Cada vez peor

Dos robos con violencia

  • En barrio Siete Jefes, un matrimonio fue encerrado junto a sus hijitas, mientras los ladrones desvalijaban su casa. A su vez, un comerciante resultó herido por delincuentes que lo asaltaron en su negocio de barrio Roma.
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Siete Jefes sigue siendo escenario de golpes delictivos. Esta vez fue en la casa de un abogado, en Laprida al 4700. Fotos: Danilo Chiapello

 

Danilo Chiapello

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Era cerca de la medianoche, cuando los gritos de auxilio quebraron el silencio de barrio Siete Jefes, por esas horas convertido en lo más próximo a un pueblo fantasma.

Los pedidos desesperados de ayuda provenían desde un inmueble ubicado en Laprida al 4700, a metros del bulevar Muttis.

Sabido es que debido a los reiterados golpes delictivos que se dan en la zona sus vecinos se vieron obligados a encerrarse con doble llave.

Por suerte, las súplicas que salían de esa casa fueron escuchadas por una vecina que, sin dudar, acudió a la emergencia.

Ni bien ingresó al lugar, no necesitó que nadie le explicara qué había sucedido. La vivienda estaba en completo desorden. Los pisos “regados” con cajones de los mobiliarios, papeles y documentos, prendas de vestir y todo tipo de objetos.

Pero no todo terminó allí.

En la planta alta los dueños de casa (el abogado Agustín Roubineau y su esposa) permanecían encerrados dentro de un cuarto junto a sus dos pequeñas hijas, de 7 y 4 años.

Fue la vecina quien halló tirada en el suelo la llave de dicho dormitorio que le permitió liberar a las víctimas.

El instante fatal

Según se supo, la pesadilla comenzó poco antes de las 23 cuando la dueña de casa salió a la calle para dejar las bolsas de residuos.

En el momento que la mujer retornaba para ingresar a la casa aparecieron en escena dos sujetos quienes a los empujones entraron al domicilio.

En cuestión de segundos, los delincuentes tomaron el control del lugar y bajo amenazas redujeron a la mujer, su esposo y sus hijas.

Quien llevó la peor parte fue Roubineau a quien lo golpearon (terminó con una lesión en su mano) y sometieron a un duro hostigamiento para que entregue la mayor cantidad de dinero.

Al cabo de un rato los rufianes se hicieron de algo de plata, como así de algunos objetos de valor. También se llevaron un maletín con expedientes del profesional.

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Mario Farre, el comerciante asaltado en barrio Roma. Terminó con una herida cortante en su cabeza, producto de un “culatazo”.

Barrio Roma

En tanto, ayer al mediodía un comerciante terminó con heridas cortantes en su cabeza a poco de sufrir un asalto en su negocio de barrio Roma.

Habían pasado algunos minutos después de las 13, cuando un sujeto ingresó a la despensa Mario, ubicada en Corrientes al 3600.

El supuesto cliente cubría su rostro con un casco de motociclista y no estaba solo. Instantes después ingresó otro compinche en idéntica condición.

A punta de pistola, uno de los malvivientes obligó al comerciante a ubicarse detrás de uno de los mostradores.

“Yo les hice caso aunque sin imaginar lo que se venía”, reveló hoy Mario Farre (46) el titular del negocio.

Para no entorpecer el accionar de los cacos, Farre se inclinó al suelo, siempre dejando ver sus manos hacia arriba.

Pero el gesto pareció no conformar al delincuente que de un salto pasó al otro lado del mostrador y sin más le asestó un “culatazo” en la cabeza a Farre.

El golpe le provocó una herida cortante en el cuero cabelludo a la víctima que luego le significó varios puntos de sutura.

Herido y conmocionado por la sacudida Farre fue presionado por los delincuentes que si bien ya habían sustraído algo de dinero, le seguían pidiendo más.

Al cabo de unos segundos los rufianes se dieron a la fuga, alejándose del lugar a bordo de una motocicleta de color rojo.

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Los delincuentes que actuaron en la despensa Mario, de barrio Roma, cubrieron sus rostros con cascos de motociclistas.

El dato

Cajera

  • Otra que ayer no la pasó nada bien fue la cajera de un negocio de venta de artículos para la construcción. Ya cerraba la jornada comercial cuando dos delincuentes ingresaron al Centro de la Construcción, ubicado E. Zeballos al 3900. Exhibiendo un arma de fuego, uno de los rufianes redujo a la empleada y le sustrajo el dinero de la caja para luego darse a la fuga. Según se supo, los malvivientes serían dos menores que desde hace rato hacen de las suyas por dicho sector.