La bella Roma
En el oeste de la ciudad
La bella Roma
De cementerio a espacio público. El parque Juan de Garay fue hasta 1904 el cementerio católico de la ciudad.
Mónica Ritacca/ María Víttori
Fotos: Amancio Alem
Cámara: Juan Manuel Víttori
Chofer: Mario Hereñú
La zona oeste de la ciudad donde hoy se ubica el barrio Roma apareció, tal vez por primera vez, ubicada en el plano confeccionado por Eustaquio Giannini en 1811. En realidad, lo que el dibujante marcó fue una fábrica de balas -conocida como Polvorín- ubicada a la altura de las actuales manzanas comprendidas por las calles Hipólito Yrigoyen, bulevar Zavalla, Gobernador Vera y avenida Freyre; edificio que, hasta 1983, se mantuvo precariamente en pie en los fondos de una casa particular. Por entonces, barrio Roma era una zona alejada del radio urbano, es decir de lo que hoy es barrio sur.
El parque Juan de Garay es un lugar de referencia dentro del barrio, un hito que pocos santafesinos deben desconocer. Es que allí décadas atrás se reunían familias y compañeros de trabajo para celebrar fechas claves como la primavera y en la actualidad también es un espacio elegido para pasar tardes junto a los lagos y bajo frondosos árboles.
En el lugar que hoy ocupa el parque funcionó durante años el cementerio católico. El ingreso quedaba por calle Suipacha, hasta que en 1894 decidieron clausurarlo por razones de salubridad, ya que había quedado dentro de un incipiente barrio. En 1904 comenzó la demolición y el camposanto se instaló en la actual sede de Barranquitas.
La zona empezaba a crecer: en 1892 comenzaba a funcionar un hospital, el Italiano; en 1902 se iniciaba la construcción de la Casa de Aislamiento Municipal -actual hospital Iturraspe- y, en Suipacha y Paraguay, se instalaba la Maestranza Municipal.
Ante la perspectiva del negocio inmobiliario, se produjeron varios loteos en la zona. El terreno de los Ibarra, de los Carpio, las tres manzanas de Ramón Perrazo y las dos quintas de Saturnino Pérez se dividieron en porciones de tierra, donde se asentaron italianos provenientes especialmente de la baja Italia, Sicilia y Calabria. Entre aquellos apellidos, figuraron Lameratta, Pignata, Di Biasi, Cherri, Piro, Franconieri, Cappiello y Mazzuca.
El barrio debe su nombre a un negocio ubicado en San Jerónimo al 2300, entre Primera Junta y Mendoza, que hacía publicidad a través de almanaques. La Roma era una casa importadora de sastrería, sombrerería, camisería, confecciones, bonetería, perfumería y artículos de viaje cuyos dueños eran italianos.
Agradecimiento
Crónicas de Barrio agradece especialmente a la señora Graciela Noemí González por su aporte sobre la historia del barrio.
Para saber
POSTALES
Hospital de Niños
La construcción del hospital Doctor Orlando Alassia, que es referencia en el centro norte provincial, fue posible gracias al Decreto Nº 0637 del 29 de abril de 1999. Entre sus objetivos, figuran alcanzar la máxima eficacia y eficiencia en atención médica integral y también en docencia e investigación. Además, pretende alcanzar un desarrollo equilibrado y con creciente nivel de calidad de los aspectos asistenciales. Está emplazado sobre calle Mendoza 4151.
El día que llegó el pavimento
En la década del ‘30 llegó el asfalto al barrio. La primera calle en ser beneficiada fue avenida Freyre y, casi diez años más tarde, Santiago de Chile, frente a la escuela primaria Avellaneda. Para fines de la década del ‘70 casi todo el barrio Roma estaba pavimentado .
Panificadora Perez
En la década del ‘50, el matrimonio integrado por Manuel Perez —hijo de gallegos— y Antonia Portells —hija de mayorquinos— compraron la panadería La Nidia situada en calle Rioja 4155, en barrio Roma. Sin alejarse de la jurisdicción, construyeron un nuevo local en Mendoza 3962 (hoy, la casa central). Hacían pan casero, bizcochos redondos, galletas, facturas y tortas negras. Los hornos de ladrillos se alimentaban a leña y la producción era lenta por ser artesanal. A partir de 1987, la firma continuó con la denominación: Perez, Zunilda y Piccinino, Luis, una sociedad de hecho integrada por la hija del matrimonio y su esposo. El crecimiento de la empresa fue constante y se convirtió en una de las panificadoras más prestigiosas de la ciudad.