Saquearon e incendiaron una vivienda de Villa Hipódromo
El caso Bogarín desató una
guerra entre familias y vecinos
Ayer quemaron la casa de uno de los imputados. Máxima tensión en el vecindario.
Pasaje Galisteo 6300. Nuestros entrevistados se mostraron consternados por lo sucedido. Aseguran que los dueños de la casa atacada son personas de bien.
Foto: Danilo Chiapello
Danilo Chiapello
Villa Hipódromo es una caldera.
Las derivaciones del caso Bogarín (el hombre brutalmente asesinado junto al campo de Golf del Jockey Club) provocaron una serie de reacciones que amenazan seriamente con alterar la convivencia en dicho barrio.
Los hechos comenzaron a sucederse pasado el mediodía de ayer, cuando varias personas habían realizado un corte del tránsito en la avenida Peñaloza. Reclamaban justicia y se quejaban porque uno de los implicados (el adolescente mudo) había sido puesto en libertad.
Al lugar acudió la policía y trató de calmar los ánimos. Pero nada pudo hacerlos desistir de su actitud. Pedían explicaciones.
Ante tal estado de cosas fue un propio uniformado el que comunicó telefónicamente a los manifestantes con la jueza de Menores, Susana Giordano Billich. La magistrada explicó las razones de su decisión, aunque sus palabras no dejaron del todo conformes a los integrantes de la movida.
Tras un rato de tensas deliberaciones el grupo se dispersó y el tránsito poco a poco fue retornado a su normalidad.
Fuego y destrucción
Pero transcurridos unos minutos otro episodio volvió a sacudir el ambiente.
Medio centenar de personas avanzó con las peores intenciones hacia una finca de pasaje Galisteo al 6356. En dicho lugar se domicilia el jovencito en cuestión, junto a sus abuelos, dos personas de avanzada edad.
Armados con palos y cargando bidones con nafta la turba arremetió ciega contra dicho inmueble el que, por una buena reacción de su moradores, estaba deshabitado.
Entre los agresores se observaron hombres, mujeres y también menores.
Lo que siguió fue el caos total. Todo objeto que se cruzó al paso quedó destruido. Hubo intentos también para demoler la construcción. Para culminar con su “trabajo” se abrieron los bidones y el lugar quedó impregnado con combustible. Un fósforo y las llamas hicieron el resto.
Concretada la acción sus autores desaparecieron del lugar rápidamente.
Poco después llegó la lugar una dotación de los Bomberos Zapadores, los que tras una ardua labor lograron controlar el siniestro, del que no hubo que lamentar consecuencias personales.
Buenos vecinos
Vecinos del lugar hoy se quejaron airadamente por lo ocurrido. Aseguran que los moradores de la casa (los abuelos del chico mudo) son muy buenas personas.
El jefe de familia es Carlos Barino, a quien en el barrio se lo conoce por el mote de “Ticá”.
Esta mañana muchas fueron las voces que describieron a Ticá y a su esposa como “excelentes vecinos. Siempre bien dispuestos al diálogo y profundamente serviciales. Esta familia está siendo prejuzgada injustamente. Lo único que queremos es justicia y que encuentren a los culpables. Pero no se puede salir a atacar así como así a cualquiera.
“Dónde están las pruebas que los incriminan. Entonces ahora van a salir a quemar casas por cada persona que detengan. Esto es una locura y queremos que pare de una buena vez”, sentenciaron.