La calle está llena de poesía
La calle está llena de poesía
Llueve poesía en las calles. Las paredes, antes ajadas y deslucidas, le dan voz a los poetas. “Ya comprendo la verdad, ahora a buscar la vida”, dice una Alejandra Pizarnik en letras de imprenta. Y desde el trazo negro de otro pincel, Mario Benedetti: “Estoy enteramente solo, sobreviviéndote”. El movimiento Acción Poética, nacido en México, es quien regala poesía a través de los muros de ciudades de alrededor de 20 países. Desde el año pasado, argentinos de distintas provincias se sumaron a esta movida cultural.
TEXTOS. MARÍA LAURA RÍOS. FOTOS. GENTILEZA ACCIÓN POÉTICA.
El movimiento Acción Poética tiene su origen en 1996, en la ciudad mexicana de Monterrey. El escritor Armando Alanis Pulido fue el responsable de la idea. “La cultura de la lectura en México es muy baja. Pensé en las bases de la publicidad. ¿Qué hace la publicidad? Crea necesidades, te enuncian tanto un producto que de pronto lo necesitas y entonces lo compras, lo consumes. Me dije ‘por qué no hacer ese experimento con la poesía’. Así que la poesía, a la calle”.
Son cerca de cincuenta ciudades en ese país donde la poesía brota de las paredes. La idea se fue propagando a otros países también, como el caso de Guatemala, Costa Rica, Colombia, Perú, Venezuela, España, Paraguay. Ya suman alrededor de veinte, asegura Alanis Pulido. Argentina no resulta ajena a la iniciativa ya que en 2012 también se adhirió a esta iniciativa de estampar poesía, como parte del paisaje urbano. Primero desde San Miguel de Tucumán; después también llegando a ciudades tan lejanas como Resistencia, Neuquén, Córdoba y, por estos días, a Paraná.
Acción Poética nació para “cambiar la manera de mirar a la ciudad, recuperarla, hacerla de nuevo” dice Alanis Pulido, a través de un correo electrónico. Desde su mirada, el arte y la cultura tienen un rol fundamental en el camino de generar conciencia y sensibilizar a la población. “Por eso estamos a la intemperie. El verso es de todos, la palabra y su fuerza está ahí, disponible para que la uses. Esa es la mejor arma”. La idea, en un país del cual nos llegan noticias frecuentes sobre el clima de extrema violencia, no resulta irrelevante. “El proyecto aporta algo de optimismo y de amor, y eso siempre al final triunfa”, acota al respecto su creador.
AL ALCANCE DE LA MANO
Desde Tucumán, ciudad impulsora de este proyecto en Argentina, Fernando Rios explica que una característica propia que ha adquirido en nuestro país es la relación que se genera con el vecino. “Todo el mundo escribe pensando que el eje de Acción Poética es el mural. Yo lo que les digo es que el mural es el pretexto. Lo que a nosotros nos importa es el vecino y cómo se integra a través de estos murales, como se invierte el paradigma de “ensuciar” una pared que generalmente la gente asocia con pintar una pared”. Aclara que a esta altura, son los propios vecinos quienes los invitan a pintar sus paredes.
En sus primeros días, decidían pintar paredes abandonadas, “esos paredones que quedan ahí, que no son de nadie”, dice. Poco tardaron en darse cuenta de que las pintadas no duraban mucho tiempo, “porque así como no eran nuestras, tampoco eran de nadie”. Así fue que decidieron cambiar de modalidad. Una de las cuestiones que se tienen en cuenta a la hora de pintar, es que las paredes deben ser cedidas por los dueños, lo cual influye en la relación con el vecino. Fernando explica que la participación, así, es múltiple, ya que no sólo ceden el lugar sino que intervienen en la elección de lo que se va a escribir. “Se logra una especie de apropiación del mural, de la palabra. El vecino se convierte en nuestro custodio. No te garantiza que lo vayan a borrar pero al menos te garantiza que el mural se va a extender un poquito más en el tiempo y cuando lo borran el mismo vecino se contacta con nosotros para que vayamos a arreglarlo”.
“No hacen falta alas para alzar el vuelo”, asegura otra pared tucumana. Las letras asoman, negras, firmes, entre ladrillos que fueron previamente blanqueados, dejando poesía al alcance del que pasa por allí. Fernando habla de la apropiación de la palabra por parte del vecino y registra cientos de anécdotas en esto de andar volviendo la poesía más cercana. Como el caso de personas que lo llamaron para pintar un muro de una casa nueva a lo que él se negaba por considerar que le generaba demasiada responsabilidad, ya que nada podía mejorar esa prolijidad de un lugar que ni siquiera había sido estrenado. “A mí me encanta agarrar paredes viejas o paredes que están sucias porque lo que queda va a ser objetivamente mejor. Esto, era imposible”.
O la señora que le avisó que habían tapado su “pero cómo no quererte” impreso en un espacio pequeño que sólo había podido alojar ese texto. “Apenas palabras como para disparar sensaciones a la gente que pasa”, dice. Asombrado aún, cuenta que cuando volvieron a recuperarlo la vecina les comentó que se había vuelto habitual que la gente pasara por allí para tomarse fotos. Incluso las parejas recién casadas lo utilizaban como lugar para fotografiarse y guardar como testimonio de ese momento.
PAREDES QUE HABLAN, REDES QUE ACERCAN
“Hace frío sin vos, pero se vive”, dice una. Otra: “Te perdí mil veces. Te elegí otras mil”. “Y quién no tiene un amor?”, se interroga desde algún lugar. “Ay, pero de mi sueño de ti no me despiertes” clama otra.
En las redes sociales es común encontrar una alusión a este proyecto cultural. Ya sea por la empatía que genera una frase, o porque alguien decide tomarse una foto frente a un mural, en su ciudad. Desde su página en Facebook, Acción Poética Tucumán recibe cientos de mensajes. Por estos días supera los cien mil adherentes. La red social ha cumplido un rol trascendente en la conformación de grupos similares en distintos puntos del país. Resistencia, Neuquén, Corrientes, Paraná, Laboulaye, Bell Ville, Chamical, General Pinedo, Formosa, Cipoletti, Viedma y Olavarría, son apenas algunas. De todos modos, Fernando intenta desterrar el mito romántico que le da la tecnología. Para cada mural se invierte al menos una hora pintando, lo cual en verano puede resultar muy poco atractivo. “Mucha gente va una vez y no vuelve. Piensan que se escucha mientras pinta, un laúd tocando y uno recitando Neruda”, explica entre risas.
“A mí me escriben y me dicen “quiero el permiso, la autorización” y yo siempre digo que no doy ni el permiso ni la autorización. Esto lo compone gente de buena fe. Lo que nosotros hacemos es delegar responsabilidades. Es como tomar una posta”, explica Fernando.
El respeto si es un requisito importante, dice. “Firmar como Acción Poética representa el laburo de muchísima gente en América que realmente está horas bajo el sol pintando un mural. Lo que yo espero es que quien lo haga honre ese esfuerzo”.
LA POESÍA COMO EL PAN
“La poesía nos ha invadido”, escribe, desde México, Alanis Pulido. En Tucumán, las escuelas no resultaron ajenas. Desde algunas instituciones fueron convocados para compartir la experiencia. Allí, tras notar que los chicos superaban el interés por conocer qué era Acción Poética Tucumán, se les ocurrió armar un taller de creación donde la idea es contar qué es lo que quieren decir en una pared. Todo termina con frases en las paredes del colegio o en el soporte que las autoridades del lugar les permitan.
También en esa ciudad han trabajado junto a un centro de salud, en el marco de asistencia psicológica de adultos mayores y, además, con estudiantes de Medicina, en un trabajo de investigación sobre acoso escolar (bullying).
“Creo que el mundo es bello, que la poesía es como el pan, de todos”, escribió una vez el poeta salvadoreño Roque Dalton.
MANOS A LA OBRA
Las letras negras, sencillas, contrastan con el muro blanqueado. No hay dibujos, y sólo esos colores se desprenden de los pinceles. “Estos son murales que presentan de manera descarnada la desnudez de la palabra. El altar a la palabra. Cada detalle que se haga de más lo único que hace es atentar contra el mural. Acá la idea es confrontar a la gente con la palabra”.
Las frases que eligen, en general, no suelen tener más de ocho palabras. Micro poesía, definen. “Cuanto menos palabras tiene es mucho más fuerte todo. Muchos preguntan por qué ocho palabras: porque sobran para lo que uno quiere decir y hacer”.
Fernando contará más adelante que, cuando comenzaron, tenían en cuenta que la pintada se mostrara prolija. A medida que fueron avanzando con el proyecto “nos dimos cuenta de que tiene que ver con la participación, y por más que quede horrible el mural o chorreado, lo importante es otra cosa. El tema no es la letra linda o la letra fea, sino lo que se genera alrededor de eso”.
En plena acción, en Tucumán.
Diferentes murales en Tucumán.
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PARA VER
“Llueve poesía”, es el título del documental que se está filmando en México sobre este movimiento, y que espera estar listo este año. En más de cincuenta ciudades de ese país está presente el proyecto. “También estamos expuestos al amor”, resume Armando Alanis Pulido, frente a la mención de la presencia de la violencia cotidiana en esa zona. La frase forma parte de un mural en Monterrey.