Crónicas de San Francisco

Un viaje como experiencia enriquecedora. Las horas compartidas amalgaman una metodología de trabajo y una manera de ver las cosas, la que se trata de reflejar a través de una cámara, un micrófono, un suplemento.

Es fría la mañana en la ruta 19. La niebla se cierra, densa, sobre la capa de asfalto, impidiendo ver unos metros más allá del frente de la camioneta. Para aflojar tensiones, Andrés hace un chiste y nos pasa un CD con canciones conocidas para hacer más llevadero el viaje.

La interminable hilera de camiones se asemeja a una formación ferroviaria, y el rítmico compás de los autos que van y vienen marcan la marcha hacia San Francisco.

En la ronda de mate, la conversación fluye, y todos participan. Mientras se proyecta la actividad y se reparten las tareas a realizar, surgen los temas más variados: fútbol, trabajo, y las últimas experiencias de cada uno.

Al llegar a Mercoláctea, el trabajo se realiza de memoria. Las caras de los viejos conocidos que organizaron la muestra desde hace diez años, los saludos con los colegas de otros medios con quien compartimos la pasión de ser “bichos raros” del periodismo agropecuario, y el afán de agudizar el ojo observador para detectar las últimas novedades que se presentan todos los años.

La muestra está linda, coqueta, prolija. Si bien supo tener mayor presencia de stands, viene de un momento muy difícil, y se la ve mucho mejor a la de 2009.

Se respira otro aire en esta Mercoláctea. Los alumnos de las escuelas agrotécnicas le aportan el bullicio tradicional, pero los productores la caminan con otra cara. Los industriales están volviendo, de a poco. Los menonitas enseñan cómo hacer leche en climas complicados, y algunos se animan a mostrar un robot que ordeña solo. Increíble.

Todos están de acuerdo en una cosa. Para aprovechar este viento de cola que viene de la mano de la creciente demanda de los mercados internacionales, es necesaria una política que aporte previsibilidad al sector. Nada menos. La tendencia concentradora obliga a replantear el tambo como factor social para un país como el nuestro, bendecido naturalmente.

Volvemos a rodar la ruta 19 de vuelta a Santa Fe. Mientras maneja, Juan Manuel nos hace divertir con los programas de las FM locales. José y Andrés hacen el balance del día. A mí, me toca armar de nuevo el mate.