Sobre “Aurora”, la ópera patria

Recuerdos de un águila guerrera

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Durante 1943, el gobierno nacional encomendó traducir la ópera “Aurora” al castellano. La versión se estrenó el 9 de julio de 1945, y poco después, por decreto del Poder Ejecutivo nacional, se consagró “Alta en el cielo” como obligatoria para todos los argentinos en edad escolar. Foto: Archivo El Litoral

 

por Juan Pablo Bustos Thames

Quienes durante nuestro paso por la niñez y la adolescencia concurrimos al colegio o a la escuela en el turno de mañana, seguramente recordaremos el ritual que cumplíamos todos los días, antes de iniciar la actividad lectiva. El mismo consistía en el riguroso Izamiento de la Bandera, mientras entonábamos la canción patria “Aurora”.

Compartía con mis entonces compañeros de estudios esa simbólica rutina, mientras cantábamos esa canción cuya letra nunca llegamos acabadamente a entender, pero que había que entonar porque ésas eran las normas del colegio.

Mi reencuentro con “Aurora” tuvo lugar años más tarde, en ocasión de asistir a escuchar a Darío Volonté, un reconocido joven tenor argentino, veterano de Malvinas. No sin cierta sorpresa advertí que, en el programa figuraba “Aurora” como cierre de la actuación del magnífico tenor.

Al principio acepté con resignación y cierta perplejidad su inclusión en el programa, y me relajé, intentando disfrutar del espectáculo. Cuando llegó el turno de entonar la mentada canción, no sé muy bien si se trató del fervor con el cual la entonó Darío, en homenaje a sus camaradas de Malvinas, o de las reminiscencias de mis años estudiantiles, o del sentimiento patrio que los años transcurridos habían hecho surgir en mí; pero la cuestión es que su interpretación impactó fuerte en mi espíritu, y hasta admito que me llegó a emocionar.

Sin temor a equivocarme, creo que Darío Volonté significó mi reconciliación definitiva, hasta el día de hoy, con “Aurora”, la canción que hasta ese momento muchos pensábamos que había sido especialmente compuesta para acompañar el izamiento de la enseña patria.

Posteriormente, conocí que en realidad “Aurora” no se trataba únicamente de una simple canción sino que era el nombre de una ópera. El gobierno nacional había encomendado su composición para los festejos a celebrarse en ocasión del Centenario.

Nuestro compatriota Héctor Panizza (1875-1967) estuvo a cargo de componer la música de “Aurora”. Panizza era un prestigioso compositor que había estudiado en Milán y dirigió orquestas en la Scala junto con Toscanini; en el Liceo de Barcelona y en la Ópera Cómica de París, entre otros coliseos de nivel internacional.

El libreto de la composición estuvo a cargo del italiano Luigi Illica, que era famoso como autor de textos de la mayoría de las óperas de Puccini (“Tosca”, “Madame Butterfly”, “La Bohème”). La conclusión inmediata y paradójica de ello fue que la ópera patria argentina fue compuesta para ser cantada en italiano.

Se trató, pues, de un equipo de lujo y cumplieron acabadamente su cometido. La ópera se estrenó en el teatro Colón, de Buenos Aires, el 5 de septiembre de 1908 y la orquesta fue dirigida por el propio maestro Héctor Panizza. En su estreno, tuvo un éxito abrumador.

El aria principal de la ópera se conocía originariamente como “Alta en el cielo”, y tuvo un éxito tan rotundo, que los intérpretes la repetían al concluir cada actuación, a pedido del público. Esa aria, con el tiempo se transformó en la “Canción a la Bandera”, primero, y en “Aurora”, después.

La ópera trata sobre una heroína del mismo nombre y a su vez, simboliza el amanecer de una nueva nación. La acción se sitúa en mayo de 1810, pero no en Buenos Aires, donde había tenido lugar la Revolución, sino, curiosamente en la provincia de Córdoba.

En la escena, se mezclan episodios épicos de lucha entre los partidarios de la Revolución y los leales al rey Fernando VII, con un romance de fondo, en el que están involucrados el héroe de la pieza, el patriota Mariano, enamorado de Aurora, y el padre de ella, que encabeza el apego al orden colonial español.

En la ópera, aparecen mencionados Martín Miguel de Güemes y Santiago de Liniers. Si bien son personajes históricos, Güemes no se encontraba en Córdoba cuando tuvo lugar la Revolución de Mayo; y a Liniers se le otorga un papel marginal, cuando sabemos que fue uno de los principales promotores de la contrarrevolución en Córdoba.

Otra inconsistencia histórica que tiene la obra es que desata la actuación de los revolucionarios en Córdoba el mismo 25 de Mayo de 1810, en consonancia con el movimiento que se gestaba ese día en la capital del hasta entonces virreinato. Sin embargo, se sabe que en realidad, la noticia de los sucesos de Mayo llegó a Córdoba varios días después. Además, no hubo en esa época secuelas favorables a la Revolución en la ciudad mediterránea, por el accionar realista a cargo de Liniers y el entonces gobernador español Gutiérrez de la Concha, ambos luego fusilados por órdenes de la Primera Junta.

Pero existe un error histórico más importante: la famosa canción “Aurora” es entonada por un tenor que interpreta a Mariano, al final del segundo acto, el cual descubre en la imagen de un águila que sobrevuela en lo alto, con ambas alas azules, una clara semejanza con la bandera argentina; e inspirado en su ánimo guerrero, para defender los principios de la Revolución, evoca tal símil en su canto. Ahora bien; nuestra bandera fue creada recién en febrero de 1812; durante mayo de 1810 no existían ni atisbos de la misma; y mucho menos, en la ciudad de Córdoba.

Fue tal el éxito de esta canción que, con el tiempo, terminó independizándose del resto de la ópera a la cual pertenecía; y cobró vida y espíritu propio. Durante 1943, el gobierno nacional encomendó a Josué Quesada y Ángel Petitta traducir la ópera al castellano, pues hasta ese momento, únicamente se interpretaba en italiano. La versión definitiva en español se estrenó el 9 de julio de 1945, en presencia del entonces presidente de la Nación, Gral. Edelmiro Farrel, junto a su vicepresidente, el coronel Juan Domingo Perón. El éxito de la misma fue tan grande que, al poco tiempo, por decreto del Poder Ejecutivo nacional, se consagró a la canción como obligatoria para todos los argentinos en edad escolar.

La traducción tuvo sus imperfecciones, errores de interpretación, y demás imprecisiones idiomáticas. De allí que muchos no entendiéramos muy bien el sentido de la canción. Por ejemplo: “Aurora irradial” se tradujo mal del italiano “aureola irradiale”. El original aludía a la “aureola” que forman los rayos del sol al amanecer; similar a la “aureola” con la que se representa a los santos. Quería decir que esa aureola, irradiada por el sol, iluminaba al águila guerrera. En su traducción al castellano, se sustituyó “aureola” por “aurora”.

“Punta de flecha, el áureo rostro imita”: se tomó del original en italiano que reza: “il rostro d'or punta de freccia appare”. En realidad, “rostro” significa “pico” en italiano; y se tradujo sin tomar en cuenta tal diferencia. Lo que en realidad este verso quiere decir es que el pico del águila, iluminado, se asemeja a la punta de una flecha, como alegoría del extremo metálico del asta que corona a nuestra bandera.

“Y forma estela al purpurado cuello”: se ha tomado de la versión italiana “porpora il teso collo e forma stello”, que alude a los rayos del sol que enrojecen el tenso y alargado cuello (del águila) y forman el tallo del asta de la Bandera. “Stelo”, en italiano no es “estela”, sino “tallo”.

La ópera en sí culmina cuando Mariano, el héroe patriota cordobés, es apresado y llevado ante don Ignacio, padre de Aurora, y líder contrarrevolucionario en Córdoba. Aurora lo reconoce y se angustia gravemente. Un consejo de guerra condena a muerte a Mariano por traición al rey.

La noche antes de la ejecución, Aurora visita a Mariano, en su celda y ambos se confiesan sus sentimientos de amor, lamentando su desdichado y fatal destino.

De imprevisto, los amantes consiguen escapar. Sin embargo, los centinelas los sorprenden y disparan. Aurora cae herida de muerte. Por los disparos, acuden don Ignacio y varios oficiales. La heroína, moribunda, yace en el suelo y alcanza a divisar el alba que va iluminando el día que nace. Al ver elevarse el sol radiante, simbolizando la libertad, Aurora exclama: “Mirad, es la aurora. Dios la escribe en el cielo con el sol y en la tierra con su sangre”, y expira en brazos de Mariano.

El libreto de la ópera “Aurora” estuvo a cargo del italiano Luigi Illica, famoso autor de textos de varias óperas de Puccini. La conclusión inmediata y paradójica de ello fue que la ópera patria argentina fue compuesta para ser cantada en italiano.