Jugó con Cruyff, Neeskens y Krankl, hizo un gol memorable y ganó dos Copas de Europa

Aquel Torito de Barranquitas que se emociona con Santa Fe

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La descosía. El “Torito” Zuviría con una pelota de tiento en sus manos, en la tienda del Barcelona. Detrás, las camisetas de los jugadores actuales y el “10” de Messi. Foto: El Litoral

Rafael Zuviría tuvo una historia muy parecida a la de Larguirucho Martínez: se fueron de Unión a dos equipos chicos y luego triunfaron, ni más ni menos, que en Barcelona y Real Madrid. El Litoral lo entrevistó en el mismísimo Camp Nou.

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Barcelona, España)

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Se emociona el Torito Zuviría en pleno Camp Nou, cuando recuerda su infancia en Barranquitas, su paso por Unión, su familia, el Viejo Panetto y con su nietito de 5 años que dice que su abuelo está en el cielo porque la madre le explicó que para verlo hay que viajar en avión. Se emociona mucho más el Torito cuando habla de su madre ya fallecida. Es que no debe ser fácil para este hombre de mundo, lleno de historias, anécdotas y vivencias, separarse y olvidarse de su terruño y de sus orígenes. La charla arrancó en las tribunas del Camp Nou, y siguió en el museo del Barcelona (donde se puede ver aquél gol espectacular que le hizo al Anderlecht y que le abrió el camino al Barcelona para ser campeón de Europa en 1978).

—¿Cómo se dio aquello de Unión, Torito?

—Llegué al club cuando tenía edad de sexta. El que me descubrió fue Raimundo Panetto, un fenómeno. Jugué en la primera y me fui al descenso en 1970. Me acuerdo de aquel partido con Colón en nuestra cancha. Al Larguirucho Martínez siempre le recuerdo el gol que se erró abajo del arco esa tarde. Después me fui a Sportivo Belgrano de San Francisco, a Argentinos, luego al Santander, me compró el Barcelona y jugué cinco años acá. Después pasé al Mallorca y terminé en Defensores de Balgrano. Un día me encontré con la noticia de que nos habían robado del vestuario y dije basta, hasta acá llegué.

—Más allá de Panetto, ¿recuerda al hombre que lo llevó a Unión?

—Marreiso. Yo jugaba en los torneos libres, me faltaba un año para jugar en sexta y Panetto me dijo que no jugara en quinta, me probó para sexta y ahí quedé.

—¿Por qué tantos puestos?

—...Mirá, en Unión empecé de 9, luego, cuando pasé a Argentinos lo hice de wing izquierdo y al Santander y a Barcelona llegué como 11. Pero en el Barsa jugué de 10, de 5, de 8 y terminé jugando de lateral derecho... En Unión recuerdo los tiempos de Abbas y Maschio, que eran los técnicos. Y después, los compañeros.

—¿De quién se acuerda?

—De algunos... César Toyé y Mario, su hermano... Cocco, Vitale, el Patón Rossi, Garzón... Luego hice amistad con el Chango Cárdenas, el que jugaba en Racing... De los técnicos, me dirigieron los de más nombre. Lo tuve a Ladislao Kubala y a Helenio Herrera... Helenio era medio sordo, pero gran entrenador... Del que no tengo buen recuerdo es de Udo Lattek... Mirá, te voy a contar algo: yo gané muchos títulos con el Barsa a nivel continental pero salí cinco veces subcampeón de la Liga. Y lo peor es que en uno de esos torneos llevábamos ocho puntos de ventaja faltando cinco partidos, cuando el partido ganado sumaba dos puntos. Me sacó a mí solo en esa parte final y terminamos perdiendo todos los partidos.

—Te tocó jugar con grandes jugadores. En eso sos un bendecido.

—He jugado con Cruyff, Krankl, Schuster, Neeskens... Eso es una suerte. Toqué el cielo con las manos en este club, la gente me vive recordando y como podrás ver, a 30 años de haber dejado el fútbol, en este club me tratan como si aún jugara.

—¿Qué pasó con Maradona y Menotti acá, cuando vinieron en 1982?

—Diego se equivocó y se creyó que era el amo del mundo. Y Menotti no pudo afrontar el hecho de no haber ganado títulos. Acá, en este estadio, entran 100.000 personas y cuando entrás a la cancha, tenés que rendir porque la gente te abuchea si no rendís. Se lo dije a Messi, a Pedro y a muchos otros: “En Barsa tenés que rendir en cada partido al máximo”. El Barsa no te perdona. Es un club que te permite conocer el mundo.

—Jugando de delantero, ¿te marcó Beckenbauer?

—Jugué contra él pero no me marcó, porque yo jugaba de wing izquierdo. Nos pudimos haber encontrado en alguna jugada, pero él jugaba por el medio y yo por la punta... Mirá, cuando uno entra a la cancha, el que está enfrente es igual. Tendrá un poco más o menos de calidad, pero es un ser humano como vos.

—Y cuando te tocó ser defensor, ¿cuál fue el delantero que más te complicó?

—Rensenbrink, el holandés, no me pudo pasar una sola vez. El que más me complicó fue Cunningham. Me complicó mucho y esa noche que lo enfrenté, terminé soñándolo. No lo pude agarrar en todo el partido.

No lo dejaron jugar en la Selección

“Una vez tuve que elegir entre venir a España o jugar en la selección. No me acuerdo bien qué año era, pero sé que jugábamos contra Paraguay y que el técnico era Sívori, antes del Mundial de 1974”, cuenta el Torito Zuviría cuando se refiere a la selección.

—¿Por qué no te dejaron?

—Mirá, jugaba en Argentinos Juniors y estaba vendido a España. En ese entonces no se podía jugar en la selección y a la vez en el Santander.

—¿Por qué?

—Porque Afa sacó una reglamentación por la cual el jugador que jugaba en la selección ya no podía salir del país para irse a otro lado. Y yo estaba vendido a España. Entonces le pedí permiso a Sívori para venirme y lo entendió. En ese momento jugaba de 11 en Argentinos.

—Imagino que recuerda ese equipo...

—Obvio. Atajaba Antonino Spilinga, jugaba Marenda, Urchevick, Niciesa, el Beto Tardivo, José Pekerman y la delantera era Rafael Domingo Moreno, Ciccarello y yo... Me acuerdo que desbordaba y tiraba el centro. Cuando podía sacar el centro sin problemas, gritaba el gol porque Ciccarello y Moreno se aburrieron de hacer goles.

"Otro que anduvo muy bien acá y lo quieren mucho es el Juanchi Pizzi. Él también, como yo, hizo un gol muy trascendente. Acá se venera a los jugadores que marcan un gol importante. Se nota que los santafesinos siempre hicimos bien las cosas en este club”.

Rafael Zuviría

Ex jugador de Unión y Barcelona

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Miles de anécdotas. Por su exitoso paso por España, Rafael Zuviría acumuló experiencias con las más importantes figuras del fútbol de la década del ‘70.

Foto: El Litoral

—¿Ganaste dinero?

—No mucho... Viví bien y ahora tengo una bodega. Vendo vinos y cavac (champagne)... Estoy bien.

—¿Eras áspero cuando jugabas de defensor?

—¡Por supuesto!... El marcador central de mi lado era Migueli... “Torito, tocámelo un poquito que yo lo liquido”, me decía.

—¿Por qué Barcelona eligió a Martino?

—No sé... Lo recuerdo porque cuando jugaba en Argentinos, él empezaba en Newell’s. Sé que se dijo que Messi lo había recomendado y no es así. Lionel no lo conocía. Y yo tampoco. Es sorpresivo, porque acá siempre viene un técnico de calidad, de resonancia. Me parece que tiene todo para triunfar, por lo que me han dicho de él. No es difícil manejar este grupo.

—No te puedo creer, porque uno los ve millonarios, exitosos y jugando en el mejor equipo del mundo.

—No te confundas. A Lionel, a Xavi, a Iniesta, tenés que sacarle la lengua con la mano para que hablen, porque son silenciosos y humildes.

—¿Ves fútbol argentino?

—Se vino abajo, está sacando jugadores jóvenes, por demás. No es fácil jugar en la Argentina. Acá la gente te apoya, pero no pega. Allá es diferente. Lo que veo es que se vive con mucha locura el fútbol en la Argentina y eso no es bueno. Eso hizo que se bajara mucho el nivel.

—¿Qué pasó el día del Anderlecht?

—Nosotros habíamos perdido 2 a 0 el primer partido y teníamos que ganar por tres goles. Krankl marcó el primero, Milonguita Heredia el segundo y yo tomé la pelota en nuestro campo, dejé dos o tres jugadores en el camino y le pegué de derecha... Se vinieron mis compañeros a festejarlo, caí al piso y se tiraron arriba. Pensé que me mataban.

—¿Es tan buena la Masía?

—Ahora sí, pero antes no. Yo voy a ver siempre al B y me gustan los chavales que salen de abajo y la mayoría juegan en el B. No sé si es la mejor cantera del mundo, porque hay otros clubes que trabajan bien... Bueno, en Newell’s se trabaja bien.

—A Messi lo conociste de chiquito.

—Mirá, te voy a contar una anécdota. Jugaba Ronaldinho en el Barsa y con Lionel se quedaba un rato largo después de las prácticas ensayando tiros libres. Colgaban una toalla en el travesaño y jugaban a ver quién le pegaba más veces a la toalla... No le erraban ni uno... Los dos. Entonces, un día lo agarré y le dije que en el Barsa tenía que hacer goles porque si no, iba a fracasar. Y así fue. Es el mejor jugador de Barcelona.

—¿Por qué se quedó a vivir en España?

—Yo quise volver a la Argentina y de hecho que lo hice. Lo que pasa es que tuve algunos problemas con mi hermano y a pesar de que podría haberme quedado con algunos amigos que tengo en Santa Fe, me vine para acá nuevamente, puse la bodega, vivo a 70 kilómetros de Barcelona y este club me ha cobijado siempre. En Argentina tengo a mi hija, que vive en Buenos Aires y es hincha de Racing, pero ya no es lo mismo. Desde que murió mi madre, nada es igual para mí. Tengo a mi hija, a mi nietito y a muchos amigos. Pero no está mi madre.

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Como en su casa. Zuviría y Enrique Cruz (h), enviado especial de El Litoral, dentro del impresionante estadio Camp Nou del Barcelona, donde el ex jugador de Unión es recordado con admiración. Foto: El Litoral

"“En Unión empecé de 9 pero medía 1,71 y no ganaba una de arriba. Por eso me dicen Torito, porque yo arremetía siempre. Luego, en Argentinos, me pidieron que jugara de 11 y les dije que conmigo tenían el mejor wing izquierdo del mundo”.

Rafael Zuviría

Ex jugador de Unión y Barcelona

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Y lo tuvo como DT. Zuviría junto al monumento a Ladislao Kubala, uno de los máximos ídolos en la historia del Barcelona. El santafesino lo tuvo como entrenador en el club español. Foto: El Litoral

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Vestuario con historia. El mural que está detrás del ex jugador azulgrana corresponde a un festejo por la obtención de la Liga de Campeones y adorna una de las paredes del vestuario local en el Camp Nou. Foto: El Litoral

"Al Larguirucho Martínez, a quien me tocó marcar, le dije un día: ‘Flaco, acá en España hiciste goles hasta con el culo. Y allá te erraste uno que era más fácil hacerlo que marrarlo el día que Motura nos hizo el gol y Colón ganó el partido’... Se ríe el Flaco”.

Rafael Zuviría

Ex jugador de Unión y Barcelona

El día que marcó a Maradona

El Torito Zuviría tuvo un día que no pudo olvidar. Fue cuando en el Camp Nou le tocó marcar a Maradona. Fue cuando Diego jugaba en Argentinos todavía. Y lo recuerda como si fuese hoy.

—¿Cómo fue esa experiencia?

—Buena para mí. Te la cuento: Argentinos llegó y el astro era él. Lo llevaron a todos lados ese día, lo presentaron ante la prensa y el trajín fue intenso. Mientras tanto, yo estaba en mi casa, tranquilito y descansando. A la noche, al momento del partido, estaba hecho una bala. Yo era rápido. Y estaba descansado.

—Pero Diego siempre sacaba algo de la galera...

—Y esa noche lo hizo. Me encaraba en todas. Y yo le decía: “Mirá que yo no juego en la selección y vos sí. Elegí lo que te convenga”.

—¿Qué le querías decir?

—Que podía pegarle. Y en un momento dado me tiró un caño... ¡Para qué!...

—Lo esperaste a la vuelta...

—No hubo vuelta... Y con Passarella tuve una experiencia conocida cuando jugué en contra de la selección. Le dije lo mismo, que yo no jugaba en la selección y que se cuidara... Me pedía disculpas a cada un minuto.