Ahora todo está más verde
Ahora todo está más verde
Enero terminó con registros pluviométricos históricos que servirán para darle mayores chances al cultivo de soja. Hasta el momento los lotes mostraban escaso desarrollo y avance de malezas, pero sin amenazas sanitarias. Ahora se perfilan rindes normales, aunque se necesitarán más precipitaciones.
Juan Manuel Fernández/ Federico Aguer
Los pronósticos eran terminantes: verano Niña con escasas precipitaciones y serias dificultades para los cultivos. Así fue, hasta que llegó enero y pateó el tablero con registros de lluvia históricos en el centro provincial.
Con matices según la zona, en general la campaña de soja tenía un denominador común: el retraso en la fecha de siembra y la perspectiva de menores rindes; a lo que se sumaba el miedo que infundían el clima seco y las altas temperaturas.
Ahora, si bien todos coinciden en que “la campaña todavía no está salvada”, los técnicos en el campo y los analistas de las entidades especializadas como CREA, el INTA y la Bolsa de Comercio de Rosario empiezan a recalcular hacia arriba el resultado final de la cosecha. Para la entidad rosarina, por ejemplo, podrán sembrarse casi 19 millones de hectáreas con la oleaginosa (1.6% superior respecto de la campaña anterior) con un rinde promedio nacional proyectado en 26qq y una cosecha que “podría ascender a 48,5 millones de toneladas”.
Mientras tanto, productores y técnicos trabajan en el terreno para defender las mejores perspectivas de las amenazas que se presentan para el cultivo: malezas que ganaron terreno ante la dificultad de la soja para cerrar el surco y las plagas que aparecen en condiciones húmedas, como isocas y enfermedades de fin de ciclo (EFC).
En el centro
En Las Colonias y Castellanos el panorama es prometedor para el cultivo. Rafaela recibió 202 milímetros en enero, muy por arriba de los 118 que son la media histórica para ese mes. “Desde 2001 que no llovía así”, señaló a Campolitoral el ingeniero Sebastián Gambaudo de la delegación local del INTA. “Estamos de 10”, evaluó, y precisó que antes de la lluvia “la soja estaba quieta, avanzando de a poco, mientras que ahora está todo bueno a muy bueno”. En esa zona las pulverizadoras trabajan sin respiro para el control de malezas. En cuanto a enfermedades, el técnico señaló que “hay algo, muy poco, de isoca y un poco de chinche de la alfalfa”.
Por su parte, en la AER Esperanza del organismo nacional, destacaron que los 150/200 milímetros precipitados en la zona beneficiaron a las sojas de segunda, pero sobre todo permitieron recomponer las reservas de humedad del suelo. Mario Correnti, titular de la delegación, destacó que “las lluvias dejaron de ser convectivas y se hicieron generales”, y resaltó que el 80% del agua caída en enero llegó en la segunda quincena. “Las sojas de 1º están muy buenas y las de 2º, que estaban muy comprometidas, se están recuperando”, indicó.
Dado que la mayoría de los lotes se mantienen en estado vegetativo, los técnicos aún no pueden hacer estimaciones de rinde.
El foco seco
Hasta el inicio del año, el mayor déficit hídrico se acentuaba en torno a San Justo. El ingeniero Eduardo Brandi, de Agropecuaria San Justo, precisó que lo más complicado se veía “desde Crespo hacia el sur y entre las rutas 11 y 4”. Al norte de esa zona había llovido muy bien desde noviembre, situación que aprovecharon lo maíces, que arrojaron rindes de 80qq contra un rango de 20 a 50 en la cabecera departamental.
La principal característica es que la soja se sembró tarde, la mayoría después del 20/12, y “el potencial ya está disminuido”. Los pocos lotes tempranos “perdieron bastante chaucha en enero por la falta de humedad y las altas temperaturas”. Con buen año se espera 30qq de promedio y ahora “ojalá lleguen a los 20/22qq”. Esta baja en la estimación se entiende al analizar las lluvias previas: entre el 1º de julio y el 24 de enero sólo cayeron 270mm, “la mitad de lo normal”, mientras que en la última semana de enero cayeron 140mm. “Si sigue lloviendo será una campaña sojera moderada, muy cerca del promedio de la zona 26/27qq”, calculó Brandi, aunque advirtió que “faltarían por lo menos 150mm en febrero y otros 100 en marzo”. Sobre enfermedades, mencionó que “ no apareció nada”, aunque “hay que estar atentos” porque MOR (Mancha Ojo de Rana) ya está en la zona. Antes de las lluvias, sí hubo “bastante arañuela —principalmente— por lo que algunas sojas estaban bastante frenadas”.
Al sur de esa zona, en Llambi Campbell, Campo Andino y Cayastacito, la campaña es “la más despareja que vi en mi vida”, señaló el asesor Norberto Lavatiatta. Las sojas de 1º —explicó— no cerraron el surco, lo que demandó mucho gasto de control de malezas. Allí el 80% “ya están largando chaucha” con poca superficie foliar producto de plantas poco desarrolladas, a lo que se suma “mucho aborto de flores, que cayeron por los grandes calores y la falta de humedad”. Hay una minoría de campos, aquellos con buen rastrojo (un 10/15%), en los que hay lotes muy buenos.
Para implantar las de 2º atrás de trigo hubo que esperar y muchas se terminaron sembrando entre el 15 y 20 de enero. “Fue muy tarde y no se sabe qué va a pasar con las heladas tempranas, que se anticipan para abril”, advirtió el asesor, que en la región empezó a detectar orugas y chinches, mientras que MOR “puede llegar a aparecer ahora que hay humedad”.
Para Lavatiatta, las últimas lluvias no alcanzan para terminar el cultivo y necesitarán —en su área de trabajo— entre 80 y 100mm para el llenado de grano, “sobre todo porque estamos en febrero y las altas temperaturas pueden evaporar 6 a 8 milímetros por día”.
La opinión de CREA
Para el Ing. Agr. Néstor Rossi, del grupo CREA Elisa-Humberto Primo, cambió el ánimo de la gente, porque si bien en la campaña gruesa de primera la lluvia no tuvo ningún impacto, “en maíz estamos cosechando lotes con muy bajo rinde (entre 2.000 hasta 4.000 kg. de maíz, con lotes excepcionales de 5.000). A las sojas de primavera sembradas a fines de septiembre las lluvias también le llegaron tarde pero es un cultivo que no sufrió demasiado. Ahora bien, a las que estaban en R3 a R5 las lluvias le vinieron muy bien y esto las va a mejorar. La estrategia de demorar la siembra de soja a fines de noviembre y diciembre dado este contexto ha sido acertada. Esos son los cultivos que están en mejores condiciones y están en carrera”, diagnosticó. Para Rossi, hay que manejarse con monitoreo y diagnóstico, ya que el panorama de enfermedades viene muy tranquilo, aunque con algo de arañuela y trips. “Está cambiando el uso de productos en la combinación de los mismos, a nivel de zonas evaluamos distintas técnicas para desarrollar un panorama de uso de productos. En mi zona, se destacan los grupos desde las de grupo 5 sembradas tarde hasta las de grupo 8, pero siempre hablando de sojas sembradas en diciembre”.
Un poco más al sur, en Gálvez, el productor Daniel Burini cree que el escenario para el maíz precoz ya está decidido. “Se cosechó con la lluvia, por lo que la misma no tuvo incidencia, pero sí la va a tener en siembras tardías para el maíz. Las sojas de primera se sembraron un poco más tarde de lo normal, con estas lluvias estaban en R3, por lo que para el llenado de grano es muy positivo”, analizó. “Las de segunda estaban comprometidas por los perfiles muy secos, con lo cual esto les da un horizonte distinto, apuntando a los rindes promedio de mi zona. En general no hubo grandes cambios. En cuanto a enfermedades e insectos, no se han visto casi nada, algunos huevos de bolillera, algunas chinches que salieron del maíz, se hicieron algunos controles para MOR en algunas grupo 4 y ahora restan las aplicaciones tradicionales. Con estas lluvias se abre una ventana para poder esperar otra que termine de acomodar el cuadro, esto nos da un poco más de tiempo y permite que la campaña siga en marcha, muchos lotes todavía están cerrando el surco, por lo que no se pueden hacer pronósticos. En los años normales enero es seco, y en los años Niña enero es más llovedor que el resto de los meses, por lo que habrá que ver que pasa en febrero”, explicó.
Lo que se viene
Según el Ing. Agr. Federico Alonso, la lluvia le llegó tarde al maíz y al girasol, aunque hay una situación de la ruta 4 al sur (con rindes de 30 a 40 qq/ha para arriba) y otra hacia el norte hasta Calchaquí (de 40 a 50 qq/ha), pero con mucha variabilidad. “Los maíces para silo que se están picando, se pagaron 8 hectáreas la bolsa. Para grano, las pérdidas fueron del 50 por ciento, pero para silo las mismas fueron de un 20 % por la biomasa que implica cada una. Los girasoles están rindiendo de 20 a 25 qq/ha, aunque vienen pesados, con mucho aceite, pero son los primeros movimientos”.
Según Alonso, en soja, el efecto inmediato de la lluvia es la renovación de la humedad en el perfil. “Hay dos situaciones, las de primera que están entrando en su estado reproductivo, en un punto en el cual las lluvias las ponen a crecimiento potencial por los próximos 20 días, que es el momento crítico. Por otro lado, para las que están en crecimiento vegetativo las posibilidades de crecimiento son mayores, pero se avecinan muchos problemas de malezas por la lluvia, y un ataque fuerte de insectos en los próximos 10 días. La lluvia abre la posibilidad de las soja de tercera (detrás del girasol) y del maíz de segunda. Pasamos de una estimación de un rinde de 12 a 25 qq/ha.”, finalizó.
El año arrancó con buenas lluvias
El relevamiento del INTA Castelar
En el último informe, publicado el 31/1, el Instituto de Clima y Agua mencionó que en la segunda quincena de enero se produjeron mejoras hídricas importantes en gran parte de la pradera pampeana. La repercusión en los cultivos hasta el momento es dispar dada la gran variabilidad en los registros de lluvias y la alta cantidad de días seguidos con temperaturas máximas elevadas.
La soja presenta en general demoras en su crecimiento, en general con poca altura comparada con otras campañas, pero a partir de la mejora hídrica, ya se observan en amplias zonas una reacción positiva. Durante el mes de febrero podrán establecerse estimaciones mas certeras sobre la productividad esperada. Las condiciones ambientales extremas, que dominaron gran parte de esta campaña, si bien fueron muy perjudiciales para los cultivos, han sido también responsables en la poca presencia e incidencia de enfermedades. En cuanto a plagas tampoco hubo gran actividad de las tradicionales, pero sí fue importante, hasta el momento la gran actividad de arañuelas, que se favorecieron con el ambiente seco, provocando graves daños en cultivos y pasturas, siendo de difícil control.