Con la de sus amores. Nico Frutos gritó goles con la rojiblanca de Unión, a pesar de que no tuvo un buen trato por parte de la hinchada que, al igual que ocurrió con otros que luego triunfaron, al principio lo resistió.
FOTO: ARCHIVO EL LITORAL
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Con la de sus amores. Nico Frutos gritó goles con la rojiblanca de Unión, a pesar de que no tuvo un buen trato por parte de la hinchada que, al igual que ocurrió con otros que luego triunfaron, al principio lo resistió.
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En San Lorenzo. Junto con Herrón, en el momento de la llegada al club de Boedo, donde empezó a mostrar todo lo que es capaz de brindar. Su paso por la entidad azulgrana fue muy interesante. Comenzó a codearse con los goles y también con el éxito. Se perfilaba el artillero.
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Goles sueltos por todos lados: hizo las diagonales y también festejó con la camiseta de Gimnasia y Esgrima de La Plata en la Argentina.
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En Avellaneda se ganó el cariño de los hinchas de Independiente: le fue bien, festejó y encima se diplomó de ídolo una tarde contra Racing.
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En el Anderlecht de Bélgica, este rubio alto y con zapatos negros, se cansó de hacer goles en un torneo corto y fue campeón.
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