Tribuna política

Gobierno de reyes

Juan José Sagardía

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Sobre nuestras crisis recurrentes en la economía no vamos a preguntarle al mundo, porqué nos pasa, lo que nos pasa.

Tenemos inflación que no sabemos controlar, tenemos un dólar que es libre pero lo controla el BCRA, hay buenas exportaciones, pero las importaciones son superiores, lo que desbalancea la cuenta corriente.

Además tenemos déficit fiscal, es decir que gastamos mucho más de lo que ingresa, y esa es la consideración que nos tienen en el mundo.

O sea, tenemos un gobierno dilapidador, con un pueblo productor y hablamos de la inflación sin decir la verdad: imprimimos sin respaldo y ese instrumento es el que genera la inflación.

Al haber inflación, todo aumenta y es como el perro que se quiere morder la cola, da vuelta y vuelta y no se sale de ese círculo.

A su vez es permanente la preocupación por la pobreza, se habla, se habla y no se le da ninguna solución. Los pobres tienen representantes para salir a la calle, hacer planteos y no trabajar; no tienen iniciativas para producir, y termina siendo el Estado el que compensa esa falta de producción. Así nos va.

Desde el Estado se pretende que los empresarios, las micro empresas, produzcan y den mano de obra y mientras el Estado subvenciona hasta el pensamiento, para que la gente no piense y vote por las dádivas. Así no se puede.

A esto hay una propuesta, señores administradores del Estado, bajen los impuestos en función de que los servicios aumentan para llegar a su valor real, ya que los impuestos eran para subvencionar a los servicios, “la lógica es que si los servicios aumentan deben bajar los impuestos”.

Nuestros administradores siguen recaudando como reyes, llevándose la ganancia de los súbditos y los mismos no pueden invertir para producir por los costos de los servicios y los impuestos y por ende no pueden dar trabajo. No hay quién use la lógica para desentrañar este combo.

Es tan difícil tomar decisiones a favor de los que producen, pero es fácil hablar de la pobreza y por esa razón seguimos teniendo déficit y haciendo política barata, lo que demuestra que la pobreza es un buen negocio político.

La política de blanquear el costo de los servicios permite eliminar los subsidios y esto debería permitir eliminar impuestos.

Propongo, eliminar el IVA a los productos alimenticios (supermercados), el Impuesto a los Combustibles, el impuesto a los Débitos y Créditos y tantos otros de rápido resultado en la clase media y de la producción.

El gobierno actual fue capaz de eliminar la existencia del dólar paralelo, eliminaron impuestos a la producción del campo y otros, y sin embargo en ese momento no se derrumbó el país... pero titubearon con los subsidios, si bien los han disminuido, no rebajaron impuestos que es lo que ahoga o presiona al que fabrica insumos y produce y por ende no puede generar mano de obra.

Hoy los señores administradores de los bienes del Estado, sean nacionales, provinciales o municipales, no practican austeridad -y si lo hacen no se nota-, como lo hicieron nuestros abuelos, todos los que gobiernan están preocupados en recaudar para gastar, el Estado no debe ser el Isidorito que dilapida, debe ser el padre que no tiene recursos y sin embargo con trabajo y sin gastar inútilmente dinero, puede superar una crisis y dar estudio a sus hijos. El Estado hace agua en educación y si no hay educación no vamos a tener futuro.

Todos critican el tema del FMI y no deja de ser un banco más, que presta y pone condiciones. ¿O acaso algún banco argentino o del mundo presta sin condiciones? Nadie regala nada... ¿Los argentinos que transfieren sus ahorros al exterior qué son, antipatria o precavidos porque no le prestan al Estado como lo hace el FMI? Lo importante del FMI es que nos indican que debemos ordenar nuestros gastos, nuestras cuentas, no tener déficit, en fin ser ordenados. O empezamos a ordenarnos o le echamos la culpa de lo que nos pasa a los demás, cuando somos nosotros los que supimos elegir a los políticos para Gobernar desde el año 1983... ¿Hay acaso alguna excepción?

Nosotros nos damos el lujo de recibir préstamos del FMI en dólares, para vender a los timberos argentinos, para malgastar en disminuir el déficit, producto de los subsidios y no lo utilizamos para lo único que lo deberíamos hacer que es dar préstamos para producir, por cuanto la producción da trabajo.

Lo que tampoco hace el pueblo del interior del país, es denunciar a los administradores para que dejen de gastar nuestros impuestos en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Si nuestra patria está fundida se debe solamente a estos dos conglomerados que nos están fagocitando desde el inicio de nuestra historia.

A los reyes que administran los bienes del Estado, se les podrá solicitar que emulen a nuestros abuelos, que araron nuestra tierra, lograron el fruto e hicieron la patria grande de la producción, del trabajo y de la inversión, ¡sin subsidios!