En el marco de la investigación ordenada por el Papa
En el marco de la investigación ordenada por el Papa
Víctima de abusos acusa de encubridores
a varios miembros de Iglesia chilena
Redacción de El Litoral
DPA - Télam
“Errázuriz es un mentiroso, un encubridor. Vuelvo a decirlo a todos los chilenos: Errázuriz es un criminal y usted Ezzati es un cómplice de otro criminal”, dijo Hamilton a la prensa tras entregar su testimonio al arzobispo de Malta, Charles Scicluna, enviado por el papa Francisco a Chile para investigar el presunto encubrimiento del obispo Juan Barros de los delitos cometidos por Karadima.
El médico dijo que el hecho de que el sumo pontífice tuviera que encargar a Scicluna las indagaciones se debió a que “Ezzati y Errázuriz son dos viles delincuentes que son capaces de engañar incluso al Papa”.
Hamilton aclaró que el asunto sobre los abusos lo conoció el Vaticano cuando él y otras de las víctimas hicieron la denuncia a la Santa Sede.
El enviado papal, que se encuentra desde el lunes en Santiago, permanecerá en el país hasta el viernes para recoger los testimonios de quienes acusan al obispo Juan Barros y ahora a otros miembros del clero de haber presuntamente presenciado y encubierto los abusos sexuales contra menores cometidos por Karadima, sancionado por la Santa Sede a un retiro de por vida de sus funciones.
“He venido a Chile enviado por el Papa Francisco para recoger informaciones útiles concernientes a Monseñor Juan Barros Madrid”, dijo Scicluna en un breve saludo en español en la sede de la Nunciatura Apostólica en Santiago de Chile.
El prelado no respondió preguntas de la prensa, responsabilidad que asumió el vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, el diácono Jaime Coiro, quien señaló que varios de los denunciantes solicitaron que sus identidades se mantuviera en el anonimato. Algunos incluso llegaron en automóviles con vidrios polarizados para evitar ser reconocidos.
“No vamos entregar ni número de personas ni nombres (de los que acuden a ver a Scicluna)”. “Éste es un proceso de escucha. Esto no es un tribunal y no es un auditorio, es una sesión, es un encuentro”, aclaró Coiro.
El arzobispo maltés “está disponible también para recibir durante estos días y después de estos días aquellos antecedentes que quieran hacerle llegar directamente en un sobre dirigido a su nombre a la Nunciatura Apostólica”, agregó.
Scicluna llegó desde Estados Unidos, donde el sábado se reunió en una parroquia de Nueva York con el chileno Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del cura.
Barros, de 61 años, es actualmente el obispo de la diócesis de Osorno, en el sur de Chile, designado por el propio papa Francisco en 2015.
Desde su llegada al cargo, feligreses de la zona han demandado su renuncia con algunas manifestaciones en las que incluso ha tenido que intervenir la policía.
El polémico caso del obispo de Osorno, de 61 años, cobró mayor relevancia después de que acompañara al papa en todas las misas que ofició en Chile, en el marco de la gira pastoral entre el 15 y el 18 de enero pasado.
Algunos testimonios
Cuando tenía 12 años el arquitecto Juan Pablo Zañartu tuvo que confesarse varias veces con el sacerdote Fernando Karadima en la parroquia El Bosque. Recuerda que el religioso se sentaba con las piernas abiertas y él se tenía que poner de rodillas entre ellas, muy cerca del pecho del cura. Éste inclinaba su cabeza y Zañartu podía sentir la respiración del hombre en su oreja. En esa posición, el sacerdote le preguntaba si se masturbaba y qué fantasías sexuales tenía.
Su peor experiencia en El Bosque, sin embargo, la tuvo con otro sacerdote: Raúl Claro Hunneus, hijo de la destacada narradora chilena Marcela Paz, autora de Papelucho. Zañartu acusa que en dos ocasiones Claro lo invitó a su pieza, se tendió en la cama y desde allí le dijo: “Juan, ven y abrázame”.
Para lograr la reapertura de la investigación, los principales acusadores de Karadima -James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Murillo- insistieron ante la justicia sobre la existencia de antecedentes de otros abusos que este sacerdote cometió hasta 2010. En ese contexto, la denuncia de Zañartu, que judicialmente está prescrita, tiene un gran valor: fija un inicio, un punto de arranque. Y transforma los momentos atroces narrados por los denunciantes, en partes de un patrón de comportamiento perverso que se extendió en total impunidad al menos durante 50 años.
Cincuenta años en los que El Bosque y su párroco fueron considerados por el Arzobispado de Santiago y la Nunciatura, que mantenía lazos estrechos con Karadima, como un ejemplo a seguir. Mientras los fieles repletaban su templo y confiaban a sus hijos a la formación de la Acción Católica de El Bosque, en los pasillos y dependencias de la parroquia se vivían otras historias en un mundo cerrado y secreto.
James Hamilton y Juan Carlos Cruz son algunas de las víctimas de los ‘80. José Andrés Murillo y Fernando Battle, algunos de los abusados en los ‘90. Faltan relatos y testimonios de eventuales abusos cometidos en las décadas más recientes, los que, de haber ocurrido, podrían estar contenidos por un dolor y una vergüenza que están más frescos. Si en años recientes hubo víctimas, como creen los denunciantes, esos abusos no estarían prescritos y los afectados serían muchachos menores de 25 años.
El testimonio de Zañartu muestra la existencia de otros sacerdotes actuando en estos ilícitos con Karadima. Y revela una vez más la violación del secreto de confesión perpetrado por Karadima, tal como lo testimoniara Juan Carlos Cruz. Zañartu cree, por ejemplo, que lo que él le confesaba a Karadima terminaba sabiéndolo Claro y éste lo usaba para lograr sus propósitos.
El médico chileno James Hamilton, una de las víctimas de abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima, denunció que el cardenal Francisco Javier Errázuriz y el arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati son encubridores de los delitos del cura.
Fernando Karadima, eje de una seria investigación del Vaticano para determinar abusos y sus complicidades. Foto: Archivo
El enviado, internado en una clínica
El arzobispo Charles Scicluna, enviado a Chile por el Papa Francisco para escuchar testimonios sobre la vinculación de Juan Barros, obispo de Osorno, en casos encubrimiento de abusos a menores, fue internado de urgencia en las últimas horas en una clínica de Santiago por problemas de salud.
Los informes preliminares apuntan a una inflamación de la vesícula que habría comenzado durante la noche de ayer y obligó a internar a Scicluna en la Clínica San Carlos de Apoquindo.
La organización a cargo de la visita del emisario papal anunció que el arzobispo de Malta será reemplazado por el sacerdote Jordi Bertomeu, miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que estará a cargo de recibir hoy a quienes quieran dar su testimonio en la Nunciatura.
Scicluna llegó a Santiago ayer con la misión de recibir y escuchar los relatos de víctimas de los abusos a menores en el caso Karadima en los que podría estar implicado el actual obispo de Osorno Juan Barros.