Habla de un asesino a sueldo

María Aguilar dice saber quién paga para matar a los Sanabria

“Andy no mató a nadie, pero lo culparon por las muertes del tío y un primo por eso quieren matarlo a él ahora, para que todo termine con él”, dice su madre.

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Un sector de calle Estrada donde la violencia armada, las venganzas personales y las vendetas mafiosas, hacen a la rutina cotidiana. <CREDITO>Foto: Archivo/Cetraro

José Luis Pagés

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María Angélica Aguilar, madre de Andy Sanabria, el joven baleado antes de ayer en calle Aguado al 2200 asegura que el incidente en cuestión no tuvo nada de confuso como dijimos en un primer momento y puntualizó que el agresor de su hijo es un joven que tiene nombre y apellido, de modo que para ella no es cualquier desconocido.

María Angélica Sanabria, más conocida por el apodo de “Ica”, hizo reserva de la identidad del atacante, pero aseguró que no son pocas las personas que ya señalaron al sicario en sede policial. Para María Angélica el hombre es el asesino a sueldo de un santafesino que amasó una enorme fortuna en Buenos Aires.

Ese individuo que se apellida Catallo es en la actualidad el dueño de una cadena de establecimientos gastronómicos y cabeza visible de otros emprendimientos comerciales que _según la madre del joven internado en el hospital Cullen_, constituyen las fuentes verdaderas de sus ingresos.

Este hombre, según “La Ica”, es un narcotraficante que el miércoles 20 de abril del año pasado abrió fuego contra su cuñado y su amiga hiriéndolos a ambos con una pistola Taurus 9mm, arma que fue secuestrada por la policía a poco de consumado el ataque a una cuadra de la Comisaría 4a., es decir en avenida Freyre y Tucumán.

Días después _siempre según los dichos de María Angélica Aguilar_, lo que no consiguió el exitoso empresario porteño lo pudo días más tarde el mismo sicario que antes de ayer regresó con la intención de matar a su hijo Andy, quien resultó gravemente herido.

A mediados de junio

El 16 de junio de 2011 el cuñado de “La Ica”, Ernesto Sanabria (Chanchi), murió acribillado a tiros frente a la casa de la familia en calle Estrada al 2200 del barrio Santa Rosa de Lima y un día después su hijo Francisco (Pancho) corrió idéntica suerte cuando el cortejo regresó del cementerio. Al primero lo mataron con siete tiros, al segundo con diez.

María Angélica, viuda de Julio Sanabria, dijo que hay quienes maliciosamente atribuyeron responsabilidad en esos crímenes a su hijo Andy, “pero se equivocan, dijo la ‘Ica’, yo sé bien quién y por qué mató al padre y al hijo”. Según ella el sicario en cuestión fue pagado por el empresario Catallo.

Para la cuñada de Ernesto el asesino a sueldo actuó por mandato del empresario, porque cuando el Chanchi terminó de purgar graves delitos con 17 años de prisión se presentó ante él para reclamarle la devolución de una suma de dinero que le había prestado antes de ir tras las rejas, pero a valor actual, para Catallo el acuerdo fue inaceptable.

“Desde entonces Catallo lo perseguía al Chanchi para matarlo y casi lo consigue en avenida Freyre y Tucumán _recordó Ica_. Pero no me explico como, si lo detuvieron después de eso y le secuestraron un arma policial, porque era policial, no quedó preso ni nada hizo la Justicia contra él. ¿Será porque tiene tanto dinero?”, se preguntó.

Llegó de Buenos Aires

“Ahora el que quiso matar a mi hijo Andy volvió de Buenos Aires en una camioneta nueva, último modelo y también con ese encargo. Si la Justicia le carga la culpa al Andy por las muertes del Chanchi y su hijo Pancho, pero si lo matan al Andy no se habla más del asunto”.

Lo cierto es que al día de hoy el cuadro de violencia que presenta la calle Estrada en el tramo que va entre calle Salta y Juan de Garay no ha variado mayormente, en las inmediaciones una casa ardió anoche, inexplicablemente.

Los dichos y las reservas de María Angélica Aguilar dejan entrever que oscuros negocios que hacen en Buenos Aires, el clan de los Sanabria, uno de los dos más conocidos de Santa Rosa de Lima, se partió y hoy son dos las jefaturas que se disputan la hegemonía en ese vecindario.

Mientras “La Ica” espera que su hijo se restablezca, dice estar dispuesta a demostrar que él es ajeno a los crímenes que le cargan aquellos mismos que ahora lo quieren matar.

“No puedo entender cómo no ven a ese sicario que pasa por abajo de la nariz de la policía si anda armado, con un chaleco antibalas y en una moto enorme” y agregó “Está lleno de tatuajes _que no son de la cárcel_ Son tatuajes de colores que se ven a una cuadra de distancia”.