Lo presentan oficialmente y crece la expectativa...
Lo presentan oficialmente y crece la expectativa...
Hay que dejarlo trabajar
Una de las últimas fotos de Batistuta como jugador, aunque sentado en la platea y viendo a su equipo cuando estuvo en Qatar, entre 2004 y 2005. Foto: EFE
Gabriel Batistuta inicia mañana el camino de su retorno al fútbol. Lo peor que se puede hacer es cuestionar o subestimar sin ver antes lo que puede aportar.
Enrique Cruz (h)
“La clave de la relación manager-entrenador, es que debe existir compatibilidad”. La frase pertenece a Cristian Bassedas. Y es, el de Vélez, uno de los pocos casos en los que pareciera funcionar, en este país, la figura del manager o secretario técnico. Hubo casos en los que el fracaso fue rotundo y otros en los que a pesar de la importancia y el peso del elegido (como cuando Boca lo llevó a Bianchi y el técnico era Basile), tampoco se logró esa “compatibilidad” de la que habla Bassedas. En Europa, esta clase de funciones es moneda corriente en los clubes. Aquí, todavía se discute.
Pero a la vez, una de las frases instaladas en el fútbol argentino es que los dirigentes “no saben de fútbol”. No es el motivo de esta nota discutir ese concepto, porque en primera instancia hay que ponerse de acuerdo en qué significa “saber de fútbol”. Si es saber de táctica, si es conocer a los jugadores, al sistema del fútbol argentino o a qué. El motivo de esta nota es plantear lo difícil que se hace, en la Argentina, encontrar parámetros medianamente normales de discusión.
¿Por qué planteo esto?, porque los dirigentes parecen estar siempre en el foco del cuestionamiento: se les pide que busquen a alguien que “sepa de fútbol” (un secretario técnico), pero también llegan las críticas cuando se los contrata. ¿Cuál es el punto de encuentro?, ¿lo hay? Creo que forma parte del desconocimiento y hasta de la confusión que existe en el fútbol argentino —los dirigentes también están incluidos en esa confusión y hasta son los primeros— respecto de la conveniencia o no de contar con alguien con rango deportivo-gerencial.
A veces, los dirigentes pretenden colocarse en roles que no les compete o para los cuáles no están preparados, como por ejemplo el de elegir jugadores. Alguna vez, alguien dijo que saber de fútbol es “saber elegir al que sabe de fútbol”. O sea, dicho en forma más sencilla de comprender, “pegarla” con el técnico. Y yo agrego que no sólo es eso, sino tener en claro cuál es la planificación y política deportiva, los objetivos inmediatos y mediatos, saber estructurar un trabajo a conciencia en inferiores, establecer pautas y normas de conducta a las que deben someterse desde el técnico hacia abajo, etcétera. Esos son los atributos escenciales de un dirigente y no el de elegir jugadores.
Hay que dejarlo trabajar
Todo lo que se dijo hasta acá forma parte de lo general, pero en el caso particular de Colón, la búsqueda de Gabriel Batistuta como secretario técnico tiene dos o tres justificativos muy claros: jerarquizar el cuerpo técnico de Sciacqua, tener un referente de consulta y ser una imagen de Colón hacia afuera.
Está muy claro que Batistuta no se pondrá el buzo ni hará cosas que indudablemente no siente. Cuando le dijo adiós a su espectacular carrera como jugador no siguió ligado al fútbol en el rol de entrenador. No se siente técnico y no quería eso para su futuro ni para su vida. Pero si aceptó la propuesta de Colón para reinsertarse en el ambiente, es porque quiere, porque entiende que es de utilidad y porque el técnico (Sciacqua) es un viejo conocido de los tiempos en que a Batistuta sólo lo referenciaba el mundo chico de Newell's. Ni Lerche le puso un revólver en la cabeza para que diga que sí, ni Batistuta necesita trabajo para ganar dinero, porque seguramente lo que ganó le alcanza de sobra para vivir sin problemas por el resto de su vida.
Hay que dejarlo hacer a Batistuta, hay que dejarlo trabajar y después evaluarlo. Ver qué es lo que puede aportar y cómo le va a servir al club, cuál puede ser su transferencia de conocimientos a partir de la tremenda experiencia que adquirió y aún a sabiendas de que no siempre es fácil transmitir eso que se vivió. Pero no hay que hacer conjeturas, ni plantear sospechas ni suponer cosas antes de que éstas ocurran. Primero hay que ver y luego creer, aceptar o rechazar.
Cuento para el final una intimidad de algo que, dicen, sucedió el viernes cuando se reunieron los dirigentes, el cuerpo técnico y Batistuta. Se tiró, tal como informó El Litoral ayer, el nombre de un volante ofensivo muy importante que está jugando afuera. Batistuta le preguntó a Sciacqua: “¿te gusta?”. Obvio que la respuesta fue afirmativa y enseguida replicó: “dejen que yo lo llamo”. Después, si viene o no será cuestión de los dirigentes, que son los que administran y deciden. Pero el que levanta el teléfono es Gabriel Batistuta...
“Sentía que la Virgen me perseguía”
En una nota concedida al diario deportivo Olé, Mario Sciacqua se refirió al tema de la Virgen de Guadalupe y dijo que “era como un estigma, yo sentía que me perseguía. Pedí ayuda psicológica y espiritual porque la situación me desbordaba. Me vino muy bien relacionarme con el Padre Marcelo de San Pablo, empecé a hacer catequesis, tomé la confirmación junto a mi hija... Siempre fui muy católico, pero me relacioné más”, dijo el entrenador sabalero.
“Yo fui a buscar el perdón divino. El me trasladaba paz a mí y a mi familia, que la necesitaba mucho. Me estaba volviendo loco, miraba un DVD con un partido viejo y en vez de fijarme en qué posición picaba Fuertes estaBa más atento a ver dónde estaba ubicada la Virgen”, dijo Sciacqua.
Admitió que “la situación fue mal manejada de parte nuestra” y que “con el tiempo la gente nos perdonó y podemos caminar tranquilos por la calle”.