Envío de 30.000 soldados de EE.UU. a Afganistán

Talibanes prometen devolver en ataúdes los refuerzos de Obama

Afganistán confía en que EE.UU. ayude a reforzar su ejército antes de su retirada.

Talibanes prometen devolver en ataúdes los refuerzos de Obama

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama -Premio Nobel de la Paz-, anunció anoche en West Point, el envío rápido de 30.000 soldados adicionales y fijó el mes de julio de 2011 como fecha para el inicio de la retirada militar.

Foto: AGENCIA AFP

 

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AFP-EFE-Télam

El gobierno afgano se declaró satisfecho hoy por el próximo envío de 30.000 soldados estadounidenses más, a los que se sumarán 5.000 de la Otan, para combatir a la insurgencia talibán, que aseguró que esos refuerzos no harán sino aumentar el número de muertos entre los aliados.

“El presidente (estadounidense) Barack Obama reiteró muy claramente el compromiso de Estados Unidos en Afganistán y su discurso corresponde del todo a lo que esperaban el gobierno y el pueblo afganos”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores, Rangeen Dadfar Spanta. “Debemos asumir progresivamente nuestras responsabilidades para que al final nuestros invitados extranjeros puedan regresar a casa”, añadió.

Obama anunció anoche el envío de 30.000 militares suplementarios en nombre del “interés nacional vital” de Estados Unidos e insistió en que “Afganistán no está perdido”, pese a que “los talibanes ganaron terreno”.

Como complemento, esta mañana, la Alianza Atlántica (Otan) afirmó que la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (Isaf) en Afganistán, bajo su mando, tiene asegurado un refuerzo de “al menos” 5.000 hombres.

“Puedo confirmar que los aliados (miembros de la Otan) y nuestros socios aportarán una contribución suplementaria significativa, de al menos 5.000 soldados y probablemente unos cuantos millares más”, declaró en Bruselas el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen. Y, según el diario El País, España contribuirá con unos 200 efectivos.

Obama acompañó la ayuda de una advertencia al presidente afgano, Hamid Karzai, cuya reelección se vio empañada por fraudes y cuyo gobierno está acusado de corrupción. “La época del cheque en blanco se acabó”, le espetó.

El canciller afgano resaltó que Obama había insistido en la importancia de la amenaza terrorista a nivel regional, “diciendo claramente que no debemos permitir a las regiones situadas al otro lado de la línea Durand que se conviertan en bases permanentes para Al Qaeda y el terrorismo”, en referencia a la frontera entre Afganistán y Pakistán.

Más lucha y resistencia

Los talibanes reaccionaron diciendo a Obama que “los 30.000 soldados suplementarios reforzarán la resistencia y la lucha”.

“Obama verá desfilar muchos ataúdes de soldados estadounidenses muertos en Afganistán”, auguró el portavoz Qari Yusuf Ahmadi por teléfono, estimando además que “se verán obligados a una retirada vergonzosa”.

El general Stanley McChrystal, comandante de las fuerzas estadounidenses y de la Otan en Afganistán piensa justo lo contrario.

“El nuevo análisis de la situación en Afganistán y en Pakistán efectuado por el presidente (Obama) me ha dado una misión clara y los recursos para cumplirla”, declaró el general. Y eso que serán 10.000 menos de los que había pedido.

“La claridad, el compromiso y la resolución del discurso del presidente son un avance principal para llevar la seguridad a Afganistán y eliminar los santuarios de los terroristas que amenazan la seguridad de la región y del mundo”, añadió.

Ayer un soldado estadounidense perdió la vida en el Este de Afganistán, lo que eleva a 300 el número de norteamericanos muertos en el país en lo que va de año. En 2008 Estados Unidos registró 155 bajas.

“Enviar más soldados extranjeros no va a ayudar a Afganistán. Sólo va a reforzar la idea de que se trata de una invasión extranjera, que los estadounidenses están aquí para defender sus intereses y tener una presencia militar en Asia Central, cerca de Irán y de China”, opina Shah Agha, un taxista de 43 años que otrora fue capitán del ejército comunista afgano.

La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) estimó que “no hay un número mágico de soldados estadounidenses que pueda aportar la seguridad en Afganistán”.

Confianza afgana

En tanto, el ministro en funciones de Asuntos Exteriores de Afganistán, Rangin Dadfar Spanta, se mostró hoy confiado en que en el próximo año y medio, momento a partir del cual las tropas de EE.UU. iniciarán su retirada del país, Washington hará un esfuerzo para fortalecer a las fuerzas de seguridad afganas.


Apoya pero no manda

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, mostró su “pleno apoyo” a su homólogo estadounidense, Barack Obama, en su “nuevo impulso” en Afganistán, pero no anunció el envío de tropas suplementarias solicitado por Washington. El presidente galo calificó de “valiente, determinado y lúcido“ el discurso en el que Obama anunció el envío de 30.000 soldados más a Afganistán y desveló un calendario de retirada del país.

Sarkozy se comprometió a “seguir aportando a Afganistán y a su pueblo el apoyo militar y civil necesarios”, sin precisar si enviará más soldados al país.

Pedido paquistaní

El gobierno paquistaní abogó hoy por “trabajar estrechamente” con EE.UU. para garantizar que la nueva estrategia para Afganistán del presidente estadounidense, Barack Obama, no tenga efectos negativos para Pakistán, que teme un posible flujo de integristas hacia su territorio.

“Pakistán ha tomado nota cuidadosamente del importante anuncio hecho por el presidente Obama respecto a la estrategia de EE.UU. en Afganistán”, se afirma en un comunicado del Ministerio paquistaní de Exteriores. Islamabad “busca trabajar estrechamente” con Washington para “entender todo el significado de la nueva estrategia” y “garantizar que no habrá una repercusión adversa para Pakistán”, de acuerdo con la nota.

/// análisis

Más soldados, más bajas

Por Bonny Schoonakker - AFP

Los pilotos y los equipos médicos militares de la principal base estadounidense en Afganistán se preparaban hoy para afrontar las consecuencias del envío de 30.000 soldados norteamericanos suplementarios: un alza probable del número de muertos.

Ayer, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció el envío de refuerzos en el marco de la nueva estrategia, para enfrentar una insurrección que gana terreno y se hace cada vez más mortífera, ocho años después del derrocamiento del régimen de los talibanes. Al día siguiente, sus aliados en el seno de la Otan prometieron contribuir con 5.000 hombres más.

“Treinta mil soldados de refuerzos son treinta mil blancos suplementarios”, destacó el coronel estadounidense Joseph Chozinski, responsable del principal hospital de la base de Bagram, a unos cincuenta kilómetros al norte de Kabul.

Al menos 486 soldados extranjeros murieron en Afganistán en 2009, de los cuales 300 estadounidenses.

En 2008 habían muertos 295 soldados de las fuerzas internacionales.

Al mismo tiempo, el número de soldados extranjeros pasó de 60.000 en 2008 a 112.000 en diciembre de 2009, en el seno de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (Isaf) de la Otan y de la coalición bajo comandancia estadounidense de la operación “Libertad inmutable”.

Más de 60% de los soldados muertos han sido víctimas de los temibles IED, (Improvised Explosive Devices, artefactos explosivos improvisados) como se denomina en la jerga militar a las bombas de fabricación caseras que estallan al paso de los convoyes y patrullas.

Laila Coles, enfermera del ejército estadounidense, conoce bien el resultado de las explosiones de los IED. “Casi siempre uno de estos ataques significa la pérdida de miembros”, superiores o inferiores, relató.

La más joven víctima que le tocó atender era un muchacho afgano de 14 años, probablemente herido cuando colocaba una bomba al borde de un camino.

Las fuerzas internacionales afirman que los talibanes entregan hasta 200 dólares a los aldeanos miserables, es decir casi un año de salario promedio de un afgano, para que coloquen esas bombas.

Los soldados más gravemente heridos son inmediatamente transportados hacia base estadounidense de Ramstein en Alemania.

Y aún cuando los ataques con IED se multiplican, “no sabemos todavía como atender eficazmente todos los tipos de heridas”, reconoció el coronel Joseph Chozinski.

El empleo cada vez más frecuente de las IED, que se agrega a una red caminera muy limitada y a un relieve muy montañoso, obliga a las fuerzas internacionales a utilizar el transporte aéreo, más caro, pero más seguro, tanto para el traslado de personal como para la distribución de enormes cantidades de alimentos, municiones y material logístico necesario para el cuerpo expedicionario.