desde nivel inicial, como algunos lo solicitan. En cambio, la institución hace opciones fuertes por los talleres de expresión, el teatro o la música. Para nosotros sigue siendo importante que los chicos jueguen, eso que la sociedad les quita y que no lo recuperan más", aclaran.

Por una fe madura

A nivel cultural la institución hizo una opción fuerte por los espacios de definición institucional; entre ellos, la formación religiosa y la incorporación del francés, como idioma origen de las hermanas y también como una posibilidad más para los alumnos desde séptimo año.

"Desde la religión se trata de dar respuesta a los problemas concretos de los niños y adolescentes. Es complicado hacer una lectura desde Cristo sobre la propia realidad, hay muchos prejuicios. La crítica es siempre desde afuera hacia el Evangelio, hacia la propuesta del colegio. Queremos que aprendan a mirar la realidad desde otro punto de vista, que no se queden con lo que la sociedad propone, que puedan tener una visión crítica de su propio modo de actuar. Así como los ayudamos a crecer racionalmente o en la sexualidad, también tratamos de que la fe vaya creciendo y madurando", destacan los educadores.

Año de festejos

Para la comunidad calvariana el 2007 fue un año de fiesta. Llegaron ex alumnas de todo el país y hasta del exterior para celebrar los cien años del colegio. Los festejos incluyeron una misa en la Basílica de Guadalupe; la realización de Capítulo General de la Congregación de las Hermanas del Calvario, para el que llegaron religiosas de todo el mundo; la Feria del Libro en el gimnasio; un abrazo al colegio del que partició toda la comunidad; un té bingo y un gran almuerzo en el Predio Ferial. Todo se dió, agregan los maestros, con la alegría que caracteriza a la escuela y que, desde las hermanas, se prende a todos.

La comunidad quiere aprovechar para agradecer: "Muchas personas trabajaron para estos cien años, donaron su tiempo y formaron comisiones; todo requirió de un año de organización, planificación y ejecución. Finalmente, también dar gracias por la confianza que nos tiene cada familia cuando elige esta escuela para sus hijos".

Desafíos renovados

A partir de este siglo de historia, los docentes que conforman la comunidad educativa aseguran que se encuentran ante un gran desafío, tienen la responsabilidad de pensar los cien años que comienzan. "El conocimiento se va incrementando -destacan-, no sabemos que van a necesitar nuestros niños dentro de veinte años para desempeñarse como profesionales. Algunas escuelas hacen pasar su excelencia educativa por este factor. Nosotros no descuidamos esto, pero nuestra excelencia no está ahí; no se trata de la cantidad de contenido sino de brindar las herramientas para que después los alumnos puedan seguir aprendiendo solos. Nuestro plus está en la apuesta a los valores, a la persona; lo importante es que haya un otro porque el compartir nos hace especialmente valiosos".

El colegio para mi es...

Pequeños testimonios.

"El colegio es un lugar de refugio, lleno de personas que te ayudan a crecer, donde se crea un compromiso de respeto y cariño. Ser calavariana es un compromiso con el mundo, es ayudar y respetar a todos, y lo más importante, es poder levantarse después de un problema...".

Lucía Bonanzea (7°-EGB) "El colegio para mi es como una casa que tiene lugares que podría recorrer con los ojos cerrados de tanto conocerlos y otros que son una incógnita, una pregunta, un misterio por descubrir y una aventura llegar a ellos evadiendo los retos o los obstáculos.En el están mis compañeras que son casi una familia: a algunas las conozco desde que teníamos cuatro años y sé como hablan, como se mueven, que les gusta, como son...También están las señoritas y porteras, bibliotecarias, que a veces nos perdonan hasta lo imperdonable y otras veces no, y así nos enseñan. Porque sobre todo es un lugar donde puedo aprender y crecer acercándome a Jesús y en especial a María". Agustina Decoud (4° año A - EGB)"Ir al colegio no es algo que todos los chicos pueden hacer... me siento muy agradecida por poder aprender y disfrutar con amigas, siguiendo el modelo de María.Ser calvariana es respetar al otro, educarnos y compartir la alegría de poder ir a un colegio y estar juntas". María Constanza Franchella (7° año - EGB).

Espíritu de familia

Los docentes resaltan que si bien la escuela es grande, en ella cada uno sabe quien es el otro, con nombre y apellido, y cuando conversan entre ellos todos saben de quién se está hablando, de su familia, si la madre es ex alumna o no. "Nos permitimos tomarnos el tiempo de conocer a cada uno", dicen.

Trabajo en conjunto

Las hermanas calvarianas trabajan permanentemente con los laicos que están a cargo del colegio a través del Equipo Coordinador de Pastoral Educativa Calvariana en el que se nuclean los cuatro colegios de la congregación en la Argentina (Santa Fe, Llambi Cambell, Valle Hermoso y Gálvez).

Lo nuevo que enriquece

El 2004 marcó la llegada de los varones al colegio (una experiencia que ya se había realizados en los años 50'). El proyecto trajo aparejada mucha movilización externa e interna y por eso se planteó el cambio hacia la escuela mixta de forma gradual.



Lucía Bonanzea (7°-EGB) "El colegio para mi es como una casa que tiene lugares que podría recorrer con los ojos cerrados de tanto conocerlos y otros que son una incógnita, una pregunta, un misterio por descubrir y una aventura llegar a ellos evadiendo los retos o los obstáculos.En el están mis compañeras que son casi una familia: a algunas las conozco desde que teníamos cuatro años y sé como hablan, como se mueven, que les gusta, como son...También están las señoritas y porteras, bibliotecarias, que a veces nos perdonan hasta lo imperdonable y otras veces no, y así nos enseñan. Porque sobre todo es un lugar donde puedo aprender y crecer acercándome a Jesús y en especial a María". Agustina Decoud (4° año A - EGB)"Ir al colegio no es algo que todos los chicos pueden hacer... me siento muy agradecida por poder aprender y disfrutar con amigas, siguiendo el modelo de María.Ser calvariana es respetar al otro, educarnos y compartir la alegría de poder ir a un colegio y estar juntas". María Constanza Franchella (7° año - EGB).

Espíritu de familia

Los docentes resaltan que si bien la escuela es grande, en ella cada uno sabe quien es el otro, con nombre y apellido, y cuando conversan entre ellos todos saben de quién se está hablando, de su familia, si la madre es ex alumna o no. "Nos permitimos tomarnos el tiempo de conocer a cada uno", dicen.

Trabajo en conjunto

Las hermanas calvarianas trabajan permanentemente con los laicos que están a cargo del colegio a través del Equipo Coordinador de Pastoral Educativa Calvariana en el que se nuclean los cuatro colegios de la congregación en la Argentina (Santa Fe, Llambi Cambell, Valle Hermoso y Gálvez).

Lo nuevo que enriquece

El 2004 marcó la llegada de los varones al colegio (una experiencia que ya se había realizados en los años 50'). El proyecto trajo aparejada mucha movilización externa e interna y por eso se planteó el cambio hacia la escuela mixta de forma gradual.