Tamberos for export

Andrés Patiño nació en el barrio de Ciudadela, Santa Fe, y se recibió de Ingeniero Agrónomo en la Facultad de Ciencias Agrarias de Esperanza, en 1999. Luego de terminar sus estudios trabajó 3 años en tambos de Argentina. En plena recesión del 2003, junto con su mujer Jorgelina y su hija de 2 años, decidieron buscar otro rumbo.

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Federico Aguer

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“El destino quiso que el país que nos recibiera fuera Nueva Zelanda. Hoy en día trabajamos por nuestra cuenta, somos sharemilkers (socios tamberos) en un campo con 330 vacas, 109 hectáreas, produciendo 1.100.000 lts. de leche al año con 10 % de sólidos”, nos cuenta Andrés, quien aclara que en el tambo trabajan sólo él y su esposa. “O sea que producimos 50.000 kg. de sólidos/persona/año solamente a pasto”. Sus otros dos hijos nacieron en este país. En el mes de marzo, Andrés y Jorgelina ganaron dos prestigiosos premios en la competencia “El Sharemilker del Año”, uno por Planeamiento Estratégico y otro por Manejo de Pasturas y Suelos, en la región Auckland-Hauraki.

El tambo

El campo tiene 109 hectáreas, con el 66 % a un lado de un camino de asfalto poco transitado (bloque 1 y 2) y el resto cruzando el camino (bloque 3). Si bien Nueva Zelanda se caracteriza por su relieve caprichoso, el tambo está emplazado en una planicie (Hauraki Plains) a 100 km. de Auckland, la capital. “Como estamos a sólo unos centímetros sobre el nivel del mar el riesgo de inundaciones es bastante grande, así que estamos rodeados de drenajes y ríos. Para pasar al bloque 3 además de cruzar el asfalto, las vacas deben cruzar por un puente”, cuenta.

El campo está dividido en 56 potreros de entre 1,5 y 2,6 hectáreas cada uno. Todos ellos tienen bebedero de unos 400 lts. de capacidad cada uno con agua presurizada.

Ordeñan 330 vacas (Carga animal 3,02 vacas/ha.) y producen 100.000 kg. de sólidos de leche (grasa más proteína) al año, o sea 303 kg. sólidos/vaca o 917 kg. sólidos /ha. En Nueva Zelanda, el pago se realiza por kg. de sólidos, no por litro de leche. Sus vacas producen leche con un 10 % de sólidos, así que llegan a 1.100.000 lts. al año.

Las vacas son todas cruza Holstein/Jersey y tienen un BW de 110. Su peso corporal es alrededor de 450 kg PV. El sistema de producción es netamente pastoril, confeccionando silo y heno en períodos de exceso de pasto, sobre todo en primavera-verano, y usándolos en períodos de escasez (otoño-invierno). Por esta razón el sistema de producción es estacional: las vacas empiezan a parir el 15 de Julio y terminan el 5 de Octubre. Los servicios comienzan el 6 de Octubre haciendo 6 semanas de inseminación artificial y luego 4 semanas de servicios con toros. La concentración de partos al comienzo de la etapa de parición es muy importante para tener suficiente presión de pastoreo cuando el crecimiento del pasto “explota” (en primavera: 100 kg. de materia seca/ha/día). El tambo es un espina de pescado de 26 unidades.

“Como nuestra única fuente de alimento es el pasto, las claves son el control de la rotación, la medición del pasto, mantener bajos los residuos postpastoreo, la renovación de pasturas y el control de malezas durante todo el año”.

Claves

Así -por ejemplo- para dos fechas distintas, como pueden ser el 20 de setiembre y el 5 de Julio, el intervalo entre dos pastoreos consecutivos es de 20 y 100 días respectivamente. La cobertura prepastoreo es 2.530 a 3.500 kg. de materia seca respectivamente; la cobertura post pastoreo es idéntica para ambas fechas; la cobertura promedio del campo es 2.000 y 2.400 kg. de MS/ha respectivamente.

Otro factor clave es la condición corporal de las vacas, que en la escala del 1 al 10 deben estar en 5-5,5 al parto para poder producir a pleno. Durante el período de servicios es ideal que sea alrededor de 4,5 pero lo más importante es que el balance energético sea positivo, es decir, que coman más de lo que necesitan.

Manejo

La crianza de terneros es colectiva, criando 90 terneras todos los años (solamente las hijas son fruto de la inseminación artificial). El resto de los terneros/as se venden luego de los 5 días de vida.

El tambo es manejado íntegramente por Jorgelina y Andrés. “No empleamos a nadie, excepto a partir de diciembre, que tomamos part-time a una chica de Uruguay para tener tiempo de prepararnos para la competencia del tambero del año. En períodos con mucha demanda de trabajo (partos) llegamos a trabajar hasta 14-15 horas por día para poder hacer todo.

Idealmente secamos las vacas el 15 de mayo, pero este año, debido a una sequía muy fuerte, secamos todas las vacas el 15 de abril. Esto tiene un impacto muy fuerte en el presupuesto, pero así es la producción láctea.

La empresa se compone de Jill Edmonds (la dueña del campo), quien recibe el 50 % de los ingresos y corre con todos los gastos relacionados a mantenimiento de infraestructura (alambrados, bebederos, edificios, impuestos, 50 % alimentos, 100% fertilizantes, control de malezas y plagas). Conall Buchanan (el dueño de las vacas), recibe el 25 % de los ingresos y corre con todos los gastos relacionados a salud y reproducción animal y 50 % fertilizantes nitrogenados.

Andrés y Jorgelina son los responsables del campo y el manejo, ponen vehículos (cuatriciclo, moto, camioneta, trailers) y herramientas, y reciben el 25 % del ingreso. Ellos corren con todos los gastos corrientes: luz, sueldos, seguros, químicos de limpieza, pezoneras, combustibles, salud y seguridad en el trabajo.

Vida de campo

Andrés y Jorgelina tienen tres hijos, dos de ellos nacidos en Nueva Zelanda: Keila (9); Julian (6) y Xiara (4). Keila y Julian van a la escuela de Kerepehi. Todos los días pasa un colectivo a las 7:50 hs que los lleva (gratis) hasta la escuela. Xiara va al jardín. El año que viene empieza la escuela, porque la primaria se empieza a los 5 años. “La educación es gratis y excelente. ¡Los chicos se ponen tristes durante las vacaciones!.”

Como si todo esto fuera poco, se hacen tiempo para estudiar. Jorgelina está haciendo Dairy Management (Manejo de Tambos) y Andrés Agribusiness (Agronegocios). Clases de español en la escuela y clases de aerobics en el gimnasio. Los tres chicos practican hockey y tienen partidos todos los sábados, natación todos los lunes. Julian también hace bicicross los martes. “No puedo negar que a veces se extraña, sobre todo a los viejos Luis y Bety, mi hermana Flavia, mi abuela...mis amigos Hernán y Eduardo. Pero lamentablemente uno no vive de los afectos”, dice Andrés.

A la distancia, Andrés reflexiona: “El sector lácteo argentino siempre tiene excusas para una mediocre performance: el gobierno, la industria, los supermercados, los trabajadores, las entidades, las facultades, la cadena de proveedores de insumos y servicios, etc. Siempre hay una excusa”.

Según este santafesino, es hora de que nos sentemos a pensar dónde radica nuestro problema. “¿Le pongo a mi empresa todo lo que hay que ponerle para obtener un resultado? ¿Qué pasa con los recursos humanos? ¿Qué pasa con la gente con ideas nuevas?”, se pregunta.

En Nueva Zelanda hay un dicho: “give peanuts and you’ll have monkeys” (da maníes y tendrás monos). “Pensemos en esto cuando preguntemos pretensiones de sueldo”, analiza.

“Es hora de darse cuenta de que en la producción láctea siempre se trabaja con factores que no podemos controlar: el precio de la leche, el precio de los insumos, el clima, etc. Entonces hay que crear un sistema que funcione en la peor de las situaciones y cuando éstas son mejores aprovechar a crecer. ¿Cuándo va a aparecer en tapa de una revista alguien que desde la nada (financieramente hablando) llegó a comprar su propio campo gracias a un sistema de producción que permite a sus integrantes progresar con esfuerzo y cerebro?. Algo así debe ser noticia, y no tanto alguien que hace algo con 300 hectáreas que heredó.¿Dónde está el desafío de esto? ¿Quién no quisiera heredar 300 hectáreas?. Desde mi punto de vista, el problema del sector lácteo argentino esta en “la cabeza”, critica Andrés.

“Queremos agradecer a todos los que nos dieron una oportunidad en Argentina y a todos los que de una u otra manera nos formaron y capacitaron. También agradecer a todos los que nos cerraron las puertas con las excusas mas ridículas, porque gracias a ellos hoy estamos viviendo este momento tan lindo. Para todos, van dedicados estos dos premios”, finalizaron.

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A pasto. El sistema de producción es netamente pastoril.

Fotos: Gentileza familia Patiño

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En familia. Andrés y Jorgelina tienen 3 hijos, dos nacieron en Nueva Zelanda.

Con la frente marchita

En el año 2009, con 4 años de experiencia, intentaron volver a Argentina con todas las ganas, conocimientos e ideas nuevas para intentar abrir las mismas puertas cerradas en otra crisis. El rechazo fue el mismo. Las excusas: “pretensiones de sueldo muy altas, poca experiencia en el país, o alguien con miedo de que le quitemos el puesto, escondido detrás de la palabra sobrecapacitado”, hicieron que reafirmaran el deseo de quedarse en Nueva Zelanda.

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