Crónicas de la furia
Crónicas de la furia
El Senado se dispone a prorrogar los superpoderes en medio de un clima cada vez más hostil. Señales contradictorias y compromiso social .
Federico Aguer
Existe una mayoría de argentinos, que cada mañana debe encarar el día con la fuerza necesaria para poder mantener su familia. Lo hacen -lo hacemos- con la alegría de tener la posibilidad de superarnos gracias al trabajo digno, y con las incertidumbres propias que implica vivir en un país como el nuestro.
Esta semana, el conflicto volvió a transitar el Congreso de la Nación. Esta vez, el tema fue la media sanción necesaria para concretar la postergación de los superpoderes al Poder Ejecutivo.
La sorpresiva firma de Roxana Latorre a favor del proyecto oficial provocó la ruptura del bloque Santa Fe Federal, liderado por Carlos Reutemann, quien dijo sentirse “furioso”. Independientemente del quórum alcanzado gracias a este apoyo, el oficialismo trabajó para garantizarse los 38 votos necesarios que lo facultan a mantener el status quo. Para el electorado del campo que lo apoyó, será más difícil de entender la deslealtad.
La furia transita las calles, se respira en los barrios y en el campo. Se expresa en un agente de Prefectura que mata a dos adolescentes que quisieron robarle el auto, en las piedras de los vecinos de la Villa 31 contra la Prefectura, y se manifiesta en los ruralistas que pretenden ingresar por la fuerza al recinto legislativo.
Para el rabino Sergio Bergman, quien disertó en la Sociedad Rural, nuestros dirigentes son la expresión cultural exponencial de la corrupción de los valores de nuestra sociedad. Ellos son nuestro emergente. “Nuestra anomia es un pecado de omisión”, criticó. Para el religioso, si queremos, podemos; pero lograrlo llevará mucho más tiempo que la angustia existencial y que un cronograma electoral.
Los jóvenes nucleados en el Ateneo ruralista encendieron una luz de esperanza. Reunidos en su congreso nacional en Corrientes, dieron otro paso para seguir consolidando alianzas con los partidos políticos y con los verdaderos referentes de la acción social: las ONG’s.
Otro hecho que pasó desapercibido: en el proyecto de emergencia agropecuaria por la sequía en la provincia de Buenos Aires, elimina por 180 días prorrogables por otros tantos las retenciones a los productos que se exporten desde 22 distritos y se baja al 50% lo que deben pagar las exportaciones de otras 15 localidades. Santa Fe vuelve a quedar afuera. Para la mayoría de los argentinos, el dilema pasa por saber cómo llevar una vida normal en medio de la furia.