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Elisha Cook Jr., uno de los mejores secundarios del cine.

Esos pequeños grandes actores

Junto a Bogart, Brando, De Niro y Di Caprio siempre hubo, a lo largo de la historia del cine, intérpretes acotados a pequeños papeles, pero que lograron con su presencia engrandecer sus filmes. Elisha Cook Jr., John Cazale y William H. Macy son algunos. En las siguientes líneas, un breve homenaje a estas figuras, tan necesarias, del séptimo arte.

TEXTOS. JUAN IGNACIO NOVAK.

La familia Corleone, la de “El padrino”, ¿sería la misma sin John Cazale en el papel de Fredo? ¿Hubiera tenido George Bailey (el personaje de James Stewart en “¡Qué bello es vivir!”) un susto navideño de no ser por el olvido del tío Billy, encarnado por Thomas Mitchell?. Rick Blaine, interpretado por Bogart en “Casablanca”, ¿estaría en condiciones de iniciar una “hermosa amistad” en un brumoso aeropuerto si a su lado no hubiera estado el capitán Renault de Claude Rains?. La épica “Quo Vadis” ¿sería hoy un clásico de no ser por aquel deslumbrante Nerón logrado por Peter Ustinov?. Y el edificio donde nació “El bebé de Rosemary” ¿sería tan tétrico sin el oscuro portero de Elisha Cook Jr.?

Al pensar en los grandes actores de la historia del cine, los nombres que vienen a la memoria son siempre los mismos, de acuerdo a cada generación. Cary Grant, James Stewart, Humphrey Bogart, Marlon Brando, Robert De Niro, Al Pacino, Dustin Hoffmann, Leonardo Di Caprio, Tom Cruise... y así un largo rosario de nombres conocidos. Pero basta revisar cualquier película en que éstos hayan intervenido a lo largo de las décadas para descubrir en el reparto figuras recurrentes, siempre presentes en pequeños papeles, confinadas una y otra vez a la letra chica en los créditos, pero tan necesarias para el buen destino del filme como la estrella acaparadora de miradas. Efectivamente, fueron muchos los actores que, sin alcanzar la jerarquía de la primera línea, se vieron obligados a sustentar sus carreras en pequeñas o medianas participaciones en las películas. Y que, a la postre, lograron consolidar sólidas trayectorias, demostrando cualidades interpretativas muy completas. En los siguientes párrafos, una evocación a modo de homenaje por vida y carrera de algunos de ellos.

A LA MEMORIA DE FREDO

Uno de los casos más sobresalientes, que hace poco fue merecedor de un interesante documental, es el de John Cazale, quien entre 1972 y 1978 intervino con pequeños papeles en algunas de las más importantes películas de la década. Proveniente del teatro, este actor moreno de mirada tímida, algo torpe e histriónico, fue seleccionado a principios de los 70’ para personificar a Fredo en “El padrino”. Su actuación como un hombre patético, inseguro y mujeriego mereció los aplausos y cimentó su trayectoria. Y cuando repitió su personaje, dos años más tarde, en la segunda parte de la historia de los Corleone, protagonizó junto a Al Pacino una de las escenas más sobrecogedoras de los 70’: aquella en la que Michael (el personaje de Pacino) descubre que su hermano lo ha traicionado y lo besa, sellando así su trágico destino.

Aún cuando es muy recordado por su papel de Fredo, Cazale trabajó también junto a Gene Hackman en “La conversación” también dirigido por Francis Ford Coppola, y logró una impecable actuación en “Tarde de perros”, como un ladrón de pocas luces que, junto a otro interpretado por Pacino, asaltan un banco con impensadas consecuencias. En este de Sidney Lumet, Cazale improvisó una perlita que hoy se destaca en el guión: cuando le preguntan a que país le gustaría viajar, reflexiona unos momentos y responde “Wyoming”. Inolvidable. El último trabajo de este actor fue en “El francotirador”, donde es uno de los amigos del trabajador metalúrgico y cazador de ciervos que debe luchar en Vietnam, interpretado por Robert De Niro. Poco después falleció, con poco más de 40 años.

LOS AMIGOS DE BOGART

Con la década del 40’ habían llegado buenos tiempos para Humphrey Bogart. Tras alcanzar el estrellato con “Alta sierra”, le llegó la posibilidad de interpretar al detective Sam Spade en “El halcón maltés”. En ese mítico filme lo acompañaron tres actores que luego se convertirían en recurrentes figuras de reparto en las películas de Hollywood. Entre ellos el obeso Sidney Greenstreet, que intervino luego en “Casablanca” como el plácido Ferrari (ese que siempre estaba matando moscas) y en “La máscara de Dimitros” de Jean Negulesco. Y el magnífico Peter Lorre (recién desembarcado en Norteamérica tras su impresionante trabajo europeo en “M, el vampiro”) quien trabajó luego en esas mismas películas junto a Greenstreet para consolidarse con el tiempo como uno de los grandes actores secundarios en películas como “Arsénico por compasión”, “La burla del diablo”, “20.000 leguas de Viaje Submarino” y “El cuervo”.

Pero de todos los personajes de “El halcón maltés”, el mejor es el malhumorado pistolero, desairado siempre por Bogart. Este personaje fue interpretado por Elisha Cook Jr., uno de los mejores secundarios de la historia del cine. Entre sus mejores creaciones figuran el granjero “Stonewall” Torrey, de la película “Shane, el desconocido” quien logra una de las muertes más impactantes en la historia del género. Es así: el villano Wilson (Jack Palance) lo provoca, consciente de su superioridad en el manejo de las armas. Torrey, que es irascible, reacciona. Y cuando quiere disparar, Wilson lo fulmina con rapidez pasmosa. Torrey cae desplomado sobre el barro y queda inerte. Medio siglo después todavía impacta.

DESPISTADOS Y ÁNGELES

El avance de la televisión desde principios de los 50’ provocó una ostensible caída en la cantidad de espectadores de cine, situación que obligó a Hollywood a buscar nuevas propuestas. Y las películas con impronta épica, principalmente las basadas en temáticas bíblicas o de los tiempos del imperio romano fueron opción recurrente. Una de las más famosas fue “Quo Vadis”, protagonizada por Robert Taylor y Debora Kerr. En ella se narran las desventuras de un pareja en los primeros tiempos del cristianismo. Si bien es una gran película, dirigida con impronta épica por Marvin Leroy, hoy no sería tan recordada de no ser por uno de sus actores secundarios: Peter Ustinov, en el papel de uno de los emperadores más controvertidos que tuvo Roma: Nerón. Fue tal el histrionismo desplegado por el actor, que cada plano en el que interviene directamente deslumbra, eclipsando a los atractivos protagonistas.

Pocos años antes de “Quo Vadis”, Frank Capra había dirigido su obra maestra “¡Qué bello es vivir!”. A la actuación enorme de James Stewart, se suman en este film al menos dos grandes secundarios, que aparecieron en su tiempo en numerosas películas. Uno de ellos es Thomas Mitchell, como el descuidado tío Billy, quien al perder 8 mil dólares pone en jaque a la familia Bailey. Este notable actor (que se llevó el Oscar al mejor secundario por “La diligencia”), participó también en obras maestras como “Lo que el viento se llevó” y “A la hora señalada”. El otro es Henry Travers, el veterano que interpretó uno de los personajes más divertidos del filme de Capra, el ángel Clarence, que le da al protagonista la oportunidad de comprobar como hubiera sido el mundo si él no hubiera existido. Este entrañable actor, hoy casi olvidado, intervino también en filmes de la jerarquía de “La sombra de una duda” de Alfred Hitchcock, “Las campanas de Santa María” de Leo McCarey y “La señora Miniver” de William Wyler.

LOS ACTUALES

En alguno de sus tantos libros dedicados al cine, José Pablo Feinmann define a William H. Macy como “el Elisha Cook Jr. de los 90’”. Efectivamente, cualquiera que haya visto “Fargo” se dará cuenta de que el actor que está detrás de ese inseguro y patético vendedor de autos que monta el falso secuestro de su mujer, es cosa seria. Si bien casi nunca encabezó los créditos, Macy trabajó en grandes filmes contemporáneos como “Magnolia” y “Boogie nights” ambas de Paul Thomas Anderson y “El cliente” de Joel Schumacher. Siempre en pequeños (o no tanto) papeles que no hacen sino enriquecer el producto final.

Otro de los que realizan una actuación superlativa en “Fargo”, también relegado a la categoría de secundario pese a la intensidad de sus trabajos es Steve Buscemi, uno de los sádicos asesinos en la película. Este actor (también conocido por su labor como director independiente) tiene en su haber notables trabajos de reparto en filmes como “Perros de la calle” de Quentin Tarantino, “El gran pez” de Tim Burton, “El gran Lebowski” de Joel Coen y “Dead Man” de Jim Jarmusch.

Otros ineludibles actores “de reparto” de estos tiempos son John C. Reilly (de actuación impresionante en “Chicago”, ganadora del Oscar en 2002), John Turturro (al que se puede encontrar en buena parte de la filmografía de los Coen) y John Goodman (capaz de interpretar personajes tan diferentes como Pedro Picapiedras y un psicópata asesino). Por nombrar solo algunos de los más destacados.

Siempre al lado de las grandes estrellas, muchas veces casi opacados por ellas, todos los actores mencionados aquí dejaron su huella. Y para eso, muchos de ellos tan solo necesitaron unos pocos minutos en las película en la que intervinieron.

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William H. Macey interpretó roles fundamentales en “Fargo” y “Magnolia”.

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Peter Ustinov fue Nerón en “Quo Vadis”.

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más nombres

HUGH GRIFFITH

Una de las películas más recordadas de la década del 50’ es Ben-Hur. Además de la memorable actuación de Charlton Heston, sobresale también en este film un actor conocido por sus roles secundarios: Hugh Griffith, que se llevó el Oscar al mejor actor de reparto por encarnar maravillosamente al Sheik Ilderim en la multipremiada película de William Wyler.

BURL IVES

Trabajó junto a Paul Newman (“La gata sobre el tejado de zinc”), Gregory Peck (“Horizontes de grandeza”), James Dean (“Al este del Edén), Sophia Loren (“Deseo bajos los olmos”) y Alec Guinness (“Nuestro hombre en La Habana”). Burl Ives se ganó un lugarcito privilegiado entre los grandes pequeños actores de la historia del cine.

EL ETERNO SECUNDARIO

Con sus comentarios jocosos y su constante borrachera, acompañó a Humphrey Bogart y Lauren Bacall en su gesta contra los nazis de “Tener y no tener”, ayudó a John Wayne a trasladar diez mil cabezas de ganado desde Texas hasta Missouri en “Río rojo”, participó en la épica de “La conquista del Oeste” y fue un juez despótico al que se enfrenta Gary Cooper en “El forastero”. Walter Brennan hizo eso y muchísimo más en una carrera de 40 años en la industria cinematográfica, pero casi nunca fue actor principal: su impronta la dejó con inolvidables actuaciones secundarias. Este actor nacido en 1894 y fallecido 80 años después en California, ostenta un récord difícil de igualar: obtuvo tres premios Oscar de la Academia al mejor actor de reparto: en 1936 por “Rivales” con la dirección de Howard Hawks y William Wyler, en 1938 por “Kentucky” bajo la dirección de David Butler y en 1940 por “El Forastero”, a las órdenes de William Wyler y junto a uno de sus eternos compañeros de reparto, precisamente Gary Cooper.

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Henry Travers interpretó al ángel Clarence, en “¡Qué bello es vivir!”, de Capra.

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John Cazale fue seleccionado a principios de los “70 para personificar a Fredo en “El padrino”.