Al margen de la crónica
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La flema británica por el suelo
Sally Bercow, esposa del “speaker”, el presidente de la Cámara de los Comunes, ha causado indignación o hilaridad, según los casos, entre los políticos al exhibirse en una fotografía tapada sólo por una sábana y con las Casas del Parlamento al fondo.
En declaraciones a la prensa, Bercow, de 41 años, afirma que el hecho de vivir en un apartamento a cargo del erario público en el palacio de Westminster, donde funciona el Parlamento, ha vuelto más picante su vida sexual.
“Desde que John fue nombrado speaker, hay muchas más mujeres que le persiguen, pero no estoy celosa, porque lo mismo ha ocurrido en mi caso con los hombres”, afirmó Bercow en declaraciones a una publicación londinense, ampliamente citadas por otros periódicos.
Y agregaba, en alusión a la esposa del presidente francés, Nicolas Sarkozy: “Es divertido que alguien me haya calificado como la Carla Bruni de la política británica”.
“Cuando John y yo nos hacíamos la corte, solíamos pasar por las márgenes del río y mirábamos las Casas del Parlamento. Nunca me imaginé lo sexy que sería vivir bajo el Big Ben y oír las campanadas”.
“Los políticos como tales no son particularmente gente sexy, pero sí puede serlo la política porque el poder es un afrodisiaco”, agregaba.
Las declaraciones y la pose provocadora en la que aparece en la foto, en la que exhibe una pierna por entre la sábana, han suscitado comentarios de desaprobación entre muchos diputados, que califican su comportamiento de “inapropiado” .
Un portavoz del primer ministro, David Cameron, no pudo resistir la tentación de ridiculizar a los Bercow al comentar: “Claramente el primer ministro y la señora Bercow tienen una relación muy distinta con el speaker”.
Sally Bercow ha irritado ya antes a los diputados conservadores por atacar al Gobierno de David Cameron y apoyar a la oposición laborista cuando se espera imparcialidad del speaker de la Cámara.
La elevación de John Bercow, que procede de las filas conservadoras, a la presidencia de los Comunes con ayuda de los laboristas indignó en su día a muchos de sus correligionarios, que no se lo han perdonado.