EDITORIAL
EDITORIAL
Fútbol, Maradona y la AFA
Para la mayoría de los observadores la renuncia de Diego Maradona era previsible. El magro resultado de la Selección Nacional en Sudáfrica, debería haber sido el motivo principal de su dimisión como ocurre en la mayoría de los países donde el técnico fracasa en la conducción. Sin embargo, en la Argentina los hechos se desenvolvieron por otro cauce con sus consabidos tonos de culebrón que incluyeron en la puesta en escena, denuncias y contradenuncias en la mayoría de los casos escandalosas.
No está mal que Maradona haya decidido dejar la conducción de la Selección Nacional, pero habría que preguntarse una vez más, cuáles fueron los criterios que se consideraron para designarlo en ese puesto. En su momento se advirtió acerca de sus limitaciones como técnico, límites que provienen de una personalidad que en el más suave de los casos, habría que decir que no está preparada para ejercer roles de conducción.
La renuncia de Maradona era previsible y los escándalos que lo acompañaron, también. Tan sorprendente como la dimisión fue en su momento la ausencia total de autocrítica y la incapacidad de él y de todos sus colaboradores para elaborar una evaluación serena sobre lo ocurrido. Una vez más lo que predominó fueron los malos modales, los agravios a todos quienes pretendían hacer una observación y, lo más grave, todo eso avalado por un sector de la sociedad identificada con ese estilo irracional.
Desde una perspectiva político-institucional correspondería interrogarse sobre las responsabilidades de una dirigencia deportiva y sus compromisos con el poder político y económico. Es un secreto a voces que el presidente de la AFA, Julio Grondona, nunca estuvo de acuerdo con la designación de Maradona en ese cargo, pero que los negocios del fútbol lo empujaron en esa dirección. Fue necesario que Maradona pierda o se le reduzca el apoyo oficial para que los dirigentes de la AFA den los pasos necesarios para sacarse de encima al controvertido personaje.
Maradona ha renunciado, pero lo que se transforma en una pregunta pertinente es qué ocurrirá de aquí en adelante con la actual conducción de la AFA, cuyas responsabilidades en lo sucedido no son muy diferentes a las de Maradona las que, para más de un observador, no sólo son iguales sino mayores. También en el caso de la AFA, no existe ninguna evaluación crítica y, fiel a una suerte de deporte nacional, el señor Grondona promete quedarse frente a la conducción de la máxima institución del fútbol hasta el fin de los tiempos.
El tema merece un debate público no sólo porque está en la tapa de todos los diarios de la semana y por lo tanto interesa a la sociedad, sino porque más allá de la cuestión estrictamente deportiva, en estos conflictos están en juego aspectos que van más allá del deporte, en tanto comprometen instituciones, relaciones de poder, intereses económicos y liderazgos sociales.