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fargas estuvo en santa fe para participar del encuentro de museología de las ciencias.

Ciencia y tecnología para todo público

Joaquín Fargas propone lograr que dos campos del conocimiento que resultan áridos para la mayoría lleguen en un lenguaje cotidiano a toda la gente, y afirma que el conocimiento impacta en una mejora de la calidad de vida.

TEXTOS. NANCY BALZA. FOTOS. GUILLERMO DI SALVATORE.

 

Divide su tiempo entre el arte y la popularización de la ciencia, un concepto que se define por si mismo pero en el que vale la pena profundizar. Y en su vida profesional mantiene la misma coherencia que en su discurso, cuando dice que el hombre es un todo: entonces, en sus charlas sobre arte aparece la ciencia y en sus disertaciones sobre ciencia, está presente el arte. En síntesis, Joaquín Fargas es ingeniero industrial y artista, y estuvo en Santa Fe para participar del Encuentro Escuela Latinoamericana y Escuela Argentina de Museología de las Ciencias que, a comienzos de agosto, tuvo como sede a la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral. Allí dialogó con Nosotros.

- ¿Podemos profundizar en el concepto de popularización de la ciencia y la tecnología?

- Vengo haciendo una disquisición entre lo que es divulgación o difusión de la ciencia, considerando que estos términos se utilizan, en muchos casos, cuando uno divulga actividades entre pares. Por ejemplo, un científico que está trabajando y quiere mostrar lo que hace, normalmente emite algún paper o comunicado que está escrito en una jerga específica. La idea de la popularización es dirigirse hacia todo público, hacia Doña Rosa, tomando esa expresión como representante del pueblo. El objetivo es que podamos llegar con la ciencia y la tecnologia en un idioma absolutamente cotidiano para que sea accesible a todas las edades, y a todas las situaciones y grados culturales.

- ¿Por qué es importante que los conceptos de ciencia y tecnología lleguen en un lenguaje cotidiano a la gente?

- Es muy importante porque tenemos una relación con la cotidianeidad que es propia de nuestra vida. Lo más cercano que tenemos es nuestro propio cuerpo, que es una fuente inagotable de ciencia y ha sido modelo para desarrollos tecnológicos desde que el hombre es hombre. Si comprendemos esta cotidianeidad, siempre vamos a mejorar nuestra calidad de vida que es el objetivo primordial que tenemos en ésto. Podemos darle una terminología complicada a una planta o hablar de que las células son mitocondriales en vez de decir que son las células del corazón; pero hay maneras de llevar esta información a un lenguaje que sea más entendible sin que eso signifique que, si estoy estudiando la materia específica, se deje de usar la jerga que corresponde. Pero suele suceder que no se utiliza el lenguaje llano, incluso en el proceso educativo, y se pierde mucho de eso.

UN LENGUAJE LLANO

- Los científicos ¿están preparados para adaptar el lenguaje específico a un lenguaje cotidiano? ¿Dónde se corta la comunicación?

- Desde la Red Latinoamericana de Popularización de la Ciencia y la Tecnología, la idea es generar una política pública en comunicación de la ciencia. En cualquier carrera científica o tecnológica tal vez haya una materia de comunicación de la ciencia, pero como un tema aislado. Mi objetivo es que haya un proyecto social: si soy científico o tecnólogo, me debo a la sociedad que, incluso, me está formando o sea que tengo un compromiso. No me puedo aislar, sentirme superior y aprovechar esa diferencia que a veces hace el conocimiento entre una persona y otra. La idea es achicar esa brecha con un proceso constante: si la persona que entra a una universidad a estudiar Medicina va incorporando durante todo ese proceso que se debe a la sociedad, el día que tenga un paciente va a ser muy diferente el trato y el lenguaje a utilizar para comunicarse con él.

- Precisamente, a veces la relación entre médico y paciente es asimétrica: el médico habla en difícil y el paciente, aunque no entienda, acata todo.

- Eso fue muy estudiado por Lacan, quien impuso la figura de la omnipotencia de la bata blanca. El médico tiene el conocimiento y el paciente, que prácticamente pone la vida en manos del médico, hace que éste se convierta en un semidios. Con ese formato uno no pregunta mucho, acata todo lo que le dicen. Ahí es donde el conocimiento es aprovechado para ejercer el poder. La idea es utilizar un lenguaje llano que facilite la comprensión de esas cosas que aprendimos en forma abstracta, poder palparlas y verlas en forma tangible y comprensible. Podemos tener un teorema de Pitágoras, que para nosotros es una fórmula y para Pitágoras fue el resultado de un proceso de observación. Eso que es tan simple, a través de un proyecto educativo de toda la vida, a partir del enciclopedismo con que nos separaron en compartimientos estancos, se convirtió en un formato abstracto que, en última instancia, hace que cueste más el proceso de adquisición del conocimiento.

- Y termina generando rechazo, temor o demasiado respeto hacia las ciencias. Entonces, la matemática o la química aparecen como verdaderos cucos.

- Nos dicen: “ vos sos bueno para matemática, dedicate a eso y no estudies filosofía”. O, a quien es “malo” para la ciencia, le dicen que filosofía es una buena salida. ¿Cómo vamos a entender matemática o ciencia son filosofía? Todo está relacionado, el hombre es un todo. Volviendo al tema de la ciencia y la tecnología, la idea es tener un contacto estrecho con la cotidianeidad. Se dice que los centros de ciencias y las actividades científicas no curriculares forman parte de la educación no formal. Pero para el conocimiento conceptual que se adquiere a través de estas experiencias, dos horas equivalen a muchos años o a toda la vida de alguien a quien le explicaron todo eso y no lo entendió. Probablemente en el futuro, todo ésto que forma parte de la educación no formal, se formalice.

EDUCAR PARA LA COTIDIANEIDAD

“Se dice -como un indicador negativo, aclara Fargas- que en Latinoamérica un estudiante está en promedio entre 8 y 8,5 años en la escuela, o sea que hay mucha deserción. Si completa la escuela serán unos 14 ó 15 años. Aunque fueran 8 años y medio o 14 mi pregunta es: ¿cuántos saben cosas de la cotidianeidad que hacen a la calidad de vida y a su entorno? ¿Han estudiado cómo cocinar los alimentos en el marco de un programa constante? ¿Saben de la física y la química relacionada con la cocción? Están tomando decisiones todos los días -a partir de que son adultos o aún jóvenes- de lo van a ingerir varias veces al día y no tienen ese conocimiento. Si se cae alguien al lado y no puedo hacerle primeros auxilios, ¿vale la pena todos los años que invertí en saber fechas de memoria, estudiar historia fuera del contexto y sin saber qué pasaba en el mundo en ese momento y las consecuencias que tenían esos hechos sobre nuestra propia historia?”

Para el experto, “hay un proceso educativo que debería ser modificado. Estamos educando para el trabajo, pero la tecnología nos está llevando a que probablemente las jornadas laborales en las próximas décadas se reduzcan a la mitad, o a la cuarta parte porque va a ser una forma de repartir el trabajo. Eso significa que vamos a tener tiempo libre: ¿estamos educando para el tiempo libre, para hacer un uso racional y cultural interesante de ese tiempo y no pensar que lo vamos a cubrir con televisión o juegos?”

- La propuesta es introducir estos conceptos desde el comienzo de la formación profesional. ¿Están logrando algunos cambios a nivel terciario y universitario?

- Creo que hay cambios, el hecho de que en este momento se estén realizando estas jornadas y que participe mucha gente relacionada con el sector educativo, hace pensar que son personas que van a producir un cambio. Uno siempre quisiera que las cosas fueran más rápido, pero es cuestión de empezar. Hace más de 20 años que me dedico a la popularización de la ciencia y he visto los cambios. Se lo que es estar solo y se hoy lo que estar acompañado. De ahí a que se traduzca a políticas de Estado, lleva tiempo. Pero hoy tenemos involucradas en esta actividad a personas del Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación Productiva, y eso es un gran cambio.

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los centros interactivos promueven un espacio no formal de aprendizaje.

“La red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología que dirijo hace fuerte hincapié en el periodismo cientifico. La idea es que haya preparación es esa materia y que pueda tener cabida con un formato profesional en esa área”. Joaquín Fargas

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un lenguaje simple asegura una mejor relación entre médico y paciente.

APLICACIONES ÚTILES

Uno de los ejemplos a los que apela Joaquín Fargas para explicar la importancia de la cotidianeidad es el de la energía: “todos decimos que hay una situación energética complicada, sea por escasez de recursos o por la polución en el medio ambiente, por lo que tenemos que hacer un uso racional. Pero ¿sabemos la cantidad de energía y los tipos de energía que utilizamos?” Ahí es donde considera que la popularización de la ciencia juega un rol muy importante, “porque en la cotidianeidad de mi casa estoy usando gas en la cocina, electricidad que tomo de la red en distintos elementos, la energía almacenada en una pila, la de un encendedor, el combustible del auto, sumados a toda la energía de los alimentos que estamos consumiendo. O sea que hay un formato de energía del que, a simple vista, no tenemos un plano conciente”. El objetivo es llevar a un plano conciente esa cotidianeidad y tomar conocimiento de ello. “Así vamos a propender a una mejora en nuestra calidad de vida”.

más datos

FORMACIÓN

Joaquín Fargas es ingeniero industrial y artista.

ESPECIALIZACIÓN

“Tomé la decisión de volcarme a la popularización de la ciencia y la tecnología en 1988, después de haber tenido algunas experiencias en Europa que sirvieron como disparador. En 1990 fundé el Centro Científico Tecnológico Interactivo. Empezamos a hacer actividades itinerantes: en 1995 fundamos un centro de ciencias en San Isidro (Buenos Aires) y se generaron proyectos que abarcaron todo el país”.

EN LA WEB

- www.joaquinfargas.com.ar

- www.exploratorio.com