Tomás Rodríguez (Especial para El Litoral)
Don Enrique Carbonell fue un magnífico dirigente, visionario, emprendedor y ejecutivo, conformó un grupo de colaboradores entre los que figuraban el instintivo y agudísimo descubridor de futbolistas campeones, Carlos B. Gudiños, además de Pedro Acchiardi, Ignacio Pineda, Benjamín López Masía, Alfredo Muñoz, Raúl Aguirre, Cosme Gervasoni, Francisco Ghiano, Luis Difilippo, Pedro Vittori y Salvador Caputto, entre otros.
Hasta entonces, en la cancha de Unión, en bulevar Pellegrini y San Jerónimo, donde se levanta actualmente la Universidad Nacional del Litoral, los rojiblancos eran casi invencibles en su reducto, con los goles por los potentes remates de Mir y Francisco "Falucho" Valiente, además de las corridas del "Potrillo" Simonsini que enviaba los centros para la cabeza del goleador rojiblanco (le hicieron seis tantos al famoso Sportivo Barracas, uno de los equipos más poderosos de Buenos Aires).
Asimismo el conjunto unionista mostraba una sólida defensa con la salida con el taco cachador de Angel "La Vieja" Napoleoni y los acertados quites de "Manucho" Barraguirre. El cerebro del equipo era Alberto Galateo Äpasó de Colón a Unión cuando integraba la selección nacional, antes de irse a Huracán, por una importante suma de dinero para el futbolistaÄ, con su enorme sabiduría, prestancia e inteligencia para mostrar todo su talento.
En cambio, a orillas del Salado, en bulevar Zavalla y Corrientes, en el fortín del barrio de Sunchales, Colón tenía a Eduardo "Lalo" Echagüe, quien era un half derecho de guante blanco; Lillo Pavón un centromedio que se paraba en la mitad del campo, hacía rebotar a los delanteros contrarios en su pecho o en las piernas de gladiador del fornido "Tucho" Casabianca. Arriba los puntazos de Albino "Negro" Martínez o el zigzagueo de Martín "Pirincho" Sánchez, el que jugó un Sudamericano al lado de Domingo Tarasconi ("Tarasca"), el segundo goleador histórico de Boca, detrás de Roberto Cherro y superando a Francisco Varallo y Martín Palermo, hasta que llegó Juan Antonio "Pinino" Rivarola, con sus famosas apiladas, denominadas del "Capitán Orejas".
Los sabaleros habían tenido triunfos históricos ante el Peñarol de Montevideo, campeón sudamericano de clubes, con la base del primer ganador de la Copa del Mundo de 1930 e Independiente de Avellaneda.
Los diarios de esa época señalaron que la mejor delantera que se conoció en el orden local fue la de Gimnasia y Esgrima, campeón del último torneo amateur y primer profesional de la Liga Santafesina, conformada por Gabriel Magán, Oscar Salas, Tomás Loyarte, Genaro Canteli y Enrique García.
"Tomá, "Gallego' Äle decía Loyarte a MagánÄ y si lo errás, te doy una piña". El puntero derecho sacaba su furibundo disparo que terminaba en el fondo del arco rival. Sobre la
derecha, como peón de brega Äcomo se decía entoncesÄ estaba el "Negro" Salas, un obrero del fútbol, jornalero del pase y de la gambeta sobria.
Magán y Canteli triunfaron en San Lorenzo de Almagro (campeones de 1933) y el "Chueco" García, ha sido considerado el más grande puntero izquierdo de Racing Club y del fútbol argentino.
El director de "Los Cinco Auténticos" era el "Macho" Loyarte que, junto al "Correntino" Gómez, pasaron de Colón a Gimnasia y Esgrima (también Galateo a Unión) por una mejor y tentadora retribución económica.
Loyarte, el "Macho", el conductor de la orquesta, era guapo y no se achicaba en ninguna cancha, admirado y respetado por los propios porteños porque siempre se brindó en forma íntegra, jugando en el campeonato argentino como en la selección nacional; siendo un verdadero símbolo del fútbol santafesino, en la llamada "época de oro".
A Enrique García, "El Poeta de la Zurda", el recordado periodista santafesino "El Bachiller" lo llamaba el "Chueco", debido a su forma de caminar y tenía el corazón gimnasista, vivía muy cerca de la cancha mens-sana.
El "Chueco" García jugaba con pantalones cortos y botines con tapones, se divertía en la cancha y le ofrecía toda su alegría al hincha de Gimnasia y Esgrima en sus inicios y luego a los de Rosario Central y del glorioso Racing Club, más adelante, con sus apiladas, genialidades y calidad indiscutida, un ballet como para actuar en el Teatro Colón, o en la Opera de París o "Scala" de Milán.
El campeón de 1930 y 1931 tenía en sus filas al "Flaco" Alfredo Mors; Eulalio Gómez (padre) y J. Valdez, Alberto Lebrón, Rafael Amadei y Carlos Lebrón; Gabriel Magán, Oscar Salas, Tomás Loyarte, Genaro Canteli y Enrique García.
Cuando fueron transferidos Gabriel Magán (San Lorenzo de Almagro) y Enrique "Chueco" García (Rosario Central) apareció una figura ligada con la malla de Gimnasia y Esgrima, Carlos Locasso, actuando en ambos sectores extremos de la delantera mens-sana.
Cuando Marcelo Quinteros lo hacía de puntero derecho, Locasso lo hacía a la izquierda. Después Gimnasia y Esgrima, esa verdadera escuela donde surgían grandes futbolistas, lo transfirió a River Plate, donde entre 1934 y 1935 como entreala izquierdo jugó 17 encuentros, anotando seis tantos defendiendo al equipo de la banda roja, fundado en la Boca y luego se asentó en Palermo, antes de afincarse definitivamente en el barrio de Belgrano.
En Gimnasia y Esgrima también mostró su estrella para luego brillar en el firmamento del fútbol argentino René "Huevo" Pontoni. Lo propio hicieron el inolvidable arquero Jerónimo "Oso" Díaz (N. O. Boys), José B. Canteli (máximo goleador de primera división del fútbol argentino en N.O.B. y Platense), César Garbagnoli (Newell's e Independiente y antes de abandonar la actividad, actuó en Unión en segunda división), Juan Carlos Sobrero (Newell's), Juan Piazzesi, Joaquín Valdez, etcétera.
Según escribiera el periodista santafesino "El Bachiller" en el semanario porteño "Campeón", en su página de los viernes, los hinchas sabaleros o tatengues se estremecían cuando el "Gringo" R. Damato y sus amigos gritaban: tiemblen que aquí llegan los "Pistoleros de Gimnasia y Esgrima".
Decía El Bachiller: "Los Pistoleros de Ciudadela!... Después de muchos años de vichar fútbol en todas partes de Buenos Aires y de llenarme los ojos con craques de toda laya, desde José M. Moreno a Pelé (Edson Arantes do Nascimento) y desde Zito a Rojitas (Angel Clemente Rojas), yo siento en los mirones y palpitando en mi pecho a aquellos fantásticos futboleros nacidos en el potrero santafesino que amaban la camisola de la franja azul y tenían por capitán al "Macho' Loyarte...Los Pistoleros de Ciudadela!...".
Gabriel Magán fue un puntero derecho extraordinario, surgido de la cantera de los "Pistoleros" y descubierto por el maestro Carlos Gudiño, actuó cinco años en San Lorenzo de Almagro (1932-1936), logrando 56 goles en 94 partidos.
Integró el equipo de los Santos de Boedo que logró el primer título en el profesionalismo, formando una pareja extraordinaria junto a Genaro Canteli y ambos tienen un lugar especial en el Museo de San Lorenzo de Almagro.
Todavía mantiene el récord en la entidad de Boedo de cinco goles en un partido, cuando en su primera temporada defendiendo la casaca de los azulgranas derrotaron a Tigre, por ocho a dos.
El arquero Benjamín Martínez del elenco del norte del Gran Buenos Aires tuvo que ir al fondo de su arco a buscar nueve veces la pelota impulsada por Magán, porque al año siguiente, frente al mismo equipo de Victoria le hizo cuatro tantos más en el triunfo de los "Santos" de Boedo, por cinco a dos.