Andrés Calamaro en Santa Fe
Entonando tantas ilusiones convertidas en canciones
“El Salmón” pisó fuerte en el estadio de Gimnasia y Esgrima en el marco de la gira promocional de “Obras incompletas”. Allí entregó algo más de dos horas de show, con creaciones de todas sus épocas.
El artista recorrió todas las emociones y ritmos, con clásicos de los Abuelos de la Nada, Los Rodríguez y su extensa producción solista, en una noche para saltar y emocionarse.
Foto: Pablo Aguirre
Ignacio Andrés Amarillo
Es duro el momento en el que el hombre toma conciencia de que “ella no va a volver”, aunque no por eso deja de pedir “otra oportunidad”. Y Andrés Calamaro ha sabido cantarle como nadie a esas ocasiones, ya sea en tiempo de cumbia, balada, corrido o punk rock.
Tal vez fue eso lo que impulsó a los miles que concurrieron anoche al estadio del Club Atlético Gimnasia y Esgrima para disfrutar de sus “Obras incompletas”, o al menos todas las que entraran en dos horas de show más un par de bises.
Contra el pronóstico previo de demora, el concierto comenzó apenas pasadas las 21, cuando “El Salmón” se apersonó en el escenario todo de negro, con camisa manga corta, chaleco, corbata y las infaltables gafas oscuras, al frente de su mega banda integrada por Diego García, Julián Kanevsky, Geny Genaro (guitarras), Candy Caramelo (bajo), José Niño Bruno (batería), Tito Dávila (teclados) y la “yunta de Bueyes”: “Cóndor” Sbarbatti y Dani Suárez (voces secundarias de la Bersuit).
Tocando él también una guitarra Fender Telecaster azul metalizado, el solista realizó algunos movimientos alla Keith Richards; cuando no tocó, recorrió el escenario, acompañó a sus músicos y dialogó con las cámaras que flanqueaban el escenario.
El concierto abrió con “Jumping Jack Flash”, de los Rolling Stones, para luego darle entrada a “El Salmón”, seguido de “Mi enfermedad”, el clásico de Los Rodríguez, que motivó el agite popular, tras la cual llegaría la reciente “Carnaval de Brasil”.
“Olé, olé olé olé, Andrés, Andrés”, fue el cantito que rompió el hielo. Inmediatamente, una cita del “Walk of life” de Dire Straits hizo de intro de una versión rockera de “Salud, dinero y amor”. “Muchas gracias, hombres y mujeres del Litoral; ¡Santa Fe buenas noches! Tengo algunos buenos chistes de humor negro para esta noche: ojalá no los diga”, fue la primera de las divertidas alocuciones de “El cantante”. “¡Muchas gracias por venir en multitud, merci beaucoup!”
Trabajo en equipo
Llegarían luego tres célebres colaboraciones: “La mirada del adiós”, de la era Rodríguez; el ultracoreado, “Mil horas”, de cuando fue el más joven de los Abuelos; y “Todavía una canción de amor”, coescrita con Joaquín Sabina (con imitación del español incluida).
En una noche llena de emociones, pasó por Gimnasia una interesante versión de la siempre interesante “Media Verónica”. “Ligamos “Media Verónica’ con “El último tango en París’: Gato Barbieri, Bertolucci y Marlon Brando. Manteca, ¿alguna idea?”, fue la broma con la que Andrés destacó una de las tantas citas musicales de la noche.
Después de “Socio de la soledad” y la rodriguezca “Por mirarte”, Calamaro anunció: “Quiero compartir el escenario con Adrián Dargelós (sic), acá en Santa Fe”, tras lo cual apareció el vocalista de Babasónicos (también de negro, manga corta y corbata clara) para interpretar “Los aviones”. “Vas a volver después, Adrián; mientras tanto Kadaffi te espera en la carpa con las vírgenes y los AK-47”, afirmó, provocando las miradas extrañadas entre los presentes.
Con referencias a “Stairway to Heaven” de Led Zeppelin al principio y al final, cayó sobre la multitud una versión demoledora de “El día de la mujer mundial”. “Estamos en Santa Fe, probablemente la tierra del próximo presidente argentino. A ver si somos un país de Fórmula 1”, ironizó el compañero de Julieta Cardinali.
Recuerdos y homenajes
En ese momento anunció la presencia de la “yunta de Bueyes”, que “tira más que un pelo de virgen”, para interpretar un par de tangos que Calamaro ha hecho propios, con el único acompañamiento del piano. Así pasaron “Los mareados” y “Naranjo” en flor, con un Andrés goyenechizado y notables actuaciones de los ex empiyamados.
“No me griten “grande’, grítenme “de tamaño normal’”, fue el comentario de ese momento, arrancándole a la multitud presente un aplauso. Después anunció “Cada una de tus cosas”, de “La lengua popular”. Con una intro algo claptoniana, llevaron adelante a continuación (junto a Suárez) una versión de “Seminare”, de Seru Girán, más tarde dedicada a “Deivis” Lebón.
Darían luego paso a “Estadio Azteca”, enganchado con un pedazo de “Gracias a la vida”, en homenaje a Mercedes Sosa.
“Crímenes perfectos” se confirmó como uno de esos grandes golpes bajos de Calamaro ante los cuales no está inmunizado ni el Hombre de Hojalata de “El Mago de Oz” (pregunta: ¿cuánto habrán ganado las empresas de telefonía con cada llamado a un/a ex tras escuchar uno de esos temas?); “remember John Lennon, un día como hoy”, mechó sobre la música, recordando el asesinato del Beatle, para terminar la canción con una cita final a “No woman, no cry” de Bob Marley.
En ese momento pidió la colaboración en coros del público para un disco que está grabando: se trataba de los futboleros cantitos sin letra de “El perro”, seguida por “Jugando al límite” (destacando al letrista Marcelo “Cuino” Scornik, su habitual colaborador) y “Los chicos”, dedicada a los amigos ausentes.
Arde Santa Fe
Siempre es bueno hacer una referencia al lugar donde se está tocando, y Calamaro la hizo a su manera: “Estamos en la capital de la cumbia buena, en los pagos de Leo “The Lion’ Mattioli, mi amigo, y de Dalila: la estoy buscando para decírselo y para cantar juntos “Que ganas de no verte nunca más’. Y el pescado: cómo comimos pescado hoy con Adrián; tengo branquias como Kevin Costner. Así entendemos la cumbia”, retomó, para interpretar “Tuyo siempre”.
“El siguiente tema está dedicado a las hemorroides del Niño José Bruno”: se trataba de “Me arde”, empaquetado en una versión especialmente rockera, tras la cual explotó “Alta suciedad”. “Tengo el espíritu de Joey Ramone adentro”, bromeó, para interpretar “Palabras más, palabras menos”, recordando a Julián Infante y John Lennon, y una versión de “Volver”, de Gardel y Le Pera.
“Cuando me muera quiero volver reencarnado en uno de los Babasónicos”, fueron las palabras clave para volver a convocar a Dárgelos a cantar juntos “Flaca”, cerrando el set y dejando a la multitud con ganas de un poquito más.
El adiós
Para los bises arribaron “Canal 69” de Los Rodríguez y “Paloma” (otro de los que pegan abajo de la línea de flotación), en una versión extendida con solos de guitarra, y un saludo final con un zapateo al estilo de El Choque Urbano.
Mientras el estadio se vaciaba, los presentes intercambiaron impresiones, reclamando canciones que no estuvieron: que faltó “Sin documentos”, o “Costumbres argentinas”... Pero bueno, a fin de cuentas eran “Obras incompletas”, destinadas a dejar una pizca de insatisfacción que reclame una próxima vuelta.