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Santa Fe (El Litoral para la Red de Diarios en Periodismo Social).
Los datos del último censo poblacional revelan que en la provincia, el 42 % de los ciudadanos no tiene cobertura de obra social, plan médico ni mutual. Ante la imposibilidad de pagar una consulta privada, recurren a los efectores públicos y a los centros de salud barriales para efectuarse controles de rutina o estudios de alta complejidad.
En el hospital Cullen de nuestra ciudad se atienden 28 especialidades médicas y no médicas, en consultorios externos, y en el Iturraspe, 36. Aunque son pocos los servicios que registran inconvenientes para satisfacer la demanda, en los que tienen problemas las demoras son importantes.
En el Iturraspe, los pacientes de neurología y cardiología son los que deben aguardar más tiempo para conseguir un turno. "Tenemos problemas serios en el caso de neurología debido a la altísima demanda, y tendríamos que ver a futuro cómo organizamos mejor el servicio para achicar la demora de dos meses que se registra hoy", sostuvo Mariano Figueroa, representante de la Comunidad en el Consejo de Administración.
"En cardiología también hay problemas. La urgencia se atiende bien pero hay quince días de demora en los turnos programados y estamos hablando de una especialidad clave", afirmó Figueroa.
También remarcó que no se está brindando una buena atención en psicopedagogía, psicología y fonoaudiología. En esta última especialidad, "hay gente anotada desde el 2005 que nunca fue atendida y tenemos una fonoaudióloga trabajando ad honorem desde hace 5 años", ejemplificó.
En el nosocomio ubicado en avenida Freyre y Salta, sólo hay lista de espera para la atención en reumatología, con una demora de hasta tres meses. El motivo: la gran cantidad de pacientes que requieren tratamiento y un plantel de excelencia altamente demandado. De todos modos, "no es un servicio de urgencia y se puede trabajar con tiempo", sostuvo Edgardo Fontané, representante de los no profesionales en el Consejo de Administración del Hospital Cullen, quien afirmó que "la mayoría de los servicios está dando turnos casi en forma inmediata, tanto la parte de clínica como de consultorios".
Equipos de alta complejidad y estudios y análisis de rutina son demandados por varias especialidades e incluso desde distintos puntos de la provincia y obligan a la programación de turnos a mediano plazo.
Los estudios que más demoran son las tomografías y las resonancias. "Las tomografías son a 30 días, porque el tomógrafo es el único que hay en la provincia. Desde las 7 a las 10 de la mañana, lo utiliza el Iturraspe y se intercala además con la urgencia. A esto también se suma la gente que viene de los Samcos y de otros hospitales, con lo cual una espera de un mes está dentro de los parámetros normales", sostuvo Fontané.
El que necesita realizarse una resonancia magnética sólo consigue turno dentro de 60 días. "Hay un solo resonador y es mucha la demanda que tenemos. Teniendo en cuenta que en la parte privada tenés el mismo tiempo de demora, te das cuenta de que nuestro equipo está funcionando a full, con 10 y 12 turnos diarios, de mañana y de tarde y atendiendo las urgencias en el momento", explicó Fontané.
En radiología del Cullen, se entregan turnos a 7 días, en laboratorio para dentro de 20 y en ecografías se consiguen a 15 días. Pero si se trata de urgencias, todas se realizan en forma inmediata.
Lo mismo sucede en el hospital Iturraspe, las programaciones sirven para ordenar la demanda, pero no interfieren en la emergencia, que se atiende siempre.
"En las ecografías en general, tenemos problemas porque hay mucha demanda. Es un estudio complementario que permite al médico tomar una decisión definitiva para realizar o no una cirugía y para el control de embarazo. Pero en el último tiempo se agudizó porque se rompió uno de los ecógrafos (tienen uno fijo y otro móvil) y la semana pasada comenzó a funcionar de nuevo. Con lo cual, en este momento, estamos demorando dos meses en otorgar el turno", comentó Figueroa, tras remarcar que las urgencias se cubren en tiempo y forma.
El representante de la comunidad resaltó que desde el Iturraspe están encarando proyectos para mejorar la atención en las especialidades donde hay demoras y destacó que el resto de los servicios funcionan bien.
La necesidad de atender la urgencia y el número de quirófanos son dos de los factores que inciden en la programación de algunas cirugías. Testimonios recogidos de pacientes y fuentes del interior del hospital que pidieron mantener su nombre en reserva afirmaron que se puede llegar a esperar meses e incluso uno o dos años para acceder a una intervención ortopédica.
Acortar el tiempo de demora parece una tarea complicada cuando la capacidad instalada del servicio está abocada casi de lleno a las urgencias cotidianas. "El tratamiento quirúrgico de un tiempo a esta parte nos desborda por la gran cantidad de accidentes que hay y por la inseguridad que se vive y que hace que sea muy frecuente la atención de heridos de armas de fuego", explicó el Dr. Carlos Bernardo Moya, jefe de Traumatología y Ortopedia del Hospital Cullen.
El servicio no da abasto. "Mi equipo médico empieza a las 7.30 y son las 9 de la noche y siguen operando", manifestó Moya, quien dijo que realizan en promedio siete cirugías por día, además de las urgencias.
Consultado sobre las demoras en ortopedia, el profesional dijo que tratan de "atender quirúrgicamente las prioridades. No podemos descuidar una fractura expuesta, luxofracturas, infecciones y tumores que son de urgencia por una cirugía ortopédica, para la cual no hay un tiempo determinado para hacerla. Se las puede operar ahora o en años y se corrige lo deformado o mal formado. Cambiar una cadera en un paciente que tiene una artrosis no es una urgencia, porque la persona puede estar uno o cinco años y desenvolverse bien con un tratamiento convencional hasta que se la opere", ejemplificó el Dr. Moya, quien remarcó que el criterio que prevalece a la hora de fijar prioridades de cirugías es "salvar la vida, luego el miembro y después la función".
El profesional sostiene que una de las vías para descomprimir el servicio y poder realizar más cirugías es que "se separe la traumatología de la ortopedia; es decir, la cirugía de urgencia de la cirugía programada" y afirmó que lo ideal sería que tuvieran un quirófano más con anestesista porque el servicio es muy demandado al ser referente en la provincia y en el noroeste del país.
En Cirugía General se realizan operaciones de hernias, abdominales, de estómago, vías biliares, páncreas e intestino. Además tienen asociada una sección de tórax y vascular periférico y realizan operaciones de cabeza y cuello.
A pesar de la amplitud del servicio, sólo tienen demoras en las intervenciones de vesículas porque "todo el mundo tiene cálculos y mucha gente quiere hacerse la cirugía laparoscópica, que hoy en día es la menos agresiva para el paciente", señaló Héctor Re, jefe del Servicio, quien comentó que también puede haber un mes de demora en las operaciones de hernias.
La espera para una intervención de vesícula oscila entre los dos y tres meses. La disponibilidad horaria limitada del quirófano y el hecho de que se trata de una patología que no demanda una atención perentoria explican la demora.
"Más que un problema del servicio en sí se debe a la extensión del horario del quirófano. En tres o cuatro horas de la mañana no se pueden evacuar todas las cirugías que tenemos", sostuvo Re, tras aclarar que las urgencias se atienden todas y que se adelantan los turnos en caso de observarse complicaciones en las patologías.
"La gente no queda desprotegida -afirmó. Los residentes y el servicio quieren operar. De parte nuestra, la demora no es porque no trabajemos; trabajamos y mucho", concluyó.
En el hospital Iturraspe, el cuello de botella se genera en las cirugías laparoscópicas. Figueroa calificó la situación como "crítica", y señaló que la demora para las operaciones que requieren la utilización de dicha instrumental tienen un año de espera, ya que el equipo estuvo roto y debió ser enviado al exterior para su reparación. "Todas las operaciones de ovarios, vesículas, apéndice, algunas cirugías exploradoras o microcirugías se hacen por laparoscopía. Estamos intentando no hacer la cirugía común porque significa más días de internación y más riesgo de infección intrahospitalaria para el paciente", señaló Figueroa.
Marta tiene 26 años, estudia enfermería y trabaja limpiando casas de familias. Un resbalón en un día de lluvia y una operación que tardó en llegar modificaron sus actividades cotidianas.
"Tuve una rotura de ligamentos cruzados y estuve dos años en lista de espera para la operación", cuenta Marta, una esperancina que no reniega de la demora porque entiende que el Cullen es un nosocomio con alta demanda. "No había quirófano y el hospital no contaba en ese momento con el material que yo necesitaba para la cirugía".
La joven fue intervenida dos semanas atrás y no se olvida del difícil trance que tuvo que pasar. "No tenía cómo calmar el dolor. Además mi pierna no tenía estabilidad, tenía riesgo de caerme si giraba mal y no podía hacer actividad física porque me pegaba el tirón. No fue bonito", resume Marta.
La joven esperancina y estudiante de enfermería "trataba de llevar una vida normal pero era difícil. Antes hacía gimnasia aeróbica y localizada, salía a caminar con mis amigas y tuve que dejar todas esas actividades que me ayudan a estar bien de salud porque no las podía hacer", cuenta Marta.
A pesar de la espera, nunca pensó en operarse en otro efector. "La posibilidad está en mi ciudad pero mis ingresos económicos no me lo permitían porque no tengo obra social. En Esperanza tenemos sanatorios y hospitales, pero los hospitales públicos no tienen el grado de complejidad que tiene el Cullen", concluyó Marta, quien hoy concurre a curaciones y aguarda esperanzada una pronta recuperación.
San Juan (Diario de Cuyo): en los hospitales, la espera por atención es de hasta siete horas. Es la demora habitual para los pacientes que llegan en el día. Para realizar estudios se otorgan turnos con al menos un mes de anticipación.
Mendoza (Los Andes): exceso de demanda, falta de información de la población, sueldos bajos, escaso personal, pacientes con obra social que eligen los hospitales de referencia, son algunas de las falencias de la salud pública en Mendoza. Para ser atendidos por un especialista, los pacientes deben soportar hasta un mes de espera. Catamarca (El Ancasti): la falta de personal en todas las áreas y las falencias estructurales afectan la calidad de la atención. Se requieren semanas y meses de espera para acceder a una consulta o concretar una cirugía programada. Río Negro (Río Negro): las colas interminables desde la madrugada para conseguir un turno en los hospitales y el reclamo por más médicos son dos de los problemas más graves. Tucumán (La Gaceta): conseguir un turno para especialistas en la mayoría de los hospitales se convierte en una odisea para miles de personas sin obra social. Algunas llegan a esperar más de 26 horas en la puerta. Y a veces ni siquiera consiguen que los atiendan. En las guardias, el tiempo de espera es entre 40 minutos y una hora.