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Estancia de puertas abiertas
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Estancia de puertas abiertas
La casa está enclavada en un predio de aproximadamente 30 hectáreas y conserva el mobiliario original.
En esta nueva entrega de Arquitectura Rural, historia, patrimonio, turismo, nos interiorizamos acerca de la historia y los días que corren en la Estancia San Miguel, situada en el distrito Santa Isabel del departamento General López. TEXTOS y fotos. ARQ. CRISTINA S. GALETTI.
La Estancia San Miguel está ubicada sobre la ruta nacional Nº 8, a la altura del kilómetro 331, muy cerca de la localidad de Santa Isabel.
Miguel Rueda, el fundador de San Miguel, nació en Santiago del Estero el 29 de setiembre de 1817, fecha en que se dedica al Arcángel Miguel. Su vida, según ha podido indagar Miguel Rueda IV -actual propietario de la estancia-, estuvo signada por varias intervenciones del santo al cual le debía su nombre.
Cuando tenía 24 años, muy cerca de ese día, se salvó de que le quitaran la vida los partidarios del general rosista Manuel Oribe, que ya habían apresado y degollado a Marco M. de Avellaneda, hijo de Nicolás Avellaneda y Tula, primer gobernador de Catamarca. El joven Miguel Rueda y su padre, miembros de la Liga del Norte, se salvaron del ataque por haber asistido ese día a misa. Sintiéndose protegido por el arcángel patrono, años después el político bautizó a su estancia con el nombre de San Miguel. Luego de haber participado de la Batalla de Famaillá, en Tucumán, el 19 de setiembre de 1841, y de salvarse milagrosamente de un intento de asesinato, Miguel Rueda se exilió en Chuquisaca, Bolivia.
Con la muerte del general Lavalle, los ánimos se calmaron un poco y el interior del país entró en un largo período de quietud relativa. Rueda volvió al país y encontrándose en Córdoba, en 1854, se le encomendó para recibir al triunfador de Caseros, general Justo José de Urquiza. Ese mismo año llegó a ser diputado por Santiago del Estero presentando, junto a Manuel Lucero, diputado por Córdoba, un proyecto de ley de derechos diferenciales para las importaciones. Esta iniciativa -que fue aprobada en 1856-, establecía que cualquier mercancía introducida directamente a los puertos nacionales pagaría una tasa común, mientras las que procedían de Buenos Aires se gravarían con el doble de la tasa común. En ese entonces, Buenos Aires, separada del resto, concentraba la mayor parte de los ingresos por aduana.
Miguel Rueda también participó activamente en la construcción del primer muelle de Rosario y, durante la presidencia de Bartolomé Mitre, fue elegido diputado provincial en Rosario, cuando corría el año 1862.
En la línea de frontera
El 19 de diciembre de 1857 había adquirido al gobierno de la provincia de Santa Fe, un terreno compuesto de dieciocho mil varas de frente por doce mil de fondo -es decir aproximadamente seis leguas superficiales- en el actual distrito Santa Isabel que, por entonces, era tierra virgen comprendida dentro de la línea de frontera que unía Río Cuarto, La Carlota, Laguna de Hinojo (Venado Tuerto), Melincué y Fortín Chañar (Teodelina).
En esa época, las tierras bajas y con bañados y lagunas eran más apreciadas que las tierras altas, ya que se utilizaban los campos para explotación ganadera y de esta manera contaban con abrevaderos naturales. Como se ha señalado en otros casos, una vaca costaba, en ese momento, el equivalente al valor de cuatro hectáreas de campo.
Luego de su participación en los sucesos que rodearon la organización del Estado Nacional, la estancia fue el refugio en su madurez. Sin embargo, activo y comprometido como era, él y sus descendientes se involucraron activamente en el desarrollo de la zona.
El casco original, casi intacto y permanentemente conservado, fue construido entre 1885 y 1890, dentro del lenguaje del clasicismo francés. Con posterioridad se han incorporado algunas habitaciones complementarias y, en 1975, se realizaron refacciones generales que devolvieron a la casa todo el esplendor. Tiene una superficie aproximada de 1.500 metros cuadrados. A su muerte, uno de sus tres hijos, también llamado Miguel, heredó dos leguas cuadradas pertenecientes al distrito de Santa Isabel.
Un presente abierto al turismo
El cuarto hijo del propietario original, Miguel Rueda, es quien actualmente maneja los destinos de la Estancia San Miguel, donde los campos linderos al casco están dedicados al cultivo de maíz, trigo y soja.
En el casco propiamente dicho se lleva adelante, desde el año 2000, un emprendimiento turístico de carácter receptivo. Si bien se puede llegar fácilmente a través de las rutas que la comunican con el resto de la provincia y el país, cuenta con una pista de aterrizaje que permite arribar desde el aire.
Además del alojamiento en la vieja casona, se ofrecen a los visitantes diversas actividades para desarrollar durante su estadía en el lugar.
La casa, que está enclavada en un predio de aproximadamente 30 hectáreas y conserva el mobiliario original, cuenta con aire acondicionado y calefacción que se distribuye en todos los ambientes mediante radiadores por los que circula agua caliente desde una caldera especial. También cuenta con hogar a leña en la zona de encuentro social y salamandras en baños y algunos dormitorios.
Dispone, además, de dos canchas de tenis con piso de césped y canchas de minigolf y croquet. Se ofrece, también, la posibilidad de navegación y pesca de embarcados en la Laguna El Hinojo, próxima al predio.
La atención a los visitantes es personalizada, y está a cargo de sus propietarios con la colaboración de gente de la zona, entre quienes destacamos a Nancy, quien se encarga de la cocina y el cuidado general de la casa y prepara, para el desayuno, unos maravillosos scones por los cuales se ha hecho “famosa”.
La estancia San Miguel tiene capacidad para atender cómodamente a 20 visitantes. Sus seis habitaciones se abren, todas, a una terraza balcón que circunda la planta alta y desde donde se puede disfrutar del amplio y forestado parque, con añosos eucaliptus y otras muchas variedades. Para los días en que el clima no acompaña, o por las noches, los huéspedes pueden disfrutar de las salas de juegos y de estar, con biblioteca incluida. Un lugar para vivir la historia y la naturaleza, en medio de un imponente marco patrimonial.
Agradecimientos:
Al Sr. Miguel Rueda, por abrirme las puertas de su casa, a Nancy Milanesi por su atención, al Hotel Posta de Juárez de Firmat, y a Marcelo Lombardo y Emilio Del Carlo, del Ente Turístico Firmat, por su especial colaboración.
El presente trabajo forma parte del relevamiento del patrimonio cultural de la provincia, del Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe.
Actualmente la estancia está abierta al turismo y, además del alojamiento en la vieja casona, ofrece a los visitantes diversas actividades recreativas.
Con actitud solidaria
El hijo del fundador de la estancia, Miguel Rueda, cuando era presidente honorario de la Comisión Pro Hospital de la localidad -creada en el año 1908-, entregó en 1930 una manzana para la construcción del edificio, que luego llevó su nombre. Aportó, además, varias veces, dinero en efectivo.
También contribuyó con la educación, donando un aula a la escuela Nº 179, “Bartolomé Mitre”, en 1928. Su hijo, Miguel Alberto vendió en 1944, en condiciones muy ventajosas, cuatro manzanas al Club Juventud Unida cuyo estadio lleva el nombre de su madre, Josefina Seligman de Rueda y, posteriormente, en 1950, se construyó la escuela Nº 779, “Domingo Faustino Sarmiento”, en el predio que éste donó, junto con una partida de dinero.