El estado de la necrópolis / Tercera Entrega

Un relevamiento general del Cementerio

 

Muertos sin paz: el descanso eterno, alterado por décadas de abandono

Además de la crítica situación del ala sur -donde ocurrió el derrumbe de la sección 126- en el ala norte hay pabellones con notorios deterioros. La integridad estructural del oratorio principal es frágil. El Británico, cubierto de maleza.

In memoriam. El estado edilicio de la necrópolis local sigue siendo una deuda pendiente. Foto: Flavio Raina.

 

Luciano Andreychuk

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Las palomas hacen nido en las hendiduras y salen aleteando libres y en paz. Un pibe cruza como puede el vallado de alambre para dejarle crisantemos y una oración de recuerdo a la memoria de su abuelo, mientras un amigo, desde el otro lado del tejido, le alcanza agua para el florero: es más fuerte su duelo que el hecho de infringir el paso vedado hacia ese sector.

Pocas gentes caminan entristecidas por los pasillos. Cruza en lánguido pesar una procesión de familiares tras un entierro. Un hombre mayor se queja y llora porque no puede ir hasta la sección 145, con paso bloqueado, sólo para visitar las tumbas de sus padres. El olor a los dos hornos crematorios funcionando inunda hasta la náusea el aire. Palomas que aletean.

El Cementerio Municipal es ese espacio que contiene y mantiene activos los sentimientos de los vivos hacia los muertos. Añorar, echar de menos, llorar una lágrima por el ser amado que ya no está y que no volverá nunca jamás. Algo tan caro a la humanidad de los vivos como tan necesaria es la garantía de dar un descanso eterno en paz. Pero esa garantía ha sido descuidada durante décadas, por abandono y desidia.

El antes

En mayo de 2014, el intendente José Corral hizo el lanzamiento de un plan de recuperación edilicia y saneamiento financiero de la necrópolis. Asumió un administrador contable, Gastón Agramunt, y se comenzó con un operativo de cobro de nichos vencidos, que eran el 70 % del total de la necrópolis. Agramunt renunció a su cargo hace poco tiempo.

Después vino el derrumbe de la sección 126, la madrugada del 11 de enero pasado, afectando a las contiguas 127 y 128, y todo se complicó. El desmoronamiento afectó a 1.018 nichos de las tres secciones. Los restos fueron reubicados o cremados. Hoy, gran parte del ala sur sigue vallada: es la zona crítica. Pero el Cementerio tiene 10 hectáreas de extensión y en él hay más de 50 mil nichos. El mal estado edilicio es generalizado.

El ahora: sector sur

El Litoral realizó un relevamiento general de la necrópolis. Gran parte del ala sur está vallada. Las paredes de las secciones 29 y 30 -entre otras-, ubicadas antes de llegar a la 126 y apenas pasando el vallado perimetral, están sostenidas con tutores y soportes de madera. Esas secciones serán demolidas, como dio a conocer este medio en su edición de ayer.

Las estructuras se apuntalaron porque tienen rajaduras profundas en las paredes, y una profusa vegetación en los techos que genera peso. Cualquier cosa para evitar otro derrumbe. En la sección 125, antes de llegar a la 126, las vigas de los techos del pabellón se sostienen con soportes de metal, para alivianar el peso sobre el piso.

En la 126

Cruzando todas esas secciones, siempre hacia el sur, aparece el área de derrumbe: la sección 126. Ver ese pabellón que sucumbió hace siete meses es como contemplar una escena bélica. Unos obreros trabajan con taladros de alta potencia: ya terminaron de demoler una gran parte, pero aún resta la planta baja de esa sección, de la cual se extraerán los restos de 76 nichos pendientes. Eso se terminaría esta semana.

La sección contigua a la 126, la 127, ya fue demolida. No queda nada. Como la muerte, que es la nada misma. Los restos de los fallecidos que estaban allí fueron removidos, reubicados o cremados. Lo mismo ocurrió con la 128, que ya no existe.

Casi al final del ala sur, hay otros pabellones donde también las vigas de los techos están sostenidas con soportes. Todo el sector, vallado, y el público no puede ingresar a recordar sus deudos. La sección 134 también está en pésimo estado, con riesgos de derrumbes, lápidas rotas y escombros en el pasillo.

Sector norte

En el sector centro y norte del Cementerio, los pabellones siguen en mal estado, con una tupida vegetación que crece sobre sus cubiertas. En el sector de las tumbas sociales o “comunitarias” hay empleados realizando mantenimiento, cortando el césped.

Al extremo oeste, el Cementerio Británico sigue su derrotero de abandono total: se observan tumbas rotas y el yuyal alto. Ya bordeando el extremo este de la necrópolis, que da a la calle principal del Cementerio (entre las secciones 55 hacia el norte a 65 hacia el sur, entre otras) la panorámica sigue siendo de deterioro y falta de mantenimiento.

Por todo ese sector, los cielorrasos están sin revoques, hay roturas en las paredes y una profusa vegetación que nace de los resquicios de las grietas, de las paredes, de los techos de otros pabellones contiguos, y hasta de las juntas de las lápidas con los nichos. Muchas palomas anidan allí. Las palomas, que tienen la paz que los muertos no.

El dato

Oratorio

  • Por el portón de ingreso hacia el oeste y pasando los panteones centrales, el oratorio principal -vallado- muestra serios problemas estructurales. Las columnas y las bases tienen rajaduras muy profundas, al igual que la cúpula central.