Mañana se cumplen 45 años del debut de una gloria del fútbol argentino

Bochini, esa joya venerada

Fue el sábado 25 de junio de 1972, en un partido ante River. Sólo defendió la camiseta de Independiente en toda su larga carrera. Idolo total.

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Tomás Rodríguez

(Especial para El Litoral)

Se cumplirán mañana 45 años de un suceso histórico del fútbol argentino (sábado 25 de junio de 1972), el debut en Primera de Ricardo Enrique Bochini, frente a River Plate, en el Monumental de Belgrano, cotejo que ganó el conjunto millonario frente a Independiente por la mínima diferencia. Jugó 19 años defendiendo solamente la camiseta roja, demostrando su verdadero amor y pasión por el club de Avellaneda.

En partidos oficiales argentinos disputó 628 encuentros, anotando 97 tantos. Cabe señalar que, en la Liguilla Pre-Libertadores, Copa Libertadores de América, Supercopa Sudamericana, Interamericana e Internacontinental jugó 86 encuentros con 12 conquistas.

El fantástico futbolista que aportó su calidad para que Independiente en las décadas del '70 y '80 del siglo pasado, sea considerado el Rey de Copas, logró con la malla roja, 14 títulos en total; cuatro torneos argentinos y una decena internacionales (5 Libertadores de América, 2 Intercontinentales y 3 Interamericanas).

Además integró la plantilla Argentina en 1986 que obtuvo el segundo campeonato del mundo en México, aunque sólo jugó 15' frente a Bélgica, al ingresar el capitán de la blanquiceleste, Diego Armando Maradona, le dijo: “Entre Maestro y dibújela...”.

Aquellos inicios

El padre, hijo de italiano, Antonio Bochini trabajaba en un fábrica cuando el 25 de enero de 1954 nació el cuarto de nueve hijos, bajo los nombres de Ricardo Enrique. Durante los primeros años fue de guardapolvo blanco a la Escuela Nº 24 “Ricardo Güiraldes”, del barrio Villa Angus, hoy convertido en el Centro Educativo Complementario Nº 81 de Zárate, en el norte dea la provincia de Buenos Aires.

Por las tardes ayudaba a su mamá, Antonia y a sus hermanos a cultivar distintos tipos de frutas y verduras en la huerta que la familia tenía en el fondo de la casa de calle Félix Pagola al 1700 de esa ciudad.

Sus abuelos habían arribado al país a comienzos del Siglo XX, procedente de Génova, al noroeste de Italia y de Sicilia, región insular.

A los 5 años Bochini empezó a jugar al fútbol, con su amigo Coria, en la calle, en potreros, campitos, en la plaza y a los 10 fue federado por Belgrano, donde se destacaba por su habilidad y calidad humana. Con 15 años fue a prueba a Boca y regresó porque no soportaba el alejamiento de la familia, el técnico de la quinta le había dicho que no tenía complexión física para actuar en este deporte.

Sin embargo, el empresario Miguel Angel Giachello lo llevó al Rojo donde Nito Veiga (dirigió a Colón) lo puso en reserva —con edad de quinta— frente a San Martín de Tucumán, donde se lució con gambetas, talento y jerarquía.

Belgrano de Zárate lo cedió a préstamo a Independiente y vivía en la casa de Bertoni, su amigo, padeciendo problemas económicos por sus continuos viajes a su localidad de origen para visitar a la familia.

El debut

“En 1972, jugaba en quinta división afista, un día observé que estaba en la lista para concentrar con la primera frente a River, jugué medio tiempo en la categoría promocional, hice dos tantos y estuve en el banco de primera”, señaló el Maestro Bochini.

El 25 de junio de 1972, Independiente perdía 1 a 0, faltaban 15 minutos y el técnico que puso en primera al jugador más importante de la historia roja, era Pedro Dellacha, ídolo de Racing a quien todos conocían como “Don Pedro del Area”, zaguero central del seleccionado argentino.

Lo que aconteció luego fue pura gloria: un año después ganó la primera Copa Libertadores de América. El 28 de octubre de 1973 se puso la “10” para la final de la Intercontinental con la Juventus de Italia, el día de la increíble pared con su amigo Bertoni, para concederle al equipo argentino su primer campeonato del mundo mediante un golazo de notable factura, con ese encuentro selló para siempre el idilio y el amor del popular club de Avellaneda con Bochini.

La pared histórica

En 1970 Independiente inauguró con la copa del Campeonato Metropolitano, la primera de las 12 que acumularía en todo ese decenio. También se adjudicó la del año siguiente; además se consagró como único tetracampeón consecutivo en la “Libertadores de América, llevándose las copas de 1972, 1973, 1974 y 1975.

El conjunto rojo ganó la Copa Intercontinental de 1973 y se coronó tricampeón en la Interamericana, al quedarse con ese título en 1973, 1974 y 1976. Completó la vitrina el par de trofeos del Campeonato Nacional, correspondientes a las ediciones de 1977 y 1978.

La final de 1977 es la más recordada de la afición deportiva de nuestro país. En el partido de ida, habían empatado Independiente y Talleres de Córdoba, en el estadio de la Doble Visera, en un tanto, por lo que a primera vista ubicaba más cerca del título al elenco albiazul de la docta, por la ventaja de ser visitantes y computar con valor doble el tanto convertido en esa condición.

En el encuentro desquite, el 25 de enero de 1978, con un estadio de Talleres que explotaba, existía una alegría desbordante e indescriptible en los simpatizantes tallarines que aguardaban el primer éxito de un equipo cordobés en la máxima categoría del fútbol argentino, manteniendo una gran presión de una final emotiva, entre fricciones, juego fuerte por parte de los componentes de ambos equipos y fallos polémicos de Roberto Barreiro, actuando Independiente cuando promediaba el segundo tiempo en inferioridad numérica al protestar el segundo tanto con la mano de Angel Boccanelli (tres expulsados a los 74' Enzo Trossero, Omar Larrosa y Rubén Galván), otros fallos polémicos y el resultado parcial desfavorable 1-2.

Para poder alcanzar la sensacional hazaña roja, lograda con ocho futbolistas en la cancha contra 11 de su oponente, el DT Pastoriza obligó a los jugadores a seguir en la cancha.

El fantástico Bochini apareció a los 83' con todo su esplendor, en una jugada clásica de potrero, en doble pared con Ricardo Bertoni y Mariano Biondi (ingresó por el ex-Colón, César Britez), logrando un tanto fantástico colocando el marcador empardado en dos tantos y por ende conquistó el título de campeón del Nacional de 1977.

Admiración por Diego

Una verdadera admiración y devoción por Bochini demostró desde la niñez Diego Armando Maradona sobre la figura indiscutida del “10” de Independiente.

En México' 86, afirmó Maradona que “cuando ví que entraba Bochini, me pareció que tocaba el cielo con las manos, por eso lo primero que hice fue tirar una pared con él. En ese momento sentí que estaba tirando una pared con Dios”, reflexionó la estrella fulgurante surgida en “Los Cebollitas” de Argentinos Juniors y su paso por otros clubes, entre ellos, Boca Juniors, Barcelona y Nápoli y la selección de Argentina.

Baja retribución

“Luego de ganar la Copa Intercontinental en 1973, 1 a 0 contra la poderosa Juventus de Turín, en Roma, con tanto suyo, a 10 minutos de la expiración del juego; además de haber salido campeón de la Libertadores de América, 2 a 1 ante Colo-Colo, en el Estadio Centenario de Montevideo (jugaron los santafesinos Agustín “Mencho” Balbuena y Mario “Loco” Mendoza), seguía viviendo en la pensión del club que, en ese entonces, no le pagaba bien económicamente, situación que sería impensada en el fútbol actual, donde reinan las retribuciones millonarias para los integrantes de cualquier equipo que llegue a esa instancia.