Volvió a ganar, esta vez 3-0 y tampoco le marcaron goles en casa

Unión empieza a hacerse fuerte en Santa Fe
Fue un 3-0 contra Defensa que abrió Carabajal de cabeza en el primer tiempo. La tranquilidad y los goles que aseguraron el resultado llegaron sobre el final. El "Coqui" Torres, que marcó uno, fue figura; el pibito Márquez, que hizo el otro, inventó un golazo para colgar de un cuadrito.

¿Se florea?... No. ¿Juega muy bien?... No. ¿Tiene siempre asegurado el control del partido?... No. ¿Genera la imagen de un equipo sólido, aceitado, que "ya está" para ser protagonista y pelear el ascenso?... No. Unión no hace ruido, para casi nadie es candidato, se desprendió de dos titulares indispensables, no trajo refuerzos, carece de estrellas rutilantes, pero gana y empieza a hacerse fuerte en Santa Fe de la mano de Gugnali. Anoche, prácticamente igual que frente al puntero tucumano, el mayor mérito del equipo fue el oportunismo para saber golpear en los momentos justos del partido. Porque Gastón Carabajal -por fin un defensor que le aporta un gol al equipo por más que no sea esa su principal función específica- saltó más alto que todos y puso el 1-0 de cabeza, después de una linda rosca del "Coqui" Torres en un córner. Y porque el mismo Torres y el pibito Fernando Márquez le cambiaron el final a una película que empezaba a aburrir en el 15 de Abril: el zurdo se llevó los aplausos porque el 2-0 fue el premio a su personalidad para hacerse dueño del carril y el chico de las inferiores selló un golazo que no olvidará jamás en su vida, no sólo por ser el primero en el profesionalismo con la camiseta de Unión, sino porque su gesto técnico en la definición -por cómo acomodó el cuerpo y por cómo le pegó a la pelota- fue tal cual marcan los mejores libros del área.

Cuando un equipo, que irregularmente tambalea fuera de su comarca y no consigue resultados como pasó hace una semana ante Chicago, juega en su cancha siempre con 10.000 almas gritando, saltando y empujando, convengamos que no le quedan demasiadas alternativas desde el punto de vista de la actitud. Esto está, en la mitad más tres de la temporada, fuera de discusión. Con Trullet o con Gugnali. Con un punta, con dos y contra quien sea. Unión está obligado, por cuestiones naturales, a ir al frente en Santa Fe. Como sea, con lo que tenga y como pueda.

Unión tuvo una primera parte del campeonato, donde mayormente dirigió el "Cabezón", apenas discreta desde la sumatoria de puntos. Algo que, incluso, le costó el puesto a Trullet y hasta puso en duda la continuidad de Gugnali sobre finales de 2007. La previsible economía de guerra que debieron aplicar los dirigentes para no tener "sorpresas" con el presupuesto de la actual plantilla de sueldos derivó en el exilio de dos elementos como Paulo Rosales e Ignacio Canuto, que eran titulares con nombres propios. Como contrapartida y por el mismo motivo de alcancía, no llegó nadie como refuerzo. Entonces, a la hora de los nombres, Unión sale obligado a pelear por un lugar en los primeros cuatro lugares sabiendo que tiene menos que antes. La conclusión aparece sola: deberá hacerse fuerte como equipo en sí, en la adversidad, apoyándose en las columnas -el "Turco" Assef atrás, el "Coqui" Torres en el medio y la "Chancha" Zárate adelante-, e intentando manejar de la mejor manera posible la ansiedad de su gente.

Es por eso que esta parte de la temporada aparece con un perfil bajísimo. Desde el entrenador hasta los jugadores. Para colmo, en la búsqueda de esa identidad de juego, había encontrado respuestas más que interesantes en un Marcos Flores que deberá esperar otro puñado de días afuera por la lesión contra Chicago en la cancha de Argentinos. Con Rosales en Talleres, Flores lesionado y Casanova en recuperación, Unión no tiene enganche ni organizador de juego. Podría ponerse ese disfraz Martín Zapata; pero el entrerriano hoy anda de overol, corriendo al lado de Serrizuela. Entonces, la polémica acerca de jugar con dos delanteros iguales -Ferrer al lado de Zárate- se muere antes de nacer: no se chocan, no se anulan, no se amontonan, no nada... Es que Ferrer aparece retrasado en la hierba, como si la "10" en la espalda le diera el embrujo del enganche. No le faltan ganas, todo lo contrario. Pero no es su puesto, porque su fuerte es adentro del área, donde hizo una buena cantidad de goles con la camiseta amarilla que enfrentó anoche y con la de Aldosivi.