Mejoró dos plusmarcas mundiales en pocos días...

Nicolao, a 50 años de su hazaña

Ha sido el mejor nadador de la historia de nuestro país. El 27 de abril de 1962 será inolvidable.

Tomás Rodríguez

(Especial para El Litoral)

Hace exactamente medio siglo, un adolescente porteño conmocionó al país en un natatorio de la República Federativa de Brasil al mejorar dos veces la marca universal de los 100 metros mariposa (el 24 y 27 de abril de 1962), paralizando las agujas en 58” 4/10 y 57 segundos exactos.

Desde entonces Luis Alberto Nicolao se erigió en un ícono para la natación argentina, un indiscutido héroe nacional que las agencias de noticias del mundo provocaron con sus condensados al inundar las redacciones de los distintos medios de comunicación del universo, encargándose de dar a conocer la hazaña.

Desde entonces, el más brillante representante de Ateneo de la Juventud está considerado el más grande nadador argentino de todas las épocas y quizás el mejor deportista de la década del ‘60 del siglo pasado. Nicolao aseguró que “fue la alegría más grande de mi carrera deportiva”.

Le temía al agua...

Se inició en Ateneo de la Juventud, en cuyos natatorios se tiró cuando tenía nueve años, siendo un acontecimiento llamativo porque hasta entonces le temía al agua. Su primera presentación fue en la pileta de Geba en 50 metros, hubo que sortear algunos escollos porque debido a su edad no lo dejaban participar, pero les ganó a chicos mayores que él.

En 1958 compitió por primera vez en el orden internacional y obtuvo la medalla de oro en el Campeonato Sudamericano, celebrado en Cali, Colombia.

Ratificando sus excepcionales aptitudes físicas, técnicas y de vocación por la especialidad, fue campeón argentino de todas las disciplinas: menores, cadetes y mayores, dejando en el recuerdo las memorables jornadas del 24 y 27 de abril de 1962, hace medio siglo, en el natatorio olímpico del Club Guanabara de Río de Janeiro, al superar en dos ocasiones el récord universal de los 100 metros mariposa al alcanzar registros de 58” 4/10 y 57 segundos, marca ésta que se mantuvo durante más de cinco años, hasta julio de 1967.

Jóvenes figuras

Al comenzar la década del ‘60 del siglo pasado, la Argentina tenía una joven camada de promisorios nadadores, entre ellos: Pedro Diz (espalda), Carlos Fiorito (libre), Fernando Fanjul (mariposa-libre), Juan Carlos Marinelli (pecho), Horacio Iglesias (1.500 libre y luego destacado en aguas abiertas de largo aliento); Susana Peper (pecho, hija de la inolvidable Jeannette Campbell), Silvia Hofmeister (mariposa), Elba Bartoletti (espalda), Ana Cattáneo (pecho) y Martha Barrios (libre).

No debemos olvidarnos de Ricardo Morello (libre y espalda), Alberto Pérez (pecho), Carlos Van der Maath (libre y espalda), Mario Di Lucca (libre), Alberto Bourdillón (libre), Miguel Ángel Navarro (pecho), María Lidia Lecot (pecho-mariposa), Liliana Hasenbein (libre y espalda) y Luciana Rubio (espalda).

Aquel pibe nacido en el barrio de Boedo, donde se respiraba el tango las 24 horas del día, fue una de las máximas figuras del deporte argentino en la década del ‘60 del Siglo XX. Entre sus máximas conquistas se destacó la gran victoria ante el campeón olímpico Mark Troy, en Japón, en 1961.

Por otra parte, consiguió cuatro medallas panamericanas en los Juegos de San Pablo 1963 y Winnipeg 1967. Nicolao participó en tres Juegos Olímpicos: Roma ‘60, Tokio ‘64 y México ‘68.

En Estados Unidos

El eximio nadador argentino vivió un tiempo en Estados Unidos, siendo becado en la Universidad de Stanford, en Palo Alto (California), a 56 kilómetros al sudeste de San Francisco, en terrenos del condado de Santa Clara (en el corazón geográfico e histórico de Silicon Valley, por sus dotes deportivas, ratificando todos sus antecedentes venció en los campeonatos nacionales de ese país durante un quinquenio (entre 1963 y 1967) y los Torneos Universitarios del ‘64 al ‘68.

En ese país también fue federado del Santa Clara Swimming Club, una entidad casi mitológica en el concierto de la natación internacional. Sin embargo, Nicolao nunca olvidó al deporte de su país, donde fuese necesario, allí se dio cita para defender los colores celeste y blanco.

Asimismo, Nicolao impuso su calidad en los campeonatos realizados en Hawai en 1961 y Alemania Occidental en 1966.

Adiestrador de Spitz

Cuando era adiestrador en dicha casa de altos estudios, entrenó al incomparable Mark Spitz (siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, rompiendo marca mundial en cada uno de sus triunfos, siendo el primer atleta que consiguió esa hazaña) y asimismo obtuvo el título de doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. En ese mismo lugar —durante el año 1968— se casó con la nadadora estadounidense Lee Davis.

Por otra parte, en 24 ocasiones obtuvo la medalla de oro en torneos sudamericanos; también fue campeón nacional de EE.UU.

Declaraciones de Carranza

En declaraciones publicadas el 15 de enero de 1984 por la revista Emerger, Luis Carranza (entrenador de Nicolao) explicó que “la partida se realizó en forma normal y con rápidas brazadas. Nicolao descontó los primeros 25 metros en 12”; los 50 metros en 25” 8/10; al llegar a los 75 m. con 41” 5/10, prácticamente estaba superado el tiempo, pero para mí los tiempos habían sido muy violentos y temía en los metros finales”.

Carranza agregó que “efectivamente, a poco menos de 10 metros de la llegada comenzó a quedarse y la angustia nos llegó a todos; por suerte su entereza y garra pudieron más y llegó al borde de la piscina. En mi cronómetro yo había registrado 58” 5/10. Los minutos parecían interminables hasta que se escuchó por los altavoces el fallo de los jueces: 58” 4/10, nueva plusmarca mundial, lograda el 24 de abril de 1962”.

Tres días después, la hazaña de Nicolao tomó rasgos superlativos, teniendo en cuenta que paralizó los relojes en 57 segundos. A los 25 metros los pasó en 12” 2/10; los 50 m. en 26” 9/10 y los 75 mts. en 42, llegando a los 100 metros con un registró universal de 57 segundos exactos.

Regreso al país

Retirado de la actividad, en 1973, Nicolao se trasladó a Estados Unidos para trabajar en una empresa, llegando a ocupar el cargo de vicepresidente, aunque a principios de 1976 comentaba a sus amigos que extrañaba Buenos Aires, su barrio, el club de su infancia y que lo proyectó en el orden nacional e internacional, las principales arterias porteñas y que pretendía retornar a su país de origen.

Cinco años después concretó su deseo, radicándose definitivamente en nuestro país, junto a su esposa Lee y sus hijos Luis Alberto, Monique y Tamara, instalando un gimnasio para deportistas, frente al famoso Café Tortoni.

Nicolao, a 50 años de su hazaña

Luis Alberto Nicolao junto a Solange Witteveen y Roberto Perfumo, cuando el ex defensor de Racing era secretario de Deportes de la Nación.| Foto: DyN