Un triste recuerdo

Mañana se cumplen 39 años del tornado que azotó a San Justo

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Bulevar Roque Sáenz Peña de la ciudad de San Justo, el día del tornado.

Foto: Archivo / Eduardo Salva

El 10 de enero de 1973 el fenómeno arrasó gran parte de la ciudad dejando un saldo de medio centenar de muertos. La crónicas periodísticas revelaban la desesperación de las horas inmediatas a la tragedia.

 

Carlos Yesciani

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Mañana se cumplen 39 años del fenómeno climático que conmocionó a San Justo, aquel 10 de enero de 1973, cuando un tornado arrasó gran parte del poblado dejando como saldo medio centenar de muertos y una ciudad por reconstruir. La crónicas periodísticas de ese año revelaban la de-sesperación de las horas inmediatas a la tragedia. Un periodista de diario El Litoral de Santa Fe describía el desolador panorama que, según su propia apreciación no se podía definir con palabras.

“El área devastada ofrecía, esa mañana (el día después del tornado), la imagen que debe ser común a los centros urbanos sometidos a un bombardeo, con la salvedad de que aquí fue la fuerza de la naturaleza, y no la inconsciencia de los hombres, la que sembró muerte y desolación”, decía la crónica.

Aproximadamente fueron 50 los muertos rescatados de los escombros, a los que se les sumaron más de 500 heridos. El resto del pueblo que sobrevivió a ese inusual ensañamiento de la naturaleza colaboraba con albergues para las 1.500 personas que quedaron sin viviendas.

Bomberos, obreros, policías, soldados y médicos venidos de todas partes trabajaron en la labor de remoción de escombros en busca del hálito de vida, seguidos por la azorada mirada de quienes trataban de escrutar entre los restos de sus viviendas, la razón de lo que no puede tener explicación.

Mientras, comenzaba a llegar ayuda alimentaria y material para los damnificados ofrecidos por el gobierno nacional y de distintas provincias que se solidarizaron con los pobladores sanjustinos.

Ese fatídico día, el cielo comenzó a oscurecerse rápidamente, y a las 14.15 exactamente, empezó a soplar el fuerte viento con ráfagas que alcanzaron una velocidad de 400 kilómetros por hora, según los expertos en climatología, remarcó en aquella oportunidad el periodista de diario El Litoral que cubrió el suceso.

El tornado tomó como eje unas dos cuadras paralelas a bulevar Roque Sáenz Peña, que cruza la ciudad de norte a sur, y se extendió por espacio de casi un kilómetro. Allí la naturaleza descargó toda su ira.

Me salvé de milagro

El Litoral visitó la casa de Miguel Maidana, en el mismo lugar que, hace 39 años, la fuerza de la naturaleza borró todo lo que había, precisamente la esquina de Sáenz Peña y Estanislao López, que fue arrasada por el vendaval.

Maidana, hoy con 71 años, recuerda lo que sucedió y cuenta relatos imborrables de su memoria.

“Ese día estaba en esta misma casa con mi señora y mi bebé que tenía un mes de vida. Justamente en diciembre mi hija cumplió también 39 años, como el tornado. Todavía vivían mis padres”, recuerda con nostalgia.

“Por suerte, mi señora y la bebé se refugiaron debajo de la mesada del baño. Mi padre falleció por el derrumbe, él estaba teniendo la puerta del frente y yo pude salvarme de milagro. Estaba al lado en la ventana soportando el peso, hasta que cedió todo.

“Cuando reaccioné después del viento, estaba cubierto de escombros hasta el pecho y no sentía las piernas. Nunca me voy a olvidar de ese momento”, reflexiona.

“Recuerdo -dice Miguel- que la gente de un taller cercano nos auxilió, y un médico enseguida me mandó para Santa Fe al hospital Cullen. Tenía fractura de pelvis y también fractura en los dos brazos, estuve más de dos meses internado en Santa Fe.

“Cuando volví a San Justo, y pasé por donde estaba mi casa, no lo podía creer, no había nada, era todo campo y montones de escombros.

“Después -memora Maidananos fuimos a vivir a otro barrio, donde alquilamos una casita, y en el año 1976 cuando se habilitaron las casas que construyó el gobierno volvimos a este mismo lugar. Es un triste recuerdo -dice Miguel- que uno nunca se va a olvidar, y siempre cuando el tiempo está tormentoso, o comienza a soplar viento fuerte, realmente nos asustamos mucho. Es como un mal presagio que siempre vivirá con nosotros”.

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En la actualidad, bulevar Roque Sáenz Peña muestra todo su esplendor, dejando atrás el triste recuerdo del tornado. Foto: Agencia San Justo

Después, la reconstrucción

Luego del fenómeno, la zona afectada fue reconstruida, y hoy el bulevar Roque Sáenz Peña, que fue el eje del tornado, es uno de los lugares más pintorescos y con muy buenas edificaciones de la ciudad, un espacio muy aprovechado para salir a pasear, caminar y además cuenta con una hermosa arboleda.

Sin embargo, después de casi cuatro décadas es testigo de la fuerza de voluntad de los habitantes que supieron reconstruir, desde el dolor, sus vidas y la ciudad que los vio nacer.