Día de la Música
Día de la Música
Wagner y el número 13
Busto de Richard Wagner en el parque del Teatro de Bayreuth. Foto: Archivo El Litoral
Zunilda C. de Espinaco
En honor a santa Cecilia, virgen y mártir romana, patrona de los músicos, se celebra el 22 de noviembre el Día de la Música. Son célebres los cuadros realizados en su honor por Rafael, Mignard, el Veronés, Rubens, Dominiquino, Dolci.
Uno de los músicos más eminentes del siglo XIX fue Ricardo Wagner, compositor dramático alemán que a su vez fue un gran mitólogo. Era el último de los nueve hijos del matrimonio integrado por Carlos Federico Guillermo Wagner y Juana Rosina Paetz. Quedó huérfano de padre, y su madre se casó con Luis Geyer amigo del difunto. Geyer fue un segundo padre para quien con los años sería un inmortal compositor. Hombre muy culto, pintor y artista dramático inculcó en Ricardo desde muy pequeño el goce estético, influyendo sobre las excepcionales cualidades artísticas del niño.
En diciembre de 1822, a un año de la muerte de Geyer, la madre lo envió a la Kreuzschule, colegio clásico de Dresde. Allí se destacó en el estudio de lenguas antiguas. Apenas cumplidos los trece años de edad tradujo en poco tiempo los doce primeros cantos de la Odisea, asombrando al profesor de griego Sillig y convirtiéndose en su alumno predilecto.
Su afición por la música comenzó a los 18 años. Empezó a estudiar a fondo las obras instrumentales de Beethoven, Mozart y Weber. La primera ópera que escribió (letra y música) fue “Las hadas”, basada en la comedia de Gozzi, La donna serpente. Este genio innovador, por excelencia apasionado y audaz, renegó de las fórmulas dramáticas de sus contemporáneos y creó un arte propio que tuvo la virtud de dividir a la crítica a partir del estreno de su ópera “El buque fantasma” en wagnerianos y antiwagnerianos.
Excelente poeta, él mismo escribió sus libretos buscando en los temas épicos y mitológicos compo propicio para su fantasía fastuosa y dramática.
Entre sus óperas encontramos también “Rienzi”, “Tannnhäuser”, “Lohengrin”, “Los maestros cantores”; “Tristán e Isolda”, “Parsifal” y “El anillo de los Nibelungos”, y la “Tetralogía” que comprende: “El oro del Rin”, “La Valquiria”, “Sigfrido” y “El ocaso de los dioses”.
Wagner se casó con Minna Planer, pero en 1851, vio la imposibilidad de seguir conviviendo con una mujer que no le comprendía ni le comprendió nunca y se separó de ella.
Luis II de Baviera, ni bien acababa de subir al trono, le brindó su protección. Admiraba a Wagner y en Bayreuth se construyó en 1876 un teatro para representar las obras del compositor.
Reincidió por segunda vez en el matrimonio casándose con Cósima, hija del pianista y compositor húngaro Franz Liszt. En esta ocasión Wagner consiguió una compañera culta, apasionada y gran admiradora de su obra, a tal punto que organizó y dirigió la mayoría de los festivales wagnerianos. El número trece tuvo mucho que ver en la vida de Ricardo Wagner. Por ejemplo su nombre en alemán, francés, inglés y castellano, comprende 13 letras; nació en 1813 y sumando los números de este año se obtiene el número 13 por resultado. Compuso 13 grandes obras; “Tannhäuser” fue terminada el 13 de abril de 1845, la representaron en París el 13 de marzo de 1861; Wagner dejó Bayreuth el 13 de setiembre de 1861 y murió el 13 de febrero de 1883.