La ganadería que se viene

Vacas, búfalos y caballos

Federico Aguer

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Inquieto, incansable, laburante 24/7, y tremendamente emprendedor. Juan “Pocho” Broda encarna al prototipo de empresario agropecuario que gracias a su curiosidad permanente y sus viajes por otras regiones productivas, está siempre a la búsqueda de alternativas de diversificación que permitan vivir y crecer en el campo.

Radicado en la zona de San Vicente, supo crecer en hectáreas cuando adquirió un campo cercano a Angélica, en el cruce de las rutas 19 y 34, que si bien refleja suelos de Bajos Submeridionales, le significó la oportunidad de hacer ganadería. Y de la buena. En la Cabaña “Los Pedritos”, crían y venden animales Aberdeen Angus colorados, una raza que Broda defiende por sus múltiples virtudes. “Es una raza fértil, rústica y lechera, y en base a esas características fuimos seleccionando para criar en este campo. Es un campo muy difícil, que en invierno obliga a suplementar para no perder pariciones”.

Broda explica que el ciclo productivo obliga a adaptarse a las características de ese campo, pero que los resultados son exitosos. “Cuando se calostra el ternero en ese campo se va haciendo un animal rústico, y permite aplicar una selección de las vacas más lecheras, porque en el invierno cuando paren a veces el ternero no puede comer nada. Después se crían hasta el destete en esos campos, para pasar a una recría en un campo un poco mejor en San Vicente. A los 18 meses se trasladan durante unos 2 meses a un pequeño feddlot para aplicarle sanidad y para luego venderlos como genética adaptada a la zona”, explica.

Consultado sobre el tipo de animal que pide el mercado, explica que esa es una zona de mucha overa y cruza, por eso a veces se buscan toros más altos, “y uno hace distintos frames para conformar a todos los compradores”.

Ganadería a costo cero

En esa incansable búsqueda de alternativas superadoras, Broda apostó a los búfalos, especie que defiende por su capacidad de adaptación, capacidad carnicera y -sobre todo- bajos costos productivos.

“De chiquito que ando detrás del campo, me gusta mirar, abrir la cabeza. Y no quiero convencer a nadie, pero hay muchas cosas por hacer”, anticipa.

Y luego se larga a enumerar las ventajas de un animal que -doy fe- en la parrilla nos hace acordar a aquellos asados de antaño, de cuando la carne tenía gusto a carne y la grasa tenía color a grasa.

“El búfalo es un animal rústico, longevo y muy fértil. Vive en esos espartillares, criando hasta 20 terneros sin ningún problema. La vaca no puede compertir con el búfalo porque en esos campos no podría sobrevivir”, dispara. Y agrega: “es algo fuera de serie, y la gente ya se está mentalizando en el norte argentino sobre todo, donde el crecimiento es muy rápido. Hay productores que ya dejaron de lado las vacas y crían búfalos. Es un animal que hasta es capaz de competirle a la agricultura”, admite sin ponerse colorado. “En estas zonas con campos marginales se pueden criar hasta 4 búfalas por hectárea, que nos rinden unos 40 mil pesos; sin ningún riesgo y con muy poco gasto”.

Por algo, esta especie tiene un crecimiento muy superior al bovino a nivel nacional. “La comercialización ya está definida y no tiene problemas, pero yo con 60 búfalos no puedo abastecer a una carnicería. Pero el mercado está, existe, nosotros hicimos una prueba piloto en Rafaela y la gente quedó enloquecida, y en San Vicente lo saben; la carne de mamón es extraordinaria”, sostiene.

Broda aconseja venderlo al destete, cuando es mamón, porque rinde 150 a 160 kilos de carne. “Por su precocidad el macho llega a 300 kilos y la hembra 280 , y con rindes de 55 % alcanzan esa producción, que garantiza $ 10.000 por animal y uno se libera. Como no hay reposición, una búfala tiene mas vida que yo, el negocio está clarito”, asegura.

 

Angus colorado. Broda selecciona animales por rusticidad y fertilidad.